7: Caer

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Te sientes mejor? —preguntó viéndome, el dije de preocupación seguía ahí, vigente.

—Si, gracias.

—Debiste decirme, Danny —murmuró—, Pude haberte ayudado desde mucho antes.

—Alváro, tú no puedes solucionarlo todo. Esto era una cuestión familiar, no podías meterte y...

—No, pero si le podía haber ido a partir la cara al cabron de Jordan por haber abierto la boca demás y decir toda esa mierda. Vamos, Danny, te jodio la vida.

—No me jodió la vida —murmuré esta vez yo.

—Escucha, estoy para apoyarte. ¿De acuerdo? Pero no puedes pretender que ahora cada que me menciones a tu papá ande con una sonrisa en el rostro porque no será así.

Y yo lo sabía y lo entendía muy bien.

Mi mano fue a parar en el morado de mi brazo, aún dolía.

—Ese hombre te golpeó de una manera que jamás en la vida pensé verle a ninguna chica —dijo como si le hablara a un espejismo—, Me da pánico pensar que pudo haber hecho si te pillaba con Jordan en la habitación.

Me estremecí de solo pensarlo.

—Si en algún momento me necesitas sabes que correré directo a donde estés. ¿Lo sabes, no?

—Lo sé, y te lo agradezco mucho pesado —dije para intentar bromear pero el solo me dio un asentimiento lento.

Le sonreí de la mejor manera que pude.

—¿Cuándo piensas preguntarle?

El levantó las cejas y sonrió ladino.

—Ha habido problemas estos días que no estuviste.

—¿Problemas?

—Si, su... Su primo nos vio la semana pasada en la cafetería tomados de la mano y fue a con el chisme donde su familia. Su abuela no nos quiere juntos, probablemente ahora la esté pasando mal por mi culpa —admitió.

Enarque las cejas.

La realidad del caso es que Vanessa si la tenía complicada. Para ella sería muy difícil poder mantener una relación con Alváro. Desde el principio, su familia se ha entrometido en todo lo que ella hace. Cuando comenzó a interesarse en los chicos fue un dilema aún más grande. Al vivir con su abuela, Vanessa debía seguir las órdenes de esa estricta mujer. Y por la desgracia de todos, Harper es una señora que quiere mantener el control sobre todo y todos. Específicamente sobre Vanessa. Así que, si Vanessa le decía sobre Alváro, lo más probable sería que no lo aceptase.

¿Por qué? Bueno, Álvaro no es el estereotipo de chico que Harper quisiese para Vane, eso está más que seguro. Con solo mirarle los rulos rubios, los braquets y la manera de vestir, a esa mujer le daría un infarto. Alváro tenía un estilo urbano y despreocupado. Unos días podría aparecerse con unos vaqueros sueltos casi llegándole al muslo y dejando ver sus bóxers y prácticamente todo su trasero. Y otro día podía ir con camiseta regular y pants. Era impredecible y salido de la zona de confort de cualquiera.

—Te daría algún consejo pero la verdad no tengo ninguno —admití—, Esa mujer me odia hasta a mi.

—¿Te odia?

Asentí.

—La abuela de Vanessa me conoce desde que estábamos en quinto grado y aún así jamás le he caído bien.

—¿No sabes porqué?

—Ni idea.

Alváro asintió y la conversación se quedó ahí, pendiente. Entonces la campana resonó avisando que tenía clase. El se puso de pie y me miró por un instante antes de tomar su mochila y colgársela al hombro.

—¿Vas a estar bien?

—Estará bien —respondió una tercera voz.

No me sorprendí cuando lo vi caminando hacia mi con esa seguridad que lo caracterizaba. Jaden me sonrió al verme y yo hice lo mismo, ese era algo así como nuestro extraño saludo.

Alváro rodó los ojos y tomó su mochila colgándosela del hombro y viéndonos, tras ver que Jaden se sentó a mi lado, dio media vuelta y empezó a caminar, alejándose.

—Te veré a la salida —le dije, el aunque estaba de espaldas, murmuró un "mjum" y siguió su camino directo a lo que supuse era biología.

—¿Cómo estas?

Una mueca salió desde lo más profundo de mi ser.

—El hecho de que me pregunten eso ahora cada dos segundos me estresa —respondí—, ¿Podrías al menos tú tratarme normal? —pedí.

Jaden sonrió y murmuró un lo siento.

—Se te echó de menos en matemáticas.

—Oh, vamos. Esa señora no me extrañó para nada, y yo a decir verdad no extrañé el pre calculo.

—Yo si te extrañé —admitió viéndome. Algo dentro de mi estómago se removió.

—Solo fue una hora.

—Se sintió como una eternidad.

—Que cursi eres —bromeé, el se encogió de hombros.

—Me gusta ser cursi cuando se trata de ti —murmuró tomándome del mentón. Solté un suspiro inconscientemente cuando sus labios estuvieron a centímetros de los míos.

—Prometimos no volver a hacer esto —murmuré.

—Recuerda el trato —murmuró igual.

—Se suponía que sería solo para molestar a Selene y ella no está aquí. No tenemos porque...

—¿Qué si te dijera que lo quiero hacer, y no por molestarla? —susuró—, Quiero besarte porque mis labios me lo piden desde hacen semanas.

—Jaden, no podemos...

—¿Lo amas?

—¿A quién?

—A Jordan.

—No —ni siquiera titubee.

—Entonces eso es todo lo que necesitaba escuchar —murmuró.

Sus labios estuvieron sobre los míos en menos de lo que pensé. Un jadeo se me escapó cuando sentí el movimiento lento y necesitado. Como si quisiera guardar en su cabeza cada uno de esos toques. Sus labios y los míos, moviéndose al compás.

Sin poder evitarlo enrosque mis manos alrededor de su cuello y el puso las suyas en mi cintura. Un cosquilleo se instaló en mi abdomen cuando su mano empezó a hacer una caricia suave en mi cadera.

—Joder, extrañé besarte —jadeo al separarse.

—Yo igual —admití en voz baja.

—Quiero salir contigo.

Abrí los ojos como platos y prácticamente lo empujé.

—¿Acaso estás demente?

El sonrió, esa sonrisa segura y llena de egocentrismo que siempre lo caracterizaba.

—No, no lo estoy. Voy a convencerte de salir conmigo, ya lo verás —señaló.

—¿Cómo? —pregunté con el mismo tono de broma que el tenía.

—Puede que a besos —sugirió apegándome a él de nuevo, solté una risita ridícula.

—No creo que los besos funcionen tanto, es algo que...

—También con comida.

Cerré los ojos de golpe cuando me beso de nuevo. Y yo, como era de esperarse, le correspondí con rapidez.

¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué dejaba que siguiera eso?

Joder, estaba cayendo por Jaden White.

Forever | Libro I Donde viven las historias. Descúbrelo ahora