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Y ahí estaba tu padre, iniciando el parloteo sobre los orígenes de tu familia. Iida estaba mirando atentamente al mayor, un poco más no se ponía tan atento como en sus clases porque no tenía algo en donde anotar.

- La fama de nuestra familia se la debemos a mis ancestros.

Sonrió con nostalgia tu padre, mientras se acomodaba en el sofá junto con tu madre, la cual  sólo rodo sus ojos suspirando. Reíste por la acción de la mayor. Inasa e Iida se acomodaron a tu lado, mirando fijamente a tu padre. Parecían niños a quienes les iban a dar un premio por portarse bien.
El mayor tomó un suspiro, para luego mirar a los invitados con determinación.

Hace años, ocurrió un hecho inimaginable. Se habla de una humilde familia, la cual vivía en un campo muy alejado de la sociedad. Se decían muchas cosas de aquella familia, una de las cosas era que no tenían apellido y eran criticados por ello.

El hombre que encabezaba aquella familia, era una persona que nunca supo su verdadero origen, incluso él mismo se bautizó como "Gekkou".

Una noche, en el que "el cielo se caía", aquella familia permaneció afuera de su casa, para ver como la luna se "acercaba" a ellos.

Los invitados estaban prestando atención al relato, se los veía entusiasmados y con ganas de que continuará el relato.

La familia estuvo presente hasta la despedida de la luna y el saludo del sol. Y así, de la noche al día, la familia portaba un apellido.

El hombre que encabezaba, relataba con tranquilidad a sus nietos como fue que surgió el apellido. Él dijo: "De los campos lunares, una bella flor emergió. Gran y hermosa, aunque sin color. Nos cubrió a mi y a mi familia bajo sus suaves pétalos. No duró mucho ya que se marchitó, pero antes de irse... Me susurró."

¿Quieren saber qué?

Preguntó tu padre de forma divertida, mirando a los invitados que estaban boca abierta de tan interesante que estaba la historia.

- ¡Si, por favor!

Les respondieron los dos al mismo tiempo, eso hizo que tu padre soltara una leve risa, aclaró su garganta y los miro.

- "Tsukino..."

- Eso... ¿fue lo que susurró?

- Así es. Las viejas lenguas dicen que la familia fue bendecida por la gracia de la luna y de aquella flor. Por eso, Gekkou, decidió consagrarse a él y a su familia con aquel susurro.

Las mujeres nacidas de la familia, obtendrían la belleza de la flor y a los hombres se les brindo la fuerza de la luna.

Respondió tu padre al de anteojos, este quedó asombrado por tal "mito familiar" que contó tu padre.

- Bueno, la comida ya está lista, ¿vienen?

Dijo tu madre, levantándose de donde estaba y yendo a la cocina. Todos se fueron a la sala y esperaron a que tu madre sirviera.

🖇

Ya era un nuevo día, alabado y hermoso sábado. Te estabas preparando para salir con tus amigos de la Shiketsu, pues, habías quedado con ellos para salir, se lo debías.
Una vez ya alistada, saliste y bajaste a la sala, te despediste de tu familia y decidiste irte. Cuando ya estabas afuera, antes de salir del todo de la casa, verificaste que no olvidabas nada. Al ver que todo estaba correctamente, por inersia miraste a la calle del frente, donde un auto pasó, lograste divisar a uno de los pasajeros que se encontraba en aquel vehículo.

Y si, era el muchacho de anteojos que te dio una visita sorpresa la noche anterior. Te sorprendió haberlo visto, aunque también te daba curiosidad a donde iba, pero lo dejaste pasar. Caminaste en la dirección contraria a la que fue el automóvil, caminaste hacia la estación de trenes, donde allí se encontraba Inasa.
Te sorprendiste al ver al chico tan arreglado, mayormente iba más informal a las salidas con amigos.

- ¡Hola Aiko!

Saludó energético tu amigo, se acercó a ti para darte un abrazo al cual no te negaste y correspondiste.

"Hola Inasa, que bien que te encuentras hoy."

Le dijiste con una sonrisa, notaste como el se sonrojó de una menera leve, por lo que te causó algo de gracia.

- ¡Oye! ¿De que te ries? ¡Para!

Te pidió tu amigo, tu solo te dedicaste a seguir riendo silenciosamente. Pero aun así, entre esas carcajadas, había curiosidad en ti, ya que el nunca se vistió así o nunca te pedía que pares de reír, era algo... "raro".
Lo molestaste un poco hasta que llegó su supuesto tren, subieron y se sentaron juntos.

Cuando el viaje llegó a su fin, ya estaban acompañados por tus otros dos amigos. Decidieron caminar hacia un restaurante, después de todo, ya era la hora del almuerzo. Caminaron por casi toda la ciudad, ya que, Kemy no se conformaba con ningún lugar que le presentaban para ir a comer, hasta que por fin se decidió.
El lugar era bastante elegante y lujoso, se veía caro, pero igual entraron. Al entrar un mesero los recibió, este les dio la bienvenida y entre todo su parloteo, desviaste tu mirada hacia una mesa.

Allí había una familia que se te resultaba muy conocida, hasta que te fijaste en uno de los integrantes, tus ojos se abrieron de par en par, tus mejillas se tiñeron de rojo y tu corazón comenzó a latir mucho más rápido.
Ya tienen una pista, ¿verdad? Sino, aquí les digo.

Y si, era él, él que se robaba todos tus suspiros, Tenya Iida. Miraste bien con quien se encontraba y dedujiste que era su familia con la cual estaba acompañado.
Tu amigo, Inasa, se percató de todo lo que estaba pasando y te abrazó por el hombro, desviando tu atención del chico.

- Tenya Iida.

Me encontraba almorzando con mi familia, hacia un poco de tiempo que no lo hacía. Estábamos en un restaurante bastante "elegante" por lo que yo me encontraba bastante formal.

- Oye, Tenya.

Me llamó mi hermano, yo solo lo miré, esperando a que continuara.

- ¿Esa no es la hija de los Tsukinos?

Preguntó, señalando a otra mesa no muy lejos de nosotros. Mire bien a los que se encontraban ahí y efectivamente, allí estaba la chica con la que comparto ideales, acompañada de sus amigos de su Academia.

(¡Caraj* Tenya! Ya deja de decir "que compartimos ideales" ¡que lo único que queremos compartir contigo es la cama! 😲)

Sentí como la sangre subía al cruzar miradas con la chica, mis mejillas se tiñeron de rojo y no podía desviar mi mirada de la suya.
Iba a saludarla, pero el chico de anoche, si no mal recuerdo, Inasa Yaorashi, tomó a Aiko de sus cachetes y desvió su mirada de la mía.
Fruncí mi ceño, dando a entender que estaba disgustado... pero, ¿porqué siento todo este enojo? ¿Por qué me molesta ver a Aiko tan pegada a él? ¿¡Porqué!?

- Mi niño, si frunces tanto el ceño te arrugaras.

Dijo mi madre, casi riendo, yo me sonrojé de vergüenza en el caso.

- Disculpa, es sólo que me disgustó de una cosa.

- Debió ser grande para que pusieras esa mirada de perro malo.

Se burló mi hermano, a lo que mis progenitores rieron por lo bajo y yo me sonrojé a un más. Me apenaba.

- ¿Es que no te diste cuenta, Tensei? Su amada está con otro hombre.

Dijo mi madre poniendo un tono dramático en su voz. Y ahí si, ya estaba complemente rojo de vergüenza, ojala Aiko no me vea, seria ya el colmo que lo haga.
Seguro que estoy como un tomate viviente, si no fuera por ese comentario...

- Ahhh...

Suspire, tratando de disimular aquel rojo y mis "enojos", puede que mi madre no tenga razón... ¿o si?


[A Silent Voice.]

A silent voice- Iida Tenya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora