XVI: POR LOS PENDIENTES (Pt. 2)

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Noah terminó de evacuar al resto de los nativos y, para cuando volvió al lugar, Hasek ya no estaba

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Noah terminó de evacuar al resto de los nativos y, para cuando volvió al lugar, Hasek ya no estaba.

—¿A dónde fue? —le preguntó a Cameron, que no se había movido de su lugar desde que comenzó la batalla.

—Está allá abajo —su mirada dejó de enfocarse en el campo de batalla y giró su cabeza para verlo—. Karamat y Avril perdieron, Noah. Hasek bajó a luchar.

—¿Y tú lo dejaste?¿Es que eres imbécil? —gritó— ¿No ves que si le quita los pendientes se acabó todo para nosotros?

—No le va a quitar los pendientes —aseguró Cameron.

—Es el líder de una tribu, joder. Es un hombre común y corriente. ¡Ni siquiera puede usar magia! ¡No tiene ninguna posibilidad!

—Pensé que eras más inteligente, Noah. ¿No te olvidas de algo?

El chico se quedó en blanco, mientras rebuscaba entre toda la información que almacenaba su cabeza. Hasek llegó a un lado de Karamat, que yacía sin fuerzas en el suelo, lo levantó y lo mandó hacia su hermana. Karamat, que apenas podía estar de pie, tomó a Avril en brazos y subió por las escaleras otra vez.

Cuando llegó a la cima, Cameron agarró el cuerpo de Avril y lo acostó boca arriba en el suelo. De su bolsillo sacó una hoja verde y la pasó por la frente de la chica.

—¿Qué es eso? —preguntó Karamat.

—Hoja de Lopo: se usa para muchas cosas. Todo es curativo, no le va a hacer ningún daño.

Los ojos de Avril se abrieron lentamente y dedicó una media sonrisa a sus espectadores:

—Soy patética.

—No lo eres —dijo Karamat—. Ahora descansa —la consoló, posando un beso en su frente—. En cuanto a ti —le habló a Noah—, no pude evitar oír la conversación de antes.

—¿Cómo pudiste oírlo? No hablamos tan alto.

—Tengo un buen oído —argumentó—. Y en cuanto al tema, estoy de acuerdo con Cameron: Hasek puede hacerle frente a ese tipo sin problemas.

—¿Esto es algún tipo de broma? No es gracioso.

—Nadie está bromeando. Me sorprende que no lo recuerdes. Fue lo mismo que ocurrió en Deigh: Avril utilizó el poder de la Tabla de Amery para poder ampliar el rango de su magia y detectar a los allvariences. Cuando utilizas el poder de un Tesoro del Sol, las características en las que más sobresales aumentan aún más. En el caso de Avril, su característica más distinguible es su enorme poder mágico. En el caso de Hasek, un hombre que ha vivido toda su vida para las artes marciales, al sacar el poder de los pendientes se puede volver más fuerte físicamente que cualquier persona en esta tierra. Por supuesto que, para extraer el poder de un Tesoro, debe estar en tu posesión.

—Pero no podemos descartar que Hasek no sepa cómo extraer el poder del Tesoro —concluyó Noah y todos quedaron en silencio por un momento.

—Definitivamente estamos muertos —dijeron Cameron y Karamat a la vez.

Hasek se acercó a El Vigilante y lanzó su abrigo a un lado.
Antes que este tocara el suelo, Hasek de desvaneció y apareció frente a él. Pateó tan fuertemente su cara que lo mandó a volar hasta chocar con un árbol.

—¿Qué eres? —preguntó El Vigilante mientras tosía sangre—. Hacía mucho que no experimentaba esta sensación.

—No te perdonaré lo que has hecho. Voy a vengar la muerte de todos los asesinados hoy. Vas a sentir, a través de mí, la ira de mi gente.

—Asombroso —comentó, poniéndose de pie—. Nunca había visto a un humano moverse así. ¡Menuda velocidad! Sin duda le has sacado provecho a los pendientes. No me he presentado como debía: todos me conocen como El Vigilante, pero tú puedes llamarme Peter.

—No me interesa tu nombre, aunque me pregunto por qué me lo dices cuando nadie más lo sabe.

—Sencillo: no importa que lo sepas porque de aquí no saldrás vivo.

—Eso no es más que una amenaza vacía. No tienes manera de derrotarme, lo acabo de demostrar.

—Nunca pensé que usaría mi técnica más poderosa con un humano —comentó, sacudiendo el polvo en su hombro.

Luego, Peter tomó una respiración profunda y, cuando parecía estar en su máximo nivel de relajación, sus músculos se tensaron de golpe a la vez que su cuerpo comenzó a desprender magia desesperadamente.

—¿Qué rayos es eso? —quiso saber Hasek, intentando no ser derribado por la onda expansiva.

—Tu muerte.

Peter se lanzó hacia el nativo, a una velocidad muy similar a la del último ataque. Esta vez fue Peter quién pateó el rostro de Hasek, pero antes de que la inercia hiciera lo suyo, Peter lo sujetó y le propició un puñetazo mucho más potente en el estómago. El líder de Takaazar se inclinó ante él, pero este lo ayudó a erguir su espalda otra vez, solo para poder regalarle una ráfaga de puñetazos en el rostro que parecían ir aumentando de potencia conforme aumentaba el número de golpes.

Entretanto, la mano de Hasek apretó el antebrazo derecho de Peter de tal manera que se escuchó el hueso crujir. Peter dio un paso atrás y Hasek aprovechó el momento para recuperar la compostura.

—¿No pensaste salir ileso, verdad? —sonreía Hasek casi sin aliento.

—Es solo un hueso. No me importa. Destrózalos todos si quieres.

Peter se lanzó otra vez hacia él. Ambos habían alcanzado un nivel tan alto que los golpes apenas se podían divisar. El combate se mantuvo equilibrado hasta que una pierna de Hasek falló y cayó de rodillas.

Peter aprovechó y comenzó a pegarle una vez más hasta que el nativo cayó al suelo inconsciente.

—Realmente fue una buena pelea para ser un humano —dijo Peter entre la agitación—. Fuiste un buen rival. Lástima que no puedo dejarte vivo.

Las raíces de un árbol que había cerca agarraron el cuerpo de Hasek por las extremidades y lo levantaron para quedar verticalmente.
Luego, varias raíces se unieron para formar lo que parecía ser una lanza. Esta se posicionó en dirección al pecho de Hasek y Peter aclaró su garganta.

—Descanse en paz —murmuró.

De repente, se escuchó un disparo. La magia de Peter desapareció; las raíces dejaron caer a Hasek y volvieron a la normalidad.
Mientras, Peter se sujetaba el estómago, donde la ropa se iba tiñendo de rojo por la sangre.

—¿Quién disparó? —le preguntó Noah a Cameron y Karamat.

—No lo sé... —respondió el último.

Peter comenzó a caminar en dirección a la puerta de la entrada que había destrozado al principio. Noah intentó seguirlo, pero el cuerpo de Peter se desvaneció en el aire cuando alguien llegó a su lado.

—Escapó —entendió Cameron.

—Olvidémonos de él por un momento. En esta tribu no debería haber ningún arma de fuego —repasaba Noah—. El disparo acertó al objetivo a pesar de que quien disparó debía estar en una posición alejada: esa calidad requiere una gran experiencia. Además, la población que sobrevivió fue evacuada. Entonces... ¿quién disparó el rifle?

 ¿quién disparó el rifle?

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Sunshine [Herederos Mágicos #1] © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora