—¿Cuál es tu mal humor?
Miré a Álvaro como si estuviese bromeando y rodé los ojos volviendo al portátil. El se acercó a mi y de un tirón apago la pantalla robándome un gruñido.
—¿Cuál es tú maldito problema? ¿No vez que estoy...?
—Eh eh, a mi trátame con amor o no me trates —señaló—, ¿Que diablos haces ahí?
—Estoy terminando un proyecto final de estadística, es súper importante. De eso depende mi nota final.
—Ya, a lo mejor puedo ayudarte yo. Déjame verlo...
Las alarmas en mi interior se encendieron, le quite el portátil con rapidez esperando que no lo viera pero...
—Ostia... Pero tía, ¿Tú estás loca? ¿Por qué carajo dice el nombre de Jaden aquí? ¿Estás haciéndole el proyecto final?
Guardé silencio, porque verdaderamente no sabía que responderle.
Jaden y yo llevábamos una relación muy unida. Éramos... Lo suficientemente cercanos como para que yo en estos momentos estuviese haciéndole el proyecto final.
—No podía dejar que perdiese esa clase, Álvaro.
—Tía, tú no eres su madre, eres su novia. No deberías estar...
Las puertas de la cafetería se abrieron de manera dramática y exagerada. Todos miraron en esa dirección, y mientras todo el mundo veía quienes entraban, yo ya sabía con exactitud quienes eran.
Selene siempre había sido de esas chicas que llaman muchísimo la atención. A las que todos miran porque con su mera presencia hacen el lugar temblar. Así que, cuando ella entró, no se me hizo raro que todos mirasen.
Lo que si me extrañó, fue que fuera directo a mi mesa. Y me pusiera su móvil entre las cejas.
—¿Qué se supone que...?
—Léelo —me interrumpió, soltando esa orden.
Sin entender, tomé el móvil en mano y miré la pantalla. Allí, resplandeciendo, estaba un chat de mensajes. En el que, claramente, se podía ver el nombre de Jaden, y claramente, se veía los mensajes que le escribía a Selene.
Lo alarmante no eran los mensajes, oh no, los mensajes eran lo de menos.
El último mensaje que había, ese último, fue el que me dejó pasmada.
¿Acaso no me extrañas? Yo a ti si, princesa. Volvamos, volvamos a ser la pareja grandiosa que éramos. ¿Acaso no quieres eso? Volver a ser la chica del gran Jaden White. Vamos... Eres la reina del colegio y yo siempre fui el rey. ¿Los Reyes no deberían permanecer juntos?
Sí.
Yo también puse la misma cara que seguramente acabas de poner tú.
—¿Qué carajos...?
—Sé que nunca fuimos amigas, y que no te interesa lo que yo diga, pero si Jaden sigue buscándome... Deberías considerar seguir estando con el.
Y sin más, se volteó y se fue, dejándome allí pasmada con Álvaro viéndome.
Escuché como una mordida repentina resonó a mi lado. Miré a Álvaro sintiendo mi corazón quererse salir de mi pecho. Tenía las cejas levantadas mientras masticaba y me miraba.
—¿Vez? Y tú haciéndole el proyecto final...
¿Podrían matarme por ahorcarlo?
[...]
Ya casi era la hora de la salida. A penas y había visto a Vanessa durante el día, y definitivamente Selene era la persona que menos quería ver.
A ver, no tengo problema con ella. Le agradezco que me haya ayudado, que me haya contado, porque así puedo librarme de seguir siendo una cornuda.
Pero...
En la conversación que me mostró de Jaden también habían mensajes suyos. Así que, nadie se había ido de rositas aquí.
Jaden podía ser muchas cosas, pero jamás me había imaginado la de infiel. Después de todo, Selene es la que normalmente rompe sus relaciones por cosas así. Así que, imaginé que habían terminado por eso.
Tampoco acababa de entender que había pasado con Selene para hacerle estar yendo al mismo grupo de terapia de Jaden. Y eso era lo que en estos momentos me tenía tan pensativa.
¿Qué pasaba si en cada reunión hablaban y se contaban cosas?
¿Hablaban de mí?
¿El chico del grupo de apoyo sabría quién soy?
Acaso...
—¿Nena?
—Hasta que te apareces —gruñí sin darme cuenta. Jaden levantó las cejas, sorprendido.
—¿Te encuentras bien? Estás más pálida de lo usual...
—Oh si, estoy fenomenal. De hecho, ya termine tu proyecto final —le sonreí, tendiéndole los papeles.
El sonrió, acercándose a tomarlos. Una vez en sus manos, saqué el encendedor que tenía en el bolsillo y lo apegue a las hojas. La mirada sorprendida de Jaden me atacó.
—¡¿Qué mierda estás haciendo?! ¡Daniela, el trabajo! —gritó tirando las hojas al suelo, donde siguieron quemándose hasta hacerse polvo.
Lo miré, con la sangre hirviéndome.
—¿Ahora te importa el jodido proyecto final?
—Siempre me ha importado, eso lo sabes, tú...
—¿Ah si? Entonces debes tener una excelente explicación para mi mal humor.
—Nena, de verdad que no entiendo porque estás molesta, pero podemos arreglarlo.
—Ya, bueno, ve buscando quién te haga el proyecto. Ya sabes, porque ya lo perdiste.
—¿Qué? Pero es que, nadie sabe de que trata y pues...
—Supongo que ya que Selene y tú son tan amigos, podrías pedirle ayuda a ella. ¿O no?
Y entonces, con la mención de aquel nombre, vi como la piel canela de Jaden White se tornaba un tono pálido y su expresión cambiaba a una de nerviosismo y pánico.
Ahí fue cuando supe, que la persona que conocí, el chico del que me enamoré, no era el mismo que estaba delante de mí en ese momento.
Porque supongo que jamás lo conocí.
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Forever | Libro I
RomanceDaniela Black y Jaden White habían hecho una promesa. ¿Quieres saber cuál? Ambos prometieron que su historia sería... Para siempre. Que su enamoramiento sería uno como esos de las películas, que su legado quedaría marcado con los años y se sabría...