Año 2820 del Calendario del Sol
El silencio dominaba los pasillos, tal vez la mayoría del castillo, pero la cocina era diferente.
Los murmullos entre los que arduamente allí trabajaban le daban algo de armonía al lugar. El jefe de cocina era, además, el cocinero preferido y confidente del rey, así que la cocina era una maquinaria bien engrasada que no detenía sus labores por nada del mundo.
El hombre, de apenas unos treinta años, dio media vuelta cuando pareció escuchar su nombre.
—¡Peter! —lo llamó otra vez Irina, su asistente—. Ya hemos terminado el lote del almuerzo de hoy. Quedan cinco horas para la cena. ¿Podemos permitirnos un descanso para hablar?
—Sabes muy bien que mi trabajo nunca acaba, amor —respondió él, que había continuado con lo que estaba haciendo.
—En realidad, creo que necesitas parar. Al menos escucha lo que tengo que decir.
Peter volvió a erguir su espalda, dejó los guantes de cocina a un lado y se recostó a la mesa que había cerca.
—Bien. Para que luego digas que no te escucho. ¿Qué tenías que decirme? —preguntó, cruzándose de brazos.
—El doctor Martens llamó esta mañana —dijo ella—. No estoy enferma, Pete... estoy embarazada.
El hombre sonrió de inmediato, alucinado por la gran noticia, y agarró a su amada en brazos, llenándola de besos y caricias.
—Sé que no hemos estado muy bien últimamente y no sabía cómo te lo ibas a tomar... pero creo que esto es maravilloso —dijo ella, descansando su cabeza en el pecho de Peter.
—Te amo tanto, Irina. No sé qué haría sin ti —confesó sujetándola.
—Nunca tendrás que averiguarlo —aseguró ella, posando un beso en la punta de su nariz y luego separándose de él—. Voy a descansar. No llegues tarde a casa que sabes que me preocupo.
—Descuida, lo tengo todo bajo control.
Peter volvió a agarrar los guantes de cocina y, entonces, sintió un estruendo. Todos en la cocina saltaron alarmados ante semejante temblor y el espantoso ruido.
—¿Qué fue eso? —preguntó Peter.
—Jefe, venga a ver —dijo una cocinera junto a una ventana.
Cuando el hombre se acercó, lo primero que vio fue la gran cantidad de humo emanando de una pequeña casa que parecía haber reventado en llamas. Esto resultaba, a decir verdad, algo novedoso.
La isla Utsik siempre había sido la máxima representación de armonía. A pesar de los conflictos que pudieran existir entre las pandillas de los bajos barrios, la ciudad era una mezcla de elegancia y respecto mutuo e incondicional.
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Sunshine [Herederos Mágicos #1] © ✓
FantasíaCon el poder de Sunshine en juego, comienza la cacería de los Tesoros del Sol. Noah Nyclock es un heredero mágico y, además, uno de los elegidos para acabar con el mal que rodea la isla Utsikt. Con más peso en su espalda del que cree, este chico y...