18: Dos por uno

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—Sigo sin creérmelo. Estamos hablando de Jacob, Daniela. ¡Jacob! —señaló—, Es como decir que Justin Bieber sigue enamorado de Selena pero está con Hayley. Es...

—Ileane —la interrrumpí—, Tus comparaciones no ayudan.

—Perdón —susurró—, Es que no me lo creo. ¿Segura que no te lo imaginaste?

—Estoy segura. De hecho después hablamos como si nada y me dejé de sentir incómoda, pero después nos fuimos y no pudimos hablar más...

—¿Y tú papá le dijo algo?

—No lo sé.

—Oh chica, estás...

—¡Mierda! —grité lanzándome a la parte trasera del auto.

Ileane frenó de golpe, consternada por mi arrebato.

—¿Qué carajos te pasa?

—¡Ese es el auto de Jake! ¿Qué diablos hace en la secundaria? —grazné con la cabeza pegada al suelo del auto.

Vi como Ileane se removió en el asiento, y entonces, se escuchó como contuvo la respiración.

—Joder tía, tú estas jodida.

—¿Cómo voy a entrar sin que me vea?

—Va a verte tarde o temprano. Solo hay... Que fingir que no lo vimos y ya.

—¡Oh genial, tú apoyo es magnifico! —ironicé.

—¿Y qué diablos quieres que te responda? Es mejor verlo ahora a que de la nada Jaden se aparezca y...

—¡Cállate!

Ileane aparcó la camioneta a un lado del aparcamiento, y yo, espantada, levanté la cabeza con pánico.

—Te vez como una psicopata —señaló ella.

—Gracias —bufé, bajándome del auto.

Miré a todos lados en busca de alguna señal de que Jaden estaba cerca. Miré donde normalmente aparcaba el auto Álvaro y suspiré cuando noté que no estaba.

—De acuerdo, no veo a los chicos por ningún lado así que, es momento de irnos rápido antes de que nos vean.

—Corrección, que te vean a ti. A mí nadie me quiere ver.

—Oh, cálla...

—¡Daniela!

—Te jodiste.

—¿Eh?

Me voltee, la mirada de Jake pegada a la mía, caminando hacía mí con la mirada de todos pegada en él y la manera en la que caminaba hacía mí. Seguro y decidido.

—Jake... —murmuré.

—¿Ćómo estás? —preguntó acercándose a mí.

Me rodeó con sus brazos, levántandome del suelo en un abrazo fuerte. Yo estaba congelada en mi posición.

—Eh... Bien.

—Genial —respondió dejándome nuevamente en el suelo.

—¿Qué haces aquí? —intenté sonar lo más amigable posible, Jake sonrió.

—Iba camino a mi secundaria y recordé que dejaste esto en mi auto ayer —me mostró mi collar, aquella cadena fina de color plata que mamá me había regalado hace un año ya.

La letra de mi nombre colgaba de ella, él extendiéndola hacía mí.

—¿Por qué no me la diste en casa? —me atreví a preguntar, sin importar que Ileane estuviese viéndolo todo tras de nosotros.

Forever | Libro I Donde viven las historias. Descúbrelo ahora