Capítulo 17

13 0 0
                                    

Jonnathan:

Al principio pienso que es el ruido del viento, que golpea la ventana, pero solo es producto de mantener mi mente ocupada en otras cosas, abro mis ojos, todo sigue oscuro, debe ser la media noche, si no es que más. el ruido sigue, pero ahora lo escucho con claridad, es Annie, que se mueve por encima de la cama "Que frio" la escucho decir, en un susurro muy bajito, también distingo el ruido que hace al jalar las sábanas.

—Annie... ¿Pasa algo?

Le digo en voz baja, al principio no responde

—Es que me hace frio... perdóname por despertarte

—Tampoco podía dormir

Sigue el silencio, ahora todo se pone extraño, aunque todo está oscuro, me siento observado, los ruidos regresan "¡Dios! Me estoy congelando" susurra de nuevo. y vuelve el silencio

—¿Jonnathan? ¿Sigues despierto?

—si...

—¿También tienes frio? —esto lo dice con un tono mas agudo, como si no hubiera querido decirlo.

—Si...

"Ah..." vuelven los susurros dirigidos hacia ella misma "Nunca había sentido tanto frio en mi vida"

—¿Jonnathan?

—Annie...

—¿te molestaría?... —"Que vergüenza" susurra—. ¿Te molestaría abrigarme un poco?... digo, no debes si no quieres, es que en serio, tengo un frio que parece del infierno mismo

—Está bien.

La escucho bajar de la cama "El piso está peor" dice, pero no sé si es a mí, o a ella, cierro lo ojos, trato de concentrarme, pero los abro al instante, sus talones golpean el piso, me golpea los dedos con sus pies "¡Uy!" sigue su rumbo, empieza a agarrar la sabana, y en un instante entra, y apega su costado derecho en mi pecho. —Perdóname, es que creí que allá arriba era el Everest y me iba a morir congelada—. —Tranquila, yo también tengo frio—. Le respondo, siento su piel fría en la mía, de verdad está helada, me pongo rígido, al sentir el rose de sus piernas en mi mano derecha "Solo tiene un short" pienso, sabiendo bien, que arriba lleva una camisa, porque la miré antes de cerrar la cortina, una camisa negra, con el logo de "la guerra de las galaxias". —Gracias... gracias... Tu ¿estás bien? ¿Quieres que te abrace?... digo, solo, solo digo, ya sabes...—. No le respondo, solo sonrío al escuchar el nerviosismo con el que habla, levanto mi brazo por encima de su cabeza y la apego a mí.

Ella también se pone rígida, pero no demasiado, al principio no pone sus manos en mi pecho, pero luego, lo hace, el frio de sus dedos pasa la tela de mi camisa, sigo en silencio, esperando estar haciéndolo bien. Ahora si es el viento el que golpea la ventana, ella me aprieta, solo un poco, y yo hago lo mismo.

El tiempo sigue pasando, al principio temblaba, pero ya ha dejado de hacerlo

—¿Jonnathan? —Abro mis ojos, no estaba durmiendo

—Annie...

—Puede que no sea relevante ahora mismo, pero... pero estoy nerviosa, es que... es que nunca he dormido con un hombre

—No, yo no estoy diciendo nad...

—o bueno, una vez dormí con papá, pero fue por un viaje hacia Wagner, tuve que doblarme como maleta, porque no cabía en la parte delantera del auto, fue la única vez que se quedó sin dinero... lo, lo siento, es que no puedo dormir, es tonto, es algo, solo es que la noche y el frio

—Está bien... yo tampoco podía dormir, estaba rogando al cielo para que me mandara una Annie que me contara algo

Suelta una risita, y se apega un poco más, aún sigue fría.

—Me gustan los shows de talento... me agradaba "The sacred Riana" me parecía increíble, aunque me asustaba de niña. Tuve una amiga, se llamaba Alejandra, soñaba con tener dinero y adoptarla... bueno, no adoptarla, sino llevarla conmigo. Leo "Prohibido" cada octubre, me gusta creer que el amor no solo es cuento. El... el tatuaje, no es nada satánico, ya lo sabes... a mi papá no le gustaban este tipo de cosas... sus —se aclara la garganta—. Sus castigos por desobedecerlo eran severos, había una chica en el edificio rojo "La nana Mágica" le decíamos, tenía veintisiete, a penas estaba aprendiendo a tatuar, y... bueno, todos querían un tatuaje, yo tenía miedo, pero no quería quedarme atrás. tenía diez, era una niña que se dejaba llevar, y... bueno, la, la nalga no era un buen lugar, pero así fue, algo pequeño, me llevaba a pensar que pertenecía a un lugar... —Se queda en silencio de nuevo, suspira—. ¿Estás ahí?

Me pregunta —Si, sigo aquí...—. "Pensando" —Creo... cero que un tatuaje en una nalga es mejor que tenerlo en la frente ¿no?

Ríe más fuerte, yo también lo hago —Si... es mejor que tenerlo en la frente—. Me responde, seguimos riendo, la oscuridad se siente bien junto a ella.

...

El porqué de que Gerard Sánchez estuviera en nuestras vidas resulta en que se fue por el lado de las políticas desde que tenía uso de su propia vida, se fue por esas ramas como si lo llevara en la sangre, hijo de Polonia Sánchez, su madre, que murió dejándole un cargo importante de una empresa que se dedica a la busca de la cura para el Alzheimer, para cualquier enfermedad que aún sea intratable "ELMIR" que hasta ahora está vigente. Cuando terminó sus estudios básicos, en menos de 5 años terminó su carrera como político. A sus 27 años conoció a una mujer de 24, llamada "María Zapata" que a los dos meses quedó embarazada, y 9 meses después ya era madre

Sánchez no demostró ni un poco de amor por su hija, ni por su esposa, y luego terminó en un negocio corrupto asociado con la empresa "ELMIR" que, según Annie, trataba sobre experimentos con personas, a pesar de sonarme irreal, solo callé... ese negocio lo hizo millonario y su esposa desapareció de repente, Annie cree que la vendió, o tal vez la usó como conejillo de indias, aunque solamente es su suposición. Cuando su hija cumplió ocho años, Sánchez comenzó a planear una campaña inmejorable para convertirse en presidente del país, campaña que no tuvo éxito hasta este año.

Cuando Annie cumplió diez años fue internada sin motivos a un refugio para niños, y fue trasladada al edificio rojo o el "sin nombre" y ella lo ayudaba siempre que su "papá" la necesitaba, de vez en cuando, algo de dinero le regalaba.

Annie me contó todo esto esta misma noche.

Si pudiera volarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora