•Capítulo diez

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Sus gemidos me detuvieron y no porque no la deseara sino que tenía que estar seguro que ella quisiera esto. Y que no sea solo por el momento, queremos que sea nuestra y que esté segura de eso.

•Capítulo diez

—Bonita, ¿quieres esto?—Pregunté con voz ronca perdido en el deseo.

—No sé qué haremos exactamente pero lo quiero. Tú no me avergonzarías por no saber nada sobre esto. O sea, no quiero pasar vergüenzas con tus hermanos cuando se enteren que no sé siquiera besar.

—¿Eso te preocupa, bonita? Mis hermanos han estado con chicas así.—Dije con miedo por lo terrible que sonó.

—¿Con chicas así?, ¿así de idiotas como yo?—Preguntó con rostro enfadado. Ni siquiera apartaba su vista de mí.

—No, no. Eso no quise decir. No tienes por qué preocuparte por esto, bonita.—Quise tocarla pero ella apartó su rostro y salió de donde estaba, tomó mi toalla y la enredó en su bonito cuerpo.

Salí tras ella, no dejaría que se fuera así. La jodí y estuve tan cerca. Jodido diablo, es que soy tontísimo. Mis hermanos me matarán.

—Bonita, espera, por favor.— La alcancé y abracé por detrás.

—No sé ni por qué es que vine. Pensé que me ayudarías pero al parecer solo soy una chica igual a otras, ¿no, Wolfgang?, ni siquiera sé dar un beso y tenías que decir tal cosa, no me interesa con quienes han estado ni si han habido o hay otras como yo. No volveré a hacer lo mismo con ninguno de ustedes. —Dijo.

Ella se removió de manera brusca y se logró escapar de mis brazos, salió de mi habitación dando un portazo.

Joder, unos segundos bastaron para arruinarla, me llevo el premio al mas idiota.

Tenía que contarle a mis hermanos así que fui por ellos a sus habitaciones.

—Tengo que decirles algo.—Dije, tratando de sonar calmado.

—¿Qué pasa, Wolf?—Dijo Damien. —Se volvió a escapar Coté. —Dijo entre risas junto con mis hermanos.

—No, es algo peor. Cuando estábamos en la piscina y ella fue al baño nos besamos, fue el mejor beso de mi vida. No hay mejor cosa que los besos de esa mujer. Luego que todos estábamos en nuestras habitaciones ella fue a la mía donde me encontró desnudo tomando el baño y la volví a besar. Estábamos a nada de hacer el amor cuando sus gemidos me alertaron. Me detuve y le pregunté si estaba segura y dijo que sí. Lo haría conmigo porque ella pensaba que sería el que no la avergonzaría.—Dije haciéndole comillas a esa palabra. —Entonces le expliqué que no pasaría eso, porque ustedes habían estado con chicas como ella. Y sonó tan mal que se fue.—Mis hermanos me veían con rostro de molestia y con mucha razón, con ella íbamos paso a paso y ahora regresaremos como diez por culpa mía.

—Eres idiota. No solo podías explicarle que lo entenderíamos y nunca la juzgaríamos, Wolfgang. ¿Cuánto nos tomará volver a ganar su confianza para siquiera recibir un beso de su parte?, puto diablo, ¿qué te pasa? —Me gritó Adán mientras se paseaba por la habitación furioso.

—No lo sé, perdón. Es que, quise sonar bien.—Dije con pena.

—Nos quedaremos sin sus besos, Wolfgang, por tu jodida culpa. Ni un puto beso he probado de ella y vienes tú a joder nuestros avances. Iré a prepararle un platillo delicioso, espero nos perdone. Ruega por que nos perdone. —Dijo Damien molesto.

Ocho corazones para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora