Ocho corazones para ti

•Capítulo uno

Punto de vista de Levi Swollen

Una hija de puta, se había encargado de sacarnos toda la información posible sobre nuestros negocios. Nos tenia de los cojones, teníamos que encontrarla, luego asesinarla. Es la primera vez que nos pasaba algo así. En ninguno de nuestros putos años habían violado nuestros servidores, sin embargo una jodida mujer lo hizo. ¿Cómo sabemos que fue una mujer? ¡Fácil! Alguien la había traicionado, aunque no nos dijo quién exactamente era sí sabíamos que se trataba de una mujer. Estaba hasta asqueado al ver a una mujer, por culpa de esa jodida mujer no podía ni verles. Mis hermanos estaban igual o peor que yo, nos tomó desprevenidos, fuimos como idiotas a una fiesta que tenían preparada para <<nosotros>> por eso bajamos la guardia. No dejo de pensar en lo mismo, ¿cómo hizo? ¿Con quién está aliada?
Por tener esta clase de trabajos siempre podemos esperar todo, de cualquier persona y en cualquier situación, amamos lo que hacemos, jamás nos hemos lamentando que padre y madre nos hayan hundido en esto. Tenemos y tendremos dinero.

Nuestros abuelos siendo los fundadores de una de las más conocidas y peligrosas mafias, mis padres que les siguieron y ahora nosotros, no podemos permitir manchar el nombre con errores.

Comenzamos a investigar a la mujer causante de tanto caos. Tuvimos que mover mercancía, enviar otra a diferentes países, a pesar de tener de nuestro lado a toda la policía, no podíamos arriesgarnos con nuestros enemigos.

Cargo conmigo un horrible dolor de cabeza.

Mis hermanos y yo decidimos investigar dónde estará esta mujer.

Llamamos a nuestro investigador, y luego de dos horas tenía toda la información. Nos costó, dos horas por una simple mujer.

—¿Cómo se llama? —Pregunta mi hermano Wolfgang con el ceño fruncido. —Necesito que arreglemos esto ya mismo, no podemos permitir este tipo de cosas. A ella la pondremos como ejemplo de lo que pasa si se meten con nosotros. Quiero ver su carpeta.—Dice. Sé que está enojado, todos lo estamos y me sorprende que él desee matar a una mujer, es el más pacífico respecto a ellas. No es un amor, pero trata de no mezclarse con tantas, siempre mantiene el límite, apenas ha estado con seis mujeres, y una formalmente que resultó ser una arpía. Lo traicionó, buscó su dinero. Hasta que al fin la detuvimos y echamos de la vida de Wolf.

—¿La matamos?—Pregunta mi hermano Willem. También quiero hacerle daño, aunque quiero saber para quién trabaja y cuánto le pagaron para poner su vida en riesgo.

—Se llama Coté de Paulo y tiene 18 años. Vaya, es demasiado joven, con razón es tan idiota. Quisiera verla. ¿Podemos verla? Quiero golpearla.—Dice Eilad. Entiendo que esté enfadado.

—¿Golpearla?, no vamos por la vida golpeando mujeres. O sea, no a todas.

Mi hermano William aunque esté cabreadísimo no creo que quiera golpear a esa niña.

— Yo quiero follarla y luego matarla. —Esas palabras son dichas por mi hermano Damien. Es un tanto enfermo, piensa en matar y en sexo.

—Vive en la Calle Hudson, apartamento Q15 piso diez y habitación 10. Ya sabemos dónde vive chicos, que Donovan la vigile y siga a dónde quiera que se le ocurra ir.—Digo.

La chica, que utiliza un nombre extremadamente raro pero a la vez interesante, la hemos visto tres veces. Es una maravilla, es tan preciosa, senos medianos, trasero pequeño y firme, quizá de 1.60 demasiado pequeña. Su cabello es corto, con un flequillo precioso. Tenía tantas imperfecciones que la hacían perfecta. En el lado derecho de su pequeño rostro, en su pómulo portaba una cicatriz en forma de media luna, de hace años. Labios gruesos y rojos con tintes naranjas, que también portaban una cicatriz. Con ojos celestes pálidos acompañados de unas largas y espesas pestañas, demasiado preciosos. Con tantas pecas en sus mejillas. Joder, parecía una pintura toda ella.

—Qué carajos me pasa.—Dice mi hermano Rey.—No puedo dejar de pensar en ella. Es una jodida bruja roba datos. ¿Han visto esas malditas pecas? Hasta esas putas cicatrices la hacen perfecta. Quiero destrozarla, en serio que sí. Dios, no puedo sacarla de mi cabeza. Tengo la polla dura y es cada vez que pienso en ella.—Joder, sé que se ha desahogado, lo hace cuando está frustrado y todo se le fue de las manos.

—Quiero tenerla aquí. ¡Por favor!—Dice nuestro hermano Adán. Y sí, también quiero lo mismo.

— La traeremos. Será para nosotros, aunque sea una ladrona. —Wolfgang ha caído también, el más sensato. Hemos estado con una chica, hemos tenido sexo con la misma chica pero estar interesados en la misma, ahora mismo es surrealista. No somos celosos entre nosotros pero no nos imaginamos que ocurriría.

Hemos entrado en su celular, podemos oír lo que llegue a decir. Sabremos para quién trabaja y por qué.

Esta noche decidimos ser nosotros los que van tras ella.

Camina como si alguien la persiguiera. Su rostro nunca está con una sonrisa, es de rostro triste. Cómo si fuese un ángel caído y estuviera triste porque la desterraron. A veces se le notaban algunas ojeras muy marcadas, siempre estaba tronando los huesos de sus dedos, mordía sus uñas y tenía un pequeño tic en sus ojos, los cerraba con fuerza cada cierto tiempo.

Aún con esas, esa mujer era una diosa, así tal cual...

Continuará...