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Oh, el destino es maravilloso cuando uno quiere, ¿Verdad?
La moneda había caído en cara, por lo que significaba que Tenya te llevaría a tu casa.
Te despediste de tu amigo Inasa con un fuerte abrazo, para no hacerlo sentir menos.

- ¿Lista?

Preguntó el de anteojos, agachándose un poco para que pudieras subirte a la espalda de él. Tú asentiste y tomaste las cosas de ambos, cargando con una mochila enfrente y otra atrás tuyo. Procediste a subirte a la espalda de el chico.

- Te tomaré de las piernas, solo para más seguridad, ¿Está bien?

Habló el chico, a lo que asentiste, claro que no ibas a tener problemas con que se preocupara de tu seguridad.
Sentiste como sus manos sostenían tus muslos, un color carmesí se presentó tus mejillas, y no solo en las tuyas, sino que también en las de él.
Cruzaste tus brazos alrededor de su cuello como pudiste.

- ¿Ya?

Preguntó otra vez, a lo que lo abrazaste con más fuerza, dándole la señal de que estabas lista. Y en un abrir y cerrar de ojos, sentías la brisa de el viento chocar por toda tu cara a gran velocidad.
Cerraste tus ojos y cubriste tu rostro entre el hombro de el chico y tu brazo, para que ninguna cosa te golpeara en el rostro. Y también para que no tragaras otro bicho.

Pasó un buen tiempo, hasta que de la nada el chico se detuvo.

¿Ya llegamos? Que rápido que fue, es increíble el kosei de los Ingenium.

Pensaste, para luego quitar tu cara de el hombro de él chico.
Un clima oscuro y lluvioso se presentó enfrente de tí, te sorprendiste, pues hoy no estaba pronosticado esto.
Al parecer Tenya se percató de la lluvia antes y se puso bajo una galeria para que no se mojaran... Pero, tu no sentiste las gotas, y tampoco le veías sentido al porqué frenó.

- ¿Estás despierta?

Soltó de la nada, por tu parte, golpeaste de forma leve su pecho dos veces, dándole a entender de que si lo estabas.

- ¿Puedes acomodarme los anteojos?

Preguntó, asomaste un poco tu rostro y moviste tu brazo. Se los acomodaste, y luego moviste tu cuerpo hacia atrás, dándole a entender de que querías bajar. El se agachó un poco y te soltó.
Te posisionaste a su lado, observando la lluvia, ninguno mencionaba nada, simplemente miraban aquella escena.
De a poco, te acercabas al chico, hasta quedar pegada a su brazo, al el pareció no molestarle. Es más, te tomo tu mano, apegandote aún más a él.

Sentir su mano con la tuya, fue como un sueño hecho realidad. Estabas en las nubes. No sabías cómo expresar todo el nerviosismo y la alegría que tenías.

- Aiko-San.

Llamó el, alzaste tu cabeza hacia su dirección y sus miradas chocaron. Notaste como sus mejillas estaban con un color carmesí, no lo juzgarias, tu también estabas como un tomate.
Por alguna razón, tus ojos comenzaron a observar los labios de el chico, finos, pero carnosos. El chico también te observo de forma detallada cada facción de tu rostro, hasta quedarse embobado en tus suaves labios.
De a poco, cada uno se iba burlando de el espacio personal de el otro, pero de forma inconsciente.
Ya cuando la distancia que tenían uno de el otro era considerable, considerablemente corta, tu cerraste tus ojos. Impacientada de esperar de forma nerviosa el resultado de lo que estaba ocurriendo.

- ¿Iida-San?

Una voz suave y dulce los hizo reaccionar a ambos, se separaron tando algo de distancia y observaron a la chica que se encontraba detrás de Tenya.

- Oh, Ishikawa-San, que... gusto verte. ¿Que haces por aquí?

Preguntó Tenya a la chica, mientras tú te ponías detrás de la espalda de él, observando a la chica.

A silent voice- Iida Tenya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora