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La mañana transcurrió como siempre, sólo que esta vez, tu hermano te acompañó hasta la academia. Mayormente iba con su novia, en bus o en su motocicleta, pero hoy, se encontraba a tu lado, esperando el tren. El muchacho de anteojos por el cual habías desarrollado sentimientos, también estaba a tu lado, bastante tenso por así decirlo.

El aura que desprendía era la misma que tu padre, que a cualquiera lo haría poner firme. Pero como conocías tus intenciones, lo ignoraste. Después de todo, aún seguías molesta con él.

El tren llegó y se subieron, Iida se iba a sentar a tu lado, como todos los días. Pero tu hermano le ganó el lugar, eso te molesto aún más.
Por otro lado, el chico de anteojos al ver la acción de tu hermano, se sentó en el otro asiento de enfrente. Como no soportabas a tu hermano esa mañana, y te habías levantado con los cables cruzados, te fuiste a sentar con Iida.

Ambos chicos se sorprendieron por tu acción, pero Iida te miro con una sonrisa amable, aunque tu hermano te miraba enojado.

En las siguientes paradas, tus otros dos amigos se hicieron presentes. Pero con la presencia de tu hermano, sólo se limitaron a saludarte y a sentarse, un poco, lejos de ustedes. En el viaje mantuviste una cara neutral, al igual que tu familiar, aunque este hacia todo lo que podía para llamar tu atención.
En una "genial" idea, nótese el sarcasmo, él comenzó a lanzarte bolas de papel.

1, 2, 3, 4, 5... Agarraste la sexta antes de que llegara a tu rostro. Giraste tu cabeza hacia él y lo fulminaste con la mirada.

- ¡Kano!

Sin error alguno, el nombre de tu hermano salió por tu boca. No te importó que por primera vez hayas dicho algo bien y sin tartamudear, aunque, admitiste que tu garganta dolía bastante.

Kano, tu hermano, se estremeció al escucharte, sabía bien que tu paciencia se había agotado. Tomaste la sexta bola de papel y la guardaste, suspirando y cerrando tus ojos, tratando de buscar algo de tranquilidad, no te gustaba enojarte, mucho menos con tu hermano.

Miraste de reojo a tu compañero de asiento y este estaba con los ojos y boca abiertos, reiste por sus facciones, de cierto modo, el hacia que todo tu mal se fuera.

🖇

Ya estabas en tu Academia, estabas en tu salón. Tratando de prestar atención a la clase, pero tu mejor amigo desde la infancia, no te lo permitía.

- Aiko~

Susurró, mientras te picaba con un lápiz en la nuca. Él se encontraba detrás tuyo, en parte lo dejaste, aunque no estabas con los cabales en sus lugares. Después de todo, estuviste pasando más tiempo con tus amigos de la Yuuei y lo dejaste de lado.

Suspiraste para no ponerte a llorar, la culpa estaba en toda tu alma. No le contestabas los mensajes, ni a él ni a los otros de tu Academia. Los ignorabas en la hora del receso o simplemente te aislabas sin verdadera intención de hacerlo.

- Ya pueden salir.

Habló tu profesor, todos los otros estudiantes de levantaban de sus asientos y se iban. Tu no querías salir, era posible que tu hermano se encontrará en la puerta, esperándote para hablar.

- Aiko-Chan~

Una voz aguda y dulce a la vez se escuchó, tragaste saliva y no te molestarte en mirar hacia adelante. Tenías miedo, pero no sabías de que.
Tu compañera Kemy podría salir con cualquier cosa, incluso con su Kosei de ilusión. En eso, Seiji se acercó a tu escritorio, golpeando su puño en la madera.

A silent voice- Iida Tenya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora