XIII: EL CREADOR

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Cuando El Vigilante se marchó en el barco y dejó a los herederos varados (de nuevo) en la costa, Karamat tuvo una idea:

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Cuando El Vigilante se marchó en el barco y dejó a los herederos varados (de nuevo) en la costa, Karamat tuvo una idea:

—El Valle de la Muerte está en Lidelse, ¿verdad? —había preguntado.

—Tenemos que cruzar el mar —aclaró Noah.

—En ese caso, creo que Avril y yo podemos ayudar.

Karamat puso un pie sobre el agua y, al frente de él, una alfombra de hielo se fue tejiendo mar adentro.

—Puedo congelar el agua y hacer un camino hacia la isla. El problema es: ¿en qué dirección tenemos que ir?

—Tenemos que esperar el amanecer de mañana —propuso Cameron—. Como no tenemos una brújula, observar por dónde sale el sol es la mejor manera de orientarnos ahora mismo. No tendría sentido viajar después del atardecer, obviamente.

Noah observó su entorno y comenzó a caminar hacia el conjunto de árboles que se erguía frente a él.

—Veré si encuentro algún animal antes que anochezca —dijo—. No tengo ganas de quedarme sin comer.

—Voy contigo —corrió Cameron hacia un lado del chico.

Mientras más se adentraban al bosque, este se volvía más espeso. El sol se estaba escondiendo, quedando apenas una hora de iluminación. Los animales nocturos que habitaban en la copa de los árboles comenzaron a mostrarse, sin ser muy provocadores.

—¿Cuál es el plan? —preguntó Cameron entre el silencio.

—No sé de qué estás hablando —contestó Noah sin detenerse a mirarlo.

—Quiero saber qué tramas. Tienes algo en mente y quiero que me lo cuentes.

—¿Por qué crees que tengo algo en mente? —continuó observando sus alrededores.

—Seamos claros, de nosotros cuatro tu magia es la menos peligrosa.

—¿Eso crees?

—Mi magia de Gravedad tiene muchas ventajas. La magia de Trastorno controla los movimientos del exterior de cuerpos ajenos y la magia de Hielo... bueno, crea hielo.

—¿A dónde quieres llegar?

—Quiero decir que tu magia lo más dañino que puede hacer es paralizar a alguien. Tienes que tener en mente alguna manera de defenderte.

—No la tengo —Noah se detuvo y agarró una rama que había en el suelo. A Cameron no le quedó más que observar cómo el chico hacia un arco con ella a su lado.

—¿Esa es tu estrategia? ¿Luchar con el arco más rústico y frágil que he visto?

—No tenemos pistolas. Necesito un arma de largo alcance.

—¿Esto te sirve de algo? —preguntó Cameron, pasándole un pequeño cuchillo.

—Esto es un cuchillo de combate militar. ¿De dónde rayos lo sacaste?

Sunshine [Herederos Mágicos #1] © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora