24: La discusión

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—Entonces... ¿Estás drogándote?

Rodé los ojos, negando.

—¿Tú crees que estaría aquí contigo si estuviese drogandome?

—No lo sé. Tal vez influye en tus ganas incontrolables de tenerme cerca de tuyo.

—Tu ego es un asco —me burlé—, ¿Qué pasó esta vez? ¿Quién dejó a quién y porqué?

Álvaro esbozo una sonrisa ladina, de esas que siempre da cuando está harto del mismo tema.

Le entendía.

La misma historia de siempre con Vanessa ya le tenía harto. No cabía dudas en que él estaba más que dispuesto a formalizarse con ella, ser una pareja real y salir fuera del colegio, al mundo real, donde todos vieran la chica increíble que tenía al lado. Pero eso no era lo que Vanessa quería. Vanessa vivía bajo la terrible mirada de su familia, quienes jamás aceptarían que estuviese con un chico como Álvaro. Y exactamente por eso, ella no le permitía siquiera llamarle fuera de la secundaria.

—La misma historia de siempre —contó con melancolía—, Me gustaría que las cosas fueran diferentes.

—Dale tiempo, tal vez la historia sea diferente —murmuré.

—¿Qué hay de ti? ¿Qué ha pasado con Jaden?

—Estamos juntos o eso creo.

El enarcó una ceja, viéndome.

—¿Crees? Perdóname Danny, pero si tienes que convencerte de ello entonces no es verdad.

—No sabría explicarlo —suspiré—, Jaden es el mejor del mundo y al mismo tiempo es el peor.

—Ese tipo de personas son las que más te joden —respondió sencillo—, Un par de discusiones bastan para que acabe manipulándote y haciendo de ti lo que se le dé la gana.

—No es así.

—Si lo es, lo he notado, es...

—¿Daniela?

Ambos miramos a Vanessa, que estaba viéndonos con desconfianza. Le di mi mejor sonrisa a boca cerrada, poniéndome de pie, lista para irme de allí y dejarlos solos.

—Nos veremos después, idiota —le sonreí a Alvaro, limpiando mis pantalones antes de empezar a caminar—, Es bueno verte Vanessa.

—Igualmente Daniela.

Salí de allí con el corazón latiéndome a toda máquina. Haber perdido a Vanessa era de las peores cosas que me habían sucedido. Ella era mi mejor amiga hace tantos años que jamás me imaginé que escogería bandos y me dejaría de lado, pero así fue. No la juzgo, todos hemos pasado por esa estapa de aceptación que tanto nos costaba.

Recuerdo muy bien las millones de conversaciones que llegamos a tener, esas donde me contaba que le gustaría llegar a ser parte del grupo de populares. Pasarla bien con ellos y tener un estatus igual de reconocido que el de Selene.

—¡Basta ya de mentirle! ¡Decídete de una buena vez, ella o yo!

—¿Crees que es sencillo? ¡No puedo, Selene! ¡No puedo!

Aquellos gritos me habían sacado de mis pensamientos. Se suponía que todos estuvieran en clase, a excepción de Álvaro y yo, que nos lla ingeniamos para convencer al rector de que teníamos trabajo pendiente que hacer, aunque la verdad es que ni siquiera vamos en el mismo año.

—¿No puedes? ¡Por favor, Jaden! ¡No es complicado, es muy sencillo! ¡Escoge a una! ¡Esto no es un polyamor o una estúpida telenovela! ¡No puedes tenernos a ambas! ¡No somos tus juguetes...!

Forever | Libro I Donde viven las historias. Descúbrelo ahora