/Encantador de Omega/2

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-¿Cómo estuvo tu día? – pregunto Katsuki quitándose el saco.

-O, muy cansador. Pero luego me dieron tiempo libre y me fui con Iida a visitar a un amigo. – coloco las almohadas en su respectivo lugar. – Pero aun así, me siento agotado. – dijo acostándose en la cama.

Katsuki había terminado de desvestirse y se encontraba poniéndose su pijama, sentía a través del laso entre ambos como el omega exigía atención. Sabía que las exigencias de un omega en cinta se centraban más en mimos y protección.

-Te deben doler tus piernas. –Se sentó junto a las piernas descubierta del omega. Izuku acostumbraba a dormir con solo unos shorts y una gran camisa. Después de todo él decía que Katsuki le administraba el calor que necesitaba. –Pobre mi omega ¿Quieres un masaje? – pregunto acariciando ambos muslos.

-Por favor, Kacchan. – dijo cerrando sus ojos. –Masaje mis piernas y pies. –

Katsuki tomo una crema que estaba sobre la mesa de noche y luego de ponerse una apropiada cantidad comenzó a masajear los músculos de su pierna derecha. Izuku jadeaba satisfecho por el relajado masaje que le comenzaba a relajar los músculos. Ciertamente se sentía más agotado que días anteriores, tal vez se debía a que su omega había hecho una acción para nada humana.

-Trata de no exigirte tanto Izuzu. – dijo masajeando su pie. –Eres pequeño, no puedes hacer todo. –

-Soy pequeño pero fuerte. – dijo con orgullo.

-Pero tampoco tienes la agilidad para hacer todo. – comenzó a acariciar la otra pierna. – No eres un súper héroe. – rio mientras comenzaba a masajear su pies con calma.

-Lo sé. – susurro cansado.

-Eres un omega embarazado después de todo. – finalizo sus masajes.

La respiración calmada del peliverde se detuvo, dejando de respirar por escasos segundos. Sus latidos comenzaron a acelerarse, el omega comenzó a esparcir su aroma agrio y pesado de temor y tristeza. No esperaba esas palabras del alfa.

¿Lo estaba rechazando? ¿Lo estaba culpando?

-¿Estás enojado? – dijo en susurro. Se sentó en la cama y doblo sus piernas para luego comenzar a llorar entre sus rodillas. – Lo siento, lo siento mucho. – el sentimiento de culpabilidad y tristeza lo hacía temblar. Sus ojos derramaban lágrimas tras lágrimas. Había sido su error el no cuidarse adecuadamente, el dejar que alfa lo embarace cuando estaba inconsciente.

-No llores. – acaricio el cabello del omega. – No es tu culpa. – levanto el rostro de Izuku y acaricio las mejillas húmedas y pecosas de su omega.

-Cómo puedes decirme eso derramando las mismas lágrimas que yo. – acaricio las mejillas húmedas del alfa. –Cómo puedes pedirme no llorar cuando tú tienes el mismo sentimiento de culpabilidad hacia ese pobre cachorro. – extendió sus brazos hacia Katsuki rodeándolo por sus hombros, buscando esa contención que necesitaba. Buscando esas palabras de fortaleza que tanto quería.

-No quiero perderte. – abrazo al peliverde con fuerza. –No quiero, no sabría que hacer sin ti. – comenzó a sollozar en hombro de Izuku.

...

-Oye, Eri ha estado actuando muy extraño. – dijo Mina a la recién llegada.

Uraraka como todos los días llegaba a casa a casi nueve de la noche. Mina dejaba a Eri en la escuela y luego ella la recogía mientras esperaba que la castaña regresará. Ese era su día a día mientras esperaba que decisión tomara la niña con respecto a la adopción.

Pero durante dos días la niña llega de la escuela y se queda en su habitación, completamente en silencio y tranquila. Luego sale feliz del lugar y convive con ambas de manera normal. Uraraka a entrado al cuarto, pero no encuentra nada raro allí, y Mina la espió en una ocasión pero solo la encontró hablando sola a un muñeco. Puede ser que las sospechas de un amigo imaginario sea verdad.

-Tendrá un amigo imaginario, es común en niños de su edad. –se sentó en la mesa en espera de la cena. –Tranquila, todo está bien. –

Mina asintió más tranquila y procedió a servirle la cena. Uraraka saboreo cada bocado, realmente necesitaba esto. Las comidas de la cafetería no se comparan a las que hace su pareja, realmente quería probar algo preparado por la beta.

-¿Oye utilizaste picante? – pregunto dando más bocados.

-No ¿Por qué lo dices?- le sirvió un vaso de jugo para que acompañara la cena. –Eri y yo ya cenamos, ella realmente tenía mucha hambre. –

-No te preocupes, la pequeña debe gastar muchas energías en su escuela. – dejo el plato de lado mientras bebía algo de jugo. –La maestra me dijo que se desenvolvió muy rápido y se hizo amiga de un niño. – Mina levanto los platos de la mesa y procedió a lavarlo.

-Puedes tomar una ducha mientras que yo lavo y acuesto a Eri. – dijo comenzando a lavar los cubiertos. –Después de todo, es viernes. – dijo divertida. Uraraka se quedó confundida y salió de la cocina, cuando iba caminando por el pasillo noto de que hablaba y se sonrojo completamente.

Desde la habitación de Eri se escuchaba la suave risa de la niña, estaba preocupada de la acción de la niña con su amigo imaginario pero si él le causaba diversión no tenía problemas. Todo niño tubo alguna vez un amigo imaginario y esa etapa no dura tanto como uno pensaba. Si Eri decidía quedarse con ellas, estarían presente en el momento en el que su amigo desaparezca.

-Por fin. – susurro cansada la castaña sumergida en la tina. El agua estaba tibia, las burbujas le dejaría el aroma dulce y la piel suave. Como a Mina le gustaba. Pensar en eso la hizo nuevamente sonrojar. –Aun no me acostumbro a ello. – acaricio sus sonrojadas mejillas.

La situación era muy diferente a como había sido cuando ella estaba con la alfa. Mina había actuado bien el papel de beta con la omega, a pesar de que ambas lo habían vivido siendo dominadas por una alfa.

-¿Estoy muy feliz de la vida que llevo? –se preguntó a sí misma. Pero su respuesta fue respondida inmediatamente al ver esa linda cadenita de adornos de plástico. –Estoy más que conforme. –

La cachorra es mía.

-Ella decidirá eso. – dijo divertida por su omega. El hecho de que su omega se haya apegado al cachorro, olvidando finalmente a la alfa, le hacía muy feliz.

-O-CHA-KO.- dijo mina entrando al baño.

Uraraka trago saliva nerviosa.