Capítulo 28

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Annie:

Del peor modo pasaron tres eternas semanas, ¿Quién iba a pensar que esto se sentiría peor que vivir bajo el puente?, ahora me mantengo con una comida al día, recordando las mejores cosas de mi vida, y las peores, que se lleva la mayor parte de mí. Debo agradecer que me encerraron en este baño, por lo menos así, cuando tengo hambre puedo calmarla bebiendo agua. Todos los días tengo que mirar el pene de los guardaespaldas, de los encargados, hasta de mi padre, que vienen a mear aquí. Nadie viene con buenas intenciones, es como si aquí yo no existiera, es como si fuera invisible, es irónico que el olor a meados que se ha encerrado aquí sea peor que el del rio, a veces pienso en Jonnathan, no quiero hacerlo muy a menudo, todo me dice que él está mal, hay una ventana por acá arriba, si me pongo en la punta de mis dedos puedo ver hacia el techo de las casas más altas, como quisiera que él apareciera por allí, como quisiera que él sepa que no lo he olvidado, como quisiera que él no me haya olvidado.

Me la paso llorando la mayor parte del día metida en esta bañera, ya no me he acercado a esa ventana porque ya ni para eso tengo fuerza, las heridas de mis piernas no sanan correctamente, ahora tienen un color rojo muy oscuro, el pecho no ha dejado de dolerme desde hace tres días atrás, quiero hacerme creer que es por el frio, pero "cáncer" resuena en mi cabeza todos los segundos, los dedos de mis pies se hincharon y con el frio me duelen como un demonio, ahora no sé qué día es, no sé si afuera hace sol o está lloviendo, desde que resbalé del borde de esta bañera ya no he intentado subir para mirar al exterior.

Resuenan voces desconocidas afuera, la chapa de la puerta se mueve, el miedo me corre desde la espalda y se me esparce por el resto del cuerpo. Quisiera tener donde esconderme, pero no hago nada más que llorar otra vez, entra mi padre, y a su espalda dos hombres más, me encojo, sus miradas son más tranquilas que las de todos los que han entrado en estas semanas, me detallan y se miran del uno a otro, Sánchez les hace una seña con su mano y estos dos me levantan con cuidado, mis piernas no logran sostenerme con facilidad, quiero apoyarme en uno de ellos dos, pero no lo hago hasta que el más alto me recomienda que lo haga. Salimos con cuidado, Sánchez pregunta si ya desactivaron las cámaras, a lo que estos dos responden afirmativamente, un teléfono suena, él contesta, pero está demasiado lejos y no logro ni escuchar lo que dice

Sánchez se adelanta hasta el elevador, en este tiempo uno de estos dos llama impaciente, mientras escucho la línea en espera, me mira, me sonríe con misericordia y yo solo lo miro sin devolvérsela. —Annie está en el apartamento ciento diecisiete—. Dice, mientras dejamos este mismo lugar, me aferro a la ropa del de la derecha, estas palabras no me gustan nada, se hace un silencio, éste repite lo mismo y al otro lado responde una voz que me recuerda algo, pero no pasa de eso. Mi mente está centrada en las palabras del vicepresidente "en unas semanas linda..." y lo que sea que me espere donde me estén por llevar.

Salimos con toda la prisa que había faltado allá dentro. Después de tanto tiempo a media luz, me arden los ojos al mirar al cielo, la misma camioneta negra me está esperando afuera, miro a alguien sospechoso al pie del edificio que cuando me ve, se lleva el celular a su oreja ¿Qué está pasando?

Nos alejamos del edificio, yo sigo con el mismo miedo que cuando llegué, miro a Sánchez por el retrovisor, y él desvía su mirada hacia el camino, me tiembla el cuerpo, y meto mis manos entre mis piernas, mirando el tapete. Cuando menos lo espero nos detenemos, levanto la mirada, frente a mi está un edificio, espero y entramos con la misma prisa, cuando llegamos al pie de las escaleras se me viene la imagen de la cara del vicepresidente, cierro los ojos, y comenzamos a subir, mis piernas entumecidas resbalan varias veces y mis dedos se golpean en los bordes haciéndome gritar de vez en cuando. Llegamos al segundo piso, en un estrecho pasillo, color amarillo. Sánchez se detiene en una puerta café con el número siete, la abre, y vuelve a hacer su seña, y regresa, haciendo escuchar sus pasos mientras baja al primer piso, dejándome al cargo de estos dos, mientras pienso que el miedo a ser violada no se ha ido. Entramos en otro baño, y me recuesto sobre una de las mismas tinas, con la excepción que este lugar tiene una cortina.

Pasan varios minutos, no sé si son dos o tres, pero desde entonces no he escuchado nada, aquí hace más frio que en el anterior lugar y eso que aquí no Hay ventanas. Dos golpes fuertes se escuchan en la puerta de afuera, me sobresalto, pensando que es la puerta del baño "es él" Dice uno de ellos, y siento como corren. "¿Qué hacemos?" Vuelve a decir la misma vos. "le disparamos, pero no le damos" Dice el otro, el miedo me consume como si fuera un papel en el agua. "Hay un intruso en el segundo piso" Grita alguien, todo queda en silencio, hasta que un estruendo inunda todos los rincones del apartamento. Cierro mis ojos y me enrosco como si fuera una presa sin salida, alguien corre afuera, se escucha otro golpe, seguido de un estruendo, la chapa de la puerta de este baño da vueltas desesperadamente, alguien entra aquí, y cierra, como si tuviera miedo de hacerse escuchar, tapo mi boca, pero no puedo cerrar mis ojos, a través de la cortina veo una sombra, un sollozo se me escapa, aprieto con más fuerza mi boca, al fin cierro mis ojos, los pasos se acercan, entonces la cortina se abre de golpe, abro mis ojos, y veo a Jonnathan, cansado, con sus ojos bien abiertos, vestido de mujer. Lloro más fuerte y no sé un porqué exacto, solo sé que mil emociones me encienden el interior, allá afuera se escuchan más voces, y más pasos juntos, incluyendo a mi papá, a Sánchez que está desesperado. Tengo muchas preguntas, pero no puedo ni pensar correctamente, los ojos de Jonnathan están por derretirse, quisiera tomarlo de las manos y salir corriendo, a pesar de que no puedo levantarme quisiera protegerlo, quiero que me lleve con él, pero simplemente al escucharlo llorar, también lo hago yo.

Si pudiera volarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora