Normalmente cuando una persona sufre de ataques de pánico y/u ansiedad, se limita a contarle a las personas sobre esto. Debido a la vergüenza o el temor a ser juzgados. Que Álvaro me contara sobre sus ataques fue algo que no me espere jamás, y mucho menos pensé que sería yo quien lo calmase.Después de aquella escena en la secundaria pasaron muchas cosas.
Lo primero fue que me enteré que teníamos un examen de álgebra que me prometía un cero seguro.
Lo segundo fue que Vanessa y Jaden se habían ido, solos.
No entendía, ni siquiera sabía que mierda estaba pasando.
Solo se que cuando Álvaro y yo subimos las escaleras y llegamos al lobby, ninguno de los dos estaba allí. Y era raro, porque normalmente avisaban si iban a irse a otro lado. Así que lo más normal que se me ocurrió fue... preguntarle a Selene.
Ella estaba allí, hablando con sus amigas animadamente mientras que yo me acercaba a ella, con Álvaro detrás viendo todo con precaución.
—Selene —llamé, sus ojos cafés me miraron dudosa—, ¿Podemos hablar un segundo?
Ella asintió y para mí sorpresa, se alejó de sus amigas caminando conmigo hacia otro lado. Los nervios me tenían jugándome con las pulseras de la mano. Suspiré, viéndola. Ella enarcó una ceja, escaneándome.
—¿Quieres saber donde están?
—Eh... Am.. Sí.
—Se fueron, a eso de las tres y media. Muy risueños de hecho. Se fueron directo a la panadería del parque. Habían dicho algo de irse a comprar unas Red Bull o algo así.
Fruncí el ceño.
—¿Red Bull? Pero si Vanessa no bebe esas cosas.
—Eso fue lo que le dijo a Roxanne tras salir de Álgebra. Lo hubieras sabido si no hubieras faltado a las clases de hoy.
Apreté los labios y baje la mirada.
—Tenía cosas que hacer.
—¿Con Álvaro? Ya. Lo que te digo es que debes tener cuidado, o al menos disimular un poquito más. No vaya a ser que te jodas con Vanessa o Jaden. Aunque, ellos parece que van por el mismo camino.
—Vanessa jamás se metería con Jaden —la detuve—, Es mi mejor amiga.
—Tu también eres su mejor amiga, y te vi saliendo del baño de chicos con Álvaro. Tomados de la mano.
Trate de disimular el pánico que eso me produjo pero la verdad que era complicado. Álvaro y yo habíamos salido así de allí porque las manos no le paraban de temblar y la única manera que conseguí fue esa. Esa imagen se prestaba para muchos malos entendidos. Y el hecho de que Vanessa se enterara y pensara mal era...
—Ten cuidado Daniela, las paredes escuchan y yo no soy la única que sabe de Álvaro y tú.
Y sin más de alejo dejándome allí, completamente perdida.
Álvaro llegó a mi cuando la vio irse con sus amigas. Con el ceño fruncido y la mandíbula apretada.
—¿Qué pasó?
—Ella... E-Ella... —maldije en mis adentros y suspiré. La mirada preocupada de Álvaro solo me ponía peor—, Ella nos ha visto, saliendo del baño tomados de la mano.
—No estábamos haciendo nada malo, es ridiculo.
—Ya, pero no es lo que los demás creen. Esa escena se presta para muchas cosas.
—Pues tú y yo sabemos la verdad. Es lo que importa.
—¿Y qué hay de Jaden y Vanessa? Cuando se enteren se pondrán furiosos ellos...
—Te recuerdo que Jaden no puede reclamarte nada porque son solo amigos. Y bueno, si lo vemos así el único que puede meterse en problemas soy yo.
—Tienes que decirle a Vanessa, es la única manera.
—Ni loco —negó finalmente, abrí los ojos como platos—. No puedo decirle.
—Van a pensar que estábamos haciendo guarradas en el baño. ¿Es que quieres perderla? ¡Se va a enojar muchísimo conmigo!
—Prefiero que piense eso a que se dé cuenta de proyecto que tiene por novio. ¿Es que no vez que cuando lo sepa me odiará?
—Ella no va a odiarte —le aseguré.
—No importa, no le diré —negó—, ¿Dónde están? Ella y Jaden, digo.
—Selene dijo que se fueron a la panadería del parque. A comprar unos Red Bull o algo así. Deberíamos buscarlos, seguro que cuando los veamos podemos hablar con ellos antes de que los rumores les lleguen.
—No creo que sea buena idea —frunció el ceño, le miré con las cejas enarcadas—, Hay rumores de a lo que van las parejas a la panadería del parque, Danny. Y no creo que quieras averiguarlo.
—¿Rumores?
—Ajá. Creo que deberíamos tomarnos el fin de semana para pensar. Solos, sin ellos.
—Pe... Pero si es que... Pero Álvaro, Jaden y Vanessa jamás tendrían algo. Es ridículo, ellos...
—Daniela, confía en mí. No quieres ir allá.
Tras esas palabras mi cabeza empezó a dar vueltas pensando en lo que posiblemente podían estar haciendo. Dudaba que Vanessa se atreviese a hacer algo como aquello. Era ridículo. Ninguno de los dos harían algo así. Yo confiaba en ellos, más de lo que quería admitir.
Pero también confiaba en Álvaro.
Y si tenía razón, yo no quería descubrirlo ahora.
Después de eso, me fui a casa. Papá fue quien me recogió, haciéndome un centenar de preguntas sobre la escuela. Le conté sobre mi examen y nos distrajimos hablando sobre eso. Pero igual mi mente seguía pensando en lo que Jaden y Vanessa fueron a hacer a la panadería.
Cuando llegue a casa me volví loca debatiéndome en sí debería llamarlo o no.
¿Y si no respondía?
Nosotros estábamos bien, no hay razón para no responder.
Así que lo llamé.
Y el teléfono sonó, y sonó, y sonó.
Pero Jaden no respondió.
Hice lo mismo con Vanessa, y tampoco respondió.
Entonces no me quedo de otra, y llamé a Álvaro. Con el corazón en la garganta.
—¿Bueno?
—Álvaro... —murmure, mi voz cortándose en el proceso.
—Yo también llamé. Ninguno respondió.
Y eso me termino de asustar.
—¿Crees que ellos...?
—No lo sé.
—Joder...
Esa noche no pude casi dormir. Me sentía ridícula. Usada. Lastimada y...
Sin razón alguna.
Jaden no era mi novio. No tenía porque influirme tanto lo que haga o no. Y eso me asustaba. En ese instante, me había dado cuenta de que me estaba enamorando de Jaden. Y eso no debía ser. Porque nosotros no podríamos estar juntos ni aunque quisiéramos.
Solo sentía que debía... Explotar.

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Forever | Libro I
RomanceDaniela Black y Jaden White habían hecho una promesa. ¿Quieres saber cuál? Ambos prometieron que su historia sería... Para siempre. Que su enamoramiento sería uno como esos de las películas, que su legado quedaría marcado con los años y se sabría...