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Como todo en la vida, la situación evolucionó.

Mi relación con Jaden se convirtió en una más cercana que siéndoles honesta, me preocupó bastante.

Ya era usual que Alváro y el se nos unieran a Vanessa y a mi en el almuerzo. Incluso en periodos libres y hasta en salidas al cine y a comer. El grupo de dos pasó a convertirse en uno de cuatro. Mientras más tiempo pasábamos juntos, más me convencía de que Jaden tenía millones de cosas escondidas bajo su faceta de chico popular y atractivo.

Selene seguía siendo la misma, viéndome mal en los pasillos y pasando de mi siempre que podía. Las trillizas igual y ni hablar de los demás del salón.

Jaden y yo no habíamos vuelto a besarnos. Seguíamos siendo amigos, y el obviamente seguía intentando que yo cayera en lo que él llamaba "sus encantos". Pero yo siempre me hice la cara dura, sin dejarme intimidar por sus coqueteos.

Al final me acostumbre a eso, a ese usual coqueteo bromista que me dio por meses siendo mi amigo.

Pero entonces, un día, especialmente, una mañana, todo cambió. Todo dio un giro drástico que convirtió todo en algo más complicado.

—¿Daniela?

—Ya estoy casi lista —avise saliendo del baño ajustándome la corbata. Entonces los ojos de mamá conectaron con los míos, helándome la sangre.

—Tú papá quiere que bajes las escaleras y vayas donde el, está en su oficina —señaló.

—¿Todo está bien?

—Un muchacho vino preguntando por ti.

Y entonces sentí como el flujo de la sangre dejo de fluir por mi cuerpo. Las venas dejaron de traspasar líquido. Los pulmones dejaron de funcionar para enviar oxígeno. Mi corazón se detuvo en un mini segundo, dejándome completamente inmóvil y tensa.

Mis ojos eran un poema, y ni hablar de mi piel erizada y nerviosa.

—¿Qué muchacho?

—Dice que era tu novio. Un tal... Jordan.

Eso bastó para que yo saliera disparada escaleras abajo. Directo a donde mi padre.

Abrí la puerta sin tocar, completamente asustada y nerviosa. Mi respiración agitada y rápida por la euforia del momento.

—¿Jordan? —pregunte incrédula viéndolo ahí de pie, delant de mi padre.

Papá tenía la mandíbula tensa al igual que los hombros y prácticamente todo el cuerpo. Sus ojos verde aceituna me miraron para terminar de ponerme nerviosa. El terror de que Jordan haya dicho algo que no debe me mató por dentro.

—Danny —suspiró el chico viéndome, papá soltó un gruñido que hizo que el bajara la mirada directamente al suelo.

—Daniela, ven aquí —exigió mi progenitor.

Camine hacia el, deteniéndome a unos pasos de sus zapatos deportivos. Tome aire y con la poca valentía que me quedaba, lo miré. Su ceño fruncido me recibió.

—¿Por qué mierda, este muchacho se ha atrevido a venir a mi casa, saltar el bendito portón, subir por el jodido árbol del patio trasero, y intento meterse en tu habitación?

Abrí la boca para responder pero, no tenia respuesta. Yo no tenía idea que Jordan iba a hacer una locura como esa era...

—No puedo creer que hayan sido tan estupidos de haber planeado algo así —gruño mi padre en molestia—, ¿Es que ya habías venido antes?

Forever | Libro I Donde viven las historias. Descúbrelo ahora