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Tenya's pov

*¡Ring! ¡Ring!*

Era mi despertador. Sonando a la misma hora que todos los días.
Estiré mi mano para apagarlo y así fue. Luego tomé mis anteojos que estaban en la misma mesita que el reloj, y me levanté.

Fui al baño, dónde lavé mi cara e hice toda mi rutina mañanera.
En lo que lavaba mis dientes, miraba cada pequeña herida, heridas causadas por los entrenamientos y las pasantías. Jamás creí que llegaría a pasar por tanto en este primer año. Sin dudas, ha sido muy duro. Desde lo sucedido con la USJ hasta lo de Stain.
A veces, me da pena admitir que tuve miedo, mucho miedo en cada situación peligrosa por la que pasamos.
Nuestra edad juega en contra cuando aparecen los villanos en el tablero, pero porque ellos tienen un objetivo, saben dónde deben atacar. Los héroes oficializados, por más que estén al tanto, nunca llegan a tiempo o no saben el momento exacto. Para ese entonces, nosotros debemos defendernos.
Es difícil, muy difícil. También da mucho miedo e impotencia, pero eso no se puede demostrar. Somos una clase fuerte, que se niega a demostrarse inferior. Incluso yo debo mostrarme de esa forma, por más miedo que tenga. Soy el presidente de la clase, tengo que demostrarme como tal.

- Tenya, cariño, ya está el desayuno.

El llamado de mi madre me quito de mis pensamientos.
Termine de acomodar mi corbata y tomé mi bolso para después ir al comedor donde se encontraba ella junto a mi hermano.

- Buenos días.

Saludé con una sonrisa para después tomar asiento. Observé a mi hermano, en su silla ¿Extrañara salvar a la gente? ¿Extrañara correr?
Yo si extraño hacer carreras con él, extraño compartir como antes lo hacíamos.

- Ten, cielo.

Puso mi madre el plato sobre la mesa, frente a mi. Se lo agradecí y procedí a desayunar como normalmente.
En lo que todos disfrutábamos de la comida, charlabamos unas cuantas trivialidades hasta acabar.

Al rato, me despedí de ellos y salí de la casa para ir a la estación de trenes.
Mire el reloj de mi muñeca, que indicaba que eran las 7:03 A.M.
Aún había mucho tiempo de sobra, y había llegado un poco más antes de lo normal.
El silencio de la estación era reconfortable, se podía apreciar el canto de las aves y algunos bullicios del lugar. Me quedé observando la estructura del lugar, que sin duda era una buena arquitectura. Hasta el más mínimo detalle te llegaba a sorprender.

Estaba tan centrado en mis pensamientos que de la nada, sentí un peso extraño sobre la espalda, lo que me hizo sobresaltarme y soltar un grito; pero después pude notar que se trataba de Aiko, mi dulce Aiko.
Le sonreí levemente para después girarme y abrazarla. Hacía tiempo que no nos veíamos y la extrañaba.

- Aiko-San, que bueno verte después de todo este tiempo.

Dije mientras me alejaba. Ella sabía acerca de mis pasantías y por todo lo que estaba pasando, ya que la gran mayoría de los días, charlabamos. Hubo muchas veces en las que no le dije de los fuertes entrenamientos y lo rudo que son las pasantías, por lo que no sabia del todo mi condición.
Pude notar en su rostro la preocupación debido a las curitas que llevaba en mi rostro. En ese momento me maldije internamente por no haberle dicho nada de lo anterior.

- Te lo contaré todo en el tren, pero no te preocupes; no es nada grave.

Indique en un intento de calmarla. Sabia que de ahora en adelante, se ocuparía de mi bienestar pero no quería que fuera así. Porque ya debía dejar de estar preocupando a los demás por mi imprudencias.
Note como Aiko estaba sometida a sus pensamientos y sentí un impulso de abrazarla. Y esta vez, seguí las instrucciones de mis impulsos y la volví a abrazar en un intento de reconfortarla; pero no duró mucho, ya que a los segundos el tren apareció.

A silent voice- Iida Tenya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora