•Capítulo veinte

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Y así fue, nos quedamos todos con ella. Ella estaba en medio de nosotros, Wolfgang la abrazaba de la cintura y los demás nos acomodamos a su lado, aspirando su dulce aroma a coco y fresas.

•Capítulo veinte

Narra Eilad Swallow

Al día siguiente...

—Nuestros padres desean que vayamos a visitarlos.—Dije a todos.

—¿Por qué?—Preguntó Adán a secas.

—Para mamá no siempre tiene que haber un motivo por el cual vayamos a verlos.—Dijo Wolfgang.

—Si vamos Coté tiene que ir con nosotros, no se quedará acá.—Dijo Damien.

—¿Y cómo la presentaremos?, hola papá, hola mamá, miren a la chica que tomamos para nosotros, los ocho la pensamos follar, ¿podemos cenar ya?—Dijo Willem con burla.

—Ja, ja, ja, muy gracioso. No. Aunque de igual forma sabrán que la follamos, nos pensamos casar con ella, aún no claramente pero lo haremos, así que ellos tienen que aceptarlo o no.—Dijo Rey.

—Deseo verla con un vestido de novia, joder. Nunca pensé decir esto pero deseo verla caminado hacia nosotros con un vestido blanco, me da igual cuál.—Habló Damien sonriendo.

—Ella sería la novia mas bonita del universo.—Contestó esta vez William mientras bebía de su whiskey.

—¿Entonces iremos?—Interrumpí su sueño.

Deseaba casarme ya con ella, pero primero esperaremos a que cumpla un año más. Luego la haremos nuestra esposa y madre de nuestros hijos si llegásemos a tener alguno.

—Ya lo saben. No le digan qué ropa usar.—Nos dijo Damien. Él claramente amaba ver a Coté con cualquier ropa, desde su pijama hasta cualquier vestido de su closet.

—No lo haremos. Aunque mamá es muy quisquillosa. Echó a Ekaterina al verla vestida con un pedazo de tela que dejaba poco a la imaginación.—Rió Rey recordarnos aquello.

—Se veía espantosa, no entiendo cómo pensamos en que ella podía ser algo mas que un simple acostón.—Dijo Levi con cara de asco.

—O a Martha. Esa chica que quería cortejar a Eilad.—Rió a carcajadas Willem al mencionar el bochornoso momento.

Cuando nuestros padres nos dieron nuestra respectiva parte de su herencia y al saberlo eso muchas mujeres. Una de mis "amigas" quiso cortejarme para que me casara con ella. Madre jamás iba a permitir tal cosa pero la chica no se rendía hasta que desapareció, nunca supimos más de ella y solo estuvo unos días en búsqueda.

—Lo sé. Fueron momentos muy incómodos. Y más cuando te vio besándome, Adán.—Le recriminé.—Me quiso chantajear con semejante escena que vio.

—Fue divertido y caliente. No lo niegues. Todos lo disfrutaron.—Habló Adán cerca mío.

—Claro que lo fue.—Le contestó Wolfgang.—Pero nadie tenía que verlo.

Ocho corazones para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora