Capítulo 12

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Annie:

Me veo al espejo, y acomodo el moño en mi cuello con desagrado, deben ser las diez de la mañana, espero que no se me haga tarde de nuevo, para llegar a la reunión de papá. Antes de salir escucho que alguien golpea la puerta, no iré a abrir, aún me siento extraña en esta casa. Llego hasta la cima de los escalones, esperando que sea Jonnathan y decirle que me ofrecieron un Show hoy en la tarde.

Cuando la madre de Jonnathan abre la puerta escucho una voz rasposa y gruesa, ella mueve los labios casi como si susurrara. Doy un paso atrás, me incomoda salir frente a ella y el extraño. Él entra, y le da un beso, que claramente a ella le incomoda demasiado. Él en su mano izquierda, atrás de su espalda guarda un ramo de flores azul, iguales que las que tiene adornando la pared

—Te ves bien... — Dice él

La mujer asiente, y levanta su mirada hacia mí, siento un frio recorrerme el cuerpo, me paralizo un momento, no quiero que ella me vea como a una chismosa, pero tal vez eso es lo que estaba haciendo, aunque no quiera creerlo.

—Ya me iba...

Digo, titubeando, entro al cuarto y agarro mi maleta, salgo y bajo las escaleras sintiendo la mirada de ellos dos sobre mi piel. Miro de nuevo a Eva antes de irme —hasta luego—. Le digo, mirando al desconocido. Salgo hasta el jardín con un peso sobre mi pecho, con mis mejillas encendidas, entonces la puerta se abre y escucho la voz de Ella detrás de mí

—Annie...

Me dice acercándose, agarro las tiras de mi maleta, mis manos están desobedientes, lo hago porque no sé a dónde más ponerlas. —¿sí?—. Le susurro sin poder hablar más alto. Entendería muchas cosas, no quería que ella me viera, mirándola besarse con un tipo.

—No le digas a Jonnathan lo que viste — estruja sus dedos entre sí, no esconde su nerviosismo, lo que también me pone nerviosa

Le afirmó, el color de su piel enrojece, ahora ella es quien siente vergüenza, ¿pero por qué? Doy dos pasos hacia atrás —no se preocupe—. Digo y me alejo sin voltear hacia ella.

...

No encuentro al tal "Bermúdez", quien según papá me dará los papeles para cerrar su trato con el presidente de Mourt. La otra Annie, su secretaria me mira con desprecio desde el fondo del pasillo, paso a su lado sin hacer ningún gesto. Un tipo alto y delgado aparece por el ascensor. —¿Bermúdez?—. El me escucha y con una sonrisa me aclara que es él. Le digo las mismas palabras que papá me dijo, tal y como las dijo él, pero con un tono más apresurado, lo acompaño hacia un cuarto que dice "recepción" y él sin apresurarse me pasa los papeles, todos en una carpeta de color azul. —Agárralos bien, no los sujeté, se te pueden caer—. Me dice, y yo le digo que todo está bien. —¡además el piso es resbaloso!—. Me grita, antes de salir —no hay problema—. Le respondo ya afuera. La otra Annie pasa a mi lado, también se nota afanada, pero ella sabe cómo controlar las situaciones, lo sé.

Al entrar a la sala de eventos me encuentro con papá, Pedro y su esposa, sentados en una mesa más grande de lo que debería. Rodríguez, el vicepresidente, susurra algo a mi derecha, volteo hacia él, y me guiña el ojo, siento asco, y cuando voy a voltear de nuevo resbalo, y los papeles caen de mis manos. —el piso es resbaloso—. Me susurro a mí misma, me levanto de nuevo, saludo a todos, y dejo los papeles sobre la mesa.

Me alejo, y me quedo de pie sobre la ventana, esperando a que llegue la hora de irme a Clown Happier. Saco mi cuaderno, pero no puedo concentrarme en las letras. La Mirada de Pedro parece que en algún momento me va a penetrar, y es peor, cuando a su mirada se suman la de mi papá, y la de Rodríguez, todos mirándome de pies a cabeza. Entonces suelto un suspiro, y salgo al pasillo, me miro las piernas, por si mi falda ha estado demasiado alta, pero todo está bien... suena mi teléfono, tengo que estar en un hospital no muy lejos de aquí en media hora. Guardo mi cuaderno en mi maleta y salgo.

Si pudiera volarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora