XXVII: ¿ERES DIOS?

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Peter observó a Noah, que se había quedado de pie frente a él, e intentó encontrar algún punto débil

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Peter observó a Noah, que se había quedado de pie frente a él, e intentó encontrar algún punto débil. El chico, por otro lado, aclaró su garganta:

—Ambos sabemos que esto no durará mucho más. ¿Ya tuviste tu diversión?

—Noah, nunca es suficiente diversión. Ya que estamos, me podrías haber dejado matar a la chica. Eso fue muy desconsiderado de tu parte.

—¿Cómo rayos te convertiste en esto?

—Mi historia no es algo que me guste contar.

Los ojos de Peter ahora mostraban, por primera vez, algo de sinceridad. Noah tomó asiento en el suelo: cruzó sus piernas y sus brazos cayeron sobre sus muslos; cerró sus ojos y su respiración se volvió más tranquila, buscando alcanzar el máximo estado de relajación.

—Supongo que este combate acaba aquí —habló Peter, encogiéndose de hombros—. ¿Te has quedado sin trucos y has decidido meditar?¿Qué me impide matarte ahora mismo?

—No te lo recomiendo pero... inténtalo.

Peter sacó un cuchillo de su bolsillo y se lanzó en un movimiento rápido hacia Noah, pero cuando estaba a punto de cortarlo, el hombre retrocedió y, con sus manos temblando de miedo, dejó caer el cuchillo.

—¿Eres... dios?

Noah no respondió, sumido en la meditación.
Incluso Peter podía decir que el ambiente se volvió más liviano por un tiempo.

—Pausaremos esto por ahora. No puedo hacerte nada mientras estás así —dijo al fin, alejándose de Noah y volviendo a sentarse en lo que quedaba del trono.

Pasaron algunos minutos sin despegar su mirada de Noah.

El chico había caído en un estado de concentración en el que cualquier cosa que ocurriera no lograría perturbar su tranquilidad; como si su mente se hubiera sumergido en lo profundo de un océano, sin poder escuchar absolutamente nada y esperando seguir descendiendo.

Luego de un tiempo, Peter notó la gota de sudor que cayó por su pecho.
Se percató que su respiración estaba más acelerada de lo normal, además de que un calor inmenso había invadido su cuerpo y, posiblemente, la habitación en sí. Volvió a mirar a Noah, alrededor de quien ahora el suelo había creado un círculo de vapor que se iba expandiendo cada vez más. El suelo debajo del chico comenzó a tomar un color rojizo, como quien funde un trozo de hierro. Noah, como si nada ocurriera, seguía en trance mientras Peter se sofocaba ante semejante temperatura.

En una esquina de la habitación, al sentir el calentamiento del suelo, Avril y Karamat despertaron adoloridos y sin apenas poder moverse. Peter se puso de pie y dio dos pasos hacia Noah, manteniendo la distancia cuando una nube de vapor comenzó a crearse en su entorno. Entre ella, el hombre logró ver la silueta del chico, que ahora se había puesto de pie y permanecía inmóvil en su lugar.

Cuando la nube fue disipándose, a pesar de seguir aumentando el calor de la habitación, Peter solo alcanzó a ver los ojos del chico, esta vez sin una gota de piedad emanando de los mismos.
Ojos intolerantes e inflexibles, dignos de alguien con una personalidad fuerte. Era como si fuera una persona totalmente diferente.

Su rostro se giró hacia los herederos que descansaban en la esquina:

—Recomiendo que dejen esta habitación —dijo, con una voz pasiva y aún más profunda de lo normal—. Una vez comience, no voy a detenerme por nadie. Si quieren vivir, ahora es el momento de salir de aquí.

Los hermanos Coxgreen, perplejos ante la nueva actitud de Noah, lograron ponerse de pie y dejar difícilmente la habitación. Noah observaba sus brazos, como quien compra un nuevo juguete, abría y cerraba su puño a la vez que movía sus piernas en pequeños círculos, evitando quedar rígido.

Entonces, el chico volvió a centrarse en Peter, que respiraba aún más deprisa, sofocado ante el abrasador calor.

—¿Muy cálido? La temperatura de esta habitación va aumentando con el tiempo. Aunque, como a mí no me afecta, estoy de perlas.

—¿Qué eres exactamente?¿Has heredado también la divinidad del dios Sunshine?

—No lo he hecho. Yo soy tu viejo y nuevo dios hasta el fin de los tiempos.

—No entiendo nada de lo que está pasando ahora mismo —confesó el hombre, asustado.

—Cuando me atacaste mientras meditaba... ¿Qué viste?

El hombre dejó su mirada vacía caer al piso, recordando las imágenes que habían llegado a su cabeza en aquel momento.

—Vi... vi muerte, mucha muerte —dijo con dificultad—. Vi cosas que no sabría cómo describir... he visto destrucción.

—Bueno, solo aquel que crea sabe el costo de la destrucción ¿no crees?

—¿A qué te refieres?¡¿Quién eres?! —gritó, perdiendo la calma.

—El nombre del dueño de este cuerpo es Noah Nyclock, pero ahora que mi verdadero poder a vuelto, este cuerpo no le pertenece solamente a él. Mi nombre antiguo es Solsticius, o como usualmente me conocen: Sunshine. Puedes arrodillarte ante tu dios, si quieres.

—No te creo. No te creo —dijo Peter en una mezcla de emociones—. Esto no es más que un truco barato para hacerme perder los estribos. No es posible que alguien tan indigno como Noah Nyclock comparta su cuerpo con la conciencia del dios Sunshine.

—A través de todos estos años, después de mi muerte y los sucesos de los Vellykket, he reencarnado en muchos herederos mágicos mediante los Tesoros —comenzó a explicar—. Mi conciencia viene junto con la magia Combustión. No es mi objetivo borrar la memoria de mi huésped, así que ambos compartimos el cuerpo a partes iguales. Noah fue inteligente: cuando la chica rubia te enseñaba modales, recordó un fragmento de mi pasado. Es normal que se mezclen nuestras mentes, pero tuvo suerte de recordar un hecho en específico: recordó el día en que fui nombrado dios. Entonces entendió que la única manera de detenerte era dejarme el total control de su cuerpo a mí.

—Entonces... ¿sí eres Dios? —preguntó, a punto de creer lo que acababa de escuchar.

—Hasta el fin de los tiempos.

Peter notó que Noah desvió la mirada por un momento y, aprovechando la oportunidad, se lanzó hacia él buscando perforar su garganta. De un manotazo, Noah incrustó a Peter en el suelo.

—Repito: he reencarnado muchas veces; he visto todo lo que se podía ver, pero nunca te había visto a ti... ¿Quién eres, Peter Oursler?

Nota de autor:Hello!!!Espero que estén bien

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Nota de autor:
Hello!!!
Espero que estén bien.

En realidad no tengo mucho que comentar aquí.
Noah y Solsticius comparten un mismo cuerpo.

Por cierto, ¿quién es realmente Peter Oursler?

Y sí, para los que se acordaron, el título del capítulo es lo que dice la niña en el capítulo 1. De hecho, el primer diálogo de "Sunshine" si no contamos el prólogo. XD

Un abrazo :)

Sunshine [Herederos Mágicos #1] © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora