/Encantador de Omega/2

18

-Ten un lindo día, Kacchan. – elevo un poco sus pies para luego besar la mejilla del alfa. Katsuki se iría a trabajar mientras que Izuku se quedaría en casa debido a que tenía que realizar algunos trámites y no era necesario estar en el hospital. Ser un doctor no solo significa estar en una sala de cirugía a cada momento, salvando vidas y conociendo nuevas historias de vida de sus pacientes. O eso le dijo a Katsuki.

Luego de que alfa finalmente se marchara Izuku fue a su habitación donde tomo un pequeño bolso de color café, metió todo lo necesario para este corto viaje y salió de casa lo más rápido posible. Como era de esperar Bakugou estaría fuera de casa hasta la madrugada, de haber estado haciendo esos papeleos en casa él se hubiera sentido muy solo. Pero ese día él no tenía papeleo, de hecho tenía el día libre y como era de esperarse Todoroki y Iida no desaprovecharía la oportunidad de iniciar las pruebas. Una pequeña mentira que era necesaria.

-Ya voy en camino. – el alfa colgó la llamada luego de que el semáforo cambio de color. Su día libre no lo desperdiciaría descansando sabiendo que la vida de su omega está en peligro, Fuyumi le tenía noticias nuevas. Y el tono de vos que utilizo para citarlo no lo tranquilizo para nada, de echo le daba a saber que habían noticias malas.

Entre ambos intentaban buscar la misma solución, solo que no tenían el mismo valor como para decírselo a la cara. Intentando ocultar todo con mentiras que sabe que pronto caerían frente a sus ojos. Y tal vez no en la mejor situación.

-A dónde vamos. – el omega comía pequeñas gomitas debido a la ansiedad que le causaba no saber las ideas que tenían ambos alfas, porque ambos habían tramado algo pero no le habían dicho nada al omega porque era muy necesario ver su reacción. –Quiero saber.- reprocho con un puchero molesto.

-Midoriya, parece niño ansioso. –dijo Shoto mirando por el vidrio retrovisor. El omega lo miro desafiante y luego simplemente suspiro cruzándose de brazos, mirando como la arboleda de ese bosque parecía interminable. No tenía idea a donde iban, pero sabía que era un bosque.

El auto se detuvo e Izuku lo miro curioso. – Debemos seguir a pie, vamos. – ordeno el alfa pelirrojo a ambos, Tenya lo seguía sin rechistar pero Izuku se quedó junto a la camioneta. Era un lugar alejado de los suburbios, en todo el trayecto no había visto ni una cabaña y por lo extenso que fue el viaje puede asegurar que están en los profundo del bosque. No podía evitarlo, estaba lejos de toda señal de auxilio solo con un alfa puro, puede que Iida este con ellos pero no le daba la seguridad que necesitaba. Estaba en sus instintos, lo sentía en su piel, no debían avanzar. Era un presentimiento muy fuerte y atemorizante que sentía.

Y lo peor de todo era que su lado omega estaba en completo silencio. En alerta, o tal vez asustado.

-¿Izuku? – el alfa peli azul lo miro confundido, ya habían avanzado unos metros pero el conocido aroma de omega no los seguía por lo que se asustó. Pero se encontró con el peliverde aferrado a un costado de la puerta del automóvil, mirando temeroso la dirección hacia donde ellos iban. Él creía que se debía a que todavía no se acostumbraba a la presencia de Shoto, pero noto como el omega miraba atemorizado todo a su alrededor. Él y Todoroki finalmente lo entendieron, el omega no se sentía seguro.

-Tal vez no fue buena idea traerlo. – dijo Shoto con dejes de preocupación. Sabía que el omega estaba con miedo cada que ellos se encontraba, llevarlo a una zona inhóspita en media de la nada no era una buena manera de demostrar seguridad para él. Mucho más estando en cinta.

-Lo siento, pero tengo un extraño presentimiento. – dijo el omega caminando finalmente hacia Iida, mirando hacia cada lado y punto del que cual podría ser atacado.

-Tranquilo Izuku, todo está bien. – acaricio los suaves risos del peliverde en un intento de relajarlo. Izuku decidió seguir el camino, pero como protección decidió llevar el espray de gas en su bolsillo para más seguridad, además de tomar de un costado a Iida para que no se aleje. Se aferraba a ese pequeño agarre en la campera del alfa como si su vida dependiera de ello. El peli azul rio por la ternura que le causo.