—¿Crees que debería hablar con ella?—Es tu amiga, no la mía, la conoces mejor que yo.
—Jaden —me quejé mientras él rozaba su nariz por mi nuca—, Estoy hablando enserio.
—Yo tambíen.
—A veces siento que te odio —bufé—, ¿No entiendes que necesito una opinion?
—Ya te la di, es tú decisión si ir o no.
—Creo que le hablaré luego. Tal vez podamos resolver las cosas...
—Lo que dije —respondió Jaden sonriente.
Aquella mañana, papá me había llevado a la secundaria. El camino fue tenso y tedioso. Cuando bajé del auto, aquel alivio de relajación me llenó el cuerpo entero.
Llevaba días pensando en hablar con Vanessa. Mi mejor amiga de hace siete años y yo teníamos que arreglar las cosas. No podía permitirme seguir molesta con ella, y tampoco podía dar nuestra relación por perdida.
Así que, cuando Jaden entró a la clase de deportes, y yo tuve una hora libre donde casualmente ella estaba sola en la cafetería, me acerqué con la intención de hablarle.
Aquellos ojos mieles que tanto conocía me miraron desde la lejanía de la cafetería. Me senté delante suyo con seguridad y le ofrecí el batido de fresas que le gustaba. Ella estaba confundida, y sobre todo, miró a su alrededor para cerciorarse de que nadie nos estuviese viendo.
Aquello me desconcertó, pero de igual manera no me rendí.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó.
—Sé que no estás de mi parte, que estás enojada conmigo y que...
—Daniela —me intentó interrumpir.
—No. Déjame terminar.
—Pero, Danny...
—Soy tu mejor amiga, ¿De acuerdo? Y, por más que odie que no me apoyes a mí y que si lo hagas con Selene yo...
—¡Daniela!
—¡¿Qué?!
—Tu papá está ahí.
La sangre de mi cuerpo dejó de fluir cuando aquellas palabras abandonaron sus labios. Me voltee, con el espanto decorándome la cara.
Efectivamente, allí estaba papá.
Su usual aura que intimidaba a todos fue lo que hizo que el ambiente se tornara tenso. Igual que la manera en la que su ceño se funcía, y como miraba todo a través de sus gafas de sol. Vestía una camiseta blanca simple de manga corta, resaltando los tatuajes de su brazo izquierdo y los pocos del brazo derecho. Sus cejas castañas lucían fruncidas encima de las gafas, y la clara postura defensiva gritaba peligro a la lejanía.
Me acerqué a él con rapidez.
¿Qué diablos hacía aquí? ¿Qué quería? ¿Qué...?
—¿Papá?
—Danny —saludó con tono extraño—, ¿No deberías estar en clase?
—Mi profesora se ausentó. Qué... ¿Qué haces aquí?
—Vine a comprobar una cosa —murmuró—, ¿Dónde está ese novieito tuyo que tanto te tiene sonriendo?
Me puse pálida.
—¿Q-Qué?
—Quiero conocerlo, supongo que es un chico bueno de esos que usa gafas de sol y...
Dejé de escucharlo cuando la puerta de la cafetería se abrió.

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Forever | Libro I
RomanceDaniela Black y Jaden White habían hecho una promesa. ¿Quieres saber cuál? Ambos prometieron que su historia sería... Para siempre. Que su enamoramiento sería uno como esos de las películas, que su legado quedaría marcado con los años y se sabría...