Las chicas como tu

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Samantha se perdió por un lado y Lena se fue rápidamente hacia el pasillo. Revisó su nuevo cuarto y nada. Lo mismo hizo con el de sus amigas y tampoco estaba allí. Trató de entrar al baño pero un grito varonil de "ocupado" le dio la respuesta que buscaba. Sólo quedaba uno. Justo la puerta por la cual se podía ver un pequeño hilo de luz rendija que separaba el piso del mueble. Lena se frenó frente a la puerta y apoyó sus oídos, no escuchó ruido alguno.

- Nada de cosas raras bajo mis narices Zor-El – subió el puño y golpeó sin prudencia. Nada se escapa del control Luthor.

Después de los golpes en la puerta, la pelinegra volvió a apoyar su oreja en la pared y esta vez sí escuchó ruidos. Eran ruidos de movimientos, una silla que se corría tal vez, también captó uno que otro paso. Por fin iba a volver a ver a la rubia.

Escuchó varios pasos y estaba lista para ver abrir la puerta, hasta que un estruendo en la sala la hizo cambiar su atención - ¡ERES UN IDOTA! – Un hombre con la boca rota en el piso le gritaba a otro – MIRA LO QUE HICISTE – la vasija que había alojado velas flotantes se había convertido en pequeños pedacitos de vidrio que estaban desparramados por el piso de la sala. Vaya saber a dónde habrán ido a parar las velas. El tipo que estaba en el piso se levantó y agarró a otro por el cuello de su camisa, estaba listo para romperle la cara de un golpe.

- Mhmm – una carraspera lo detuvo e hizo que ambos hombres y todo el círculo de personas que observaban divertidos la pelea, fijaran su mirada en la persona que tenían enfrente. Parada en la entrada del pasillo estaba Lena Luthor cruzada de brazos y con un gesto inmutable.

- Lena... digo... Señorita Luthor... Lo siento mucho – El primero de los hombres que lanzó el golpe se agachó y empezó a recoger los pedazos de cristal.

- Deja eso – ordenó Lena haciendo que el hombre detuviera su intento. La pelinegra sabía que Samantha ya debía estar en su cuarto entre las piernas de alguna mujer, momento perfecto para terminar con esta fiesta. – De más está decir que quiero que mi departamento quede vació en menos de un minuto ¿Cierto? – No hubo respuestas verbales, directamente cada persona fue tomando sus pertenencias y saliendo por donde habían entrado – Y Paul – esta vez sí se dirigió al chico golpeador, quien a y volteó a verla – No aparezcas por la oficina el lunes, ni ningún otro día – ordenó. Ups, Alguien se había quedado sin empleo.

La pelinegra sintió una puerta cerrarse y volvió rápidamente a la habitación donde estaba Kara, evidentemente la rubia había contestado a su llamado pero al no ver nadie volvió a cerrar. – Carajo – Se quejó Lena con todas las intenciones de volver a esa puerta y golpear nuevamente. Alguien frenó su intento agarrándola del brazo.

- Lena – la llamó.

- ¿Qué quieres Olsen? – la pelinegra se sacó la mano del chico de su brazo.

- ¿Yo también me tengo que ir? – preguntó tratando de sonar seductor.

La empresaria miró a Olsen, luego volvió a mirar la puerta de Kara, volvió a Olsen, volvió a la puerta y finalmente suspiró – Espérame en mi habitación – le dijo al chico finalmente.

Con una sonrisa de superioridad el chico contestó – De acuerdo. Pero no me hagas esperar tanto, no creo poder aguantar mucho tiempo – esto último lo dijo mientras caminaba hacia el cuarto sacándose su cinturón.

- Genial – se dijo Lena para sí misma – Al menos se va a pasar rápido – caminó despacio hasta la puerta de Kara por segunda vez en la noche. Levantó su puño para golpearlo...

- ¡LENA! SI NO VIENES EMPIEZO SIN TI – fue el grito de Olsen que la frenó

- Estúpido Olsen – se quejó volviendo a su propia habitación. El plan confrontar a Kara Zor-El quedaba para después.

Sem soja para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora