•Capítulo treinta y uno [+18]

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Pueden oír esa canción cuando lean este capítulo o solamente no, como gusten.

•Capítulo anterior

—Y yo a ti.—Me dijo. Y fue todo, ella sería nuestra en el cielo y en el infierno. Delante de los ojos de Dios (si hay uno), y delante de los ojos de satán (si también hay uno). Quizá a ninguno de estos le interesábamos en lo más mínimo pero deseaba que se fijaran y supieran lo que seremos juntos, mis hermanos, Coté y yo.

•Capítulo treinta y uno

Narra Eilad Swallow

Cada día estábamos más cerca de casarnos, y Diana estaba emocionada, no han parado las visitas, aun ya estando todo listo. El vestido que usaría Coté estaba en casa de Diana, ella así lo quiso. Está tan enfocada en nuestra relación que tal parece ella será la que se casará con Coté y no ninguno de nosotros.

—¿Cuál es es plan de hoy?—Pregunté emocionado. Los demás solo me vieron sin darme una respuesta concreta.

—Saldré con Coté... Adán ya se la folló cómo quiso ahora es mi turno.—Habló Damien tocándose la polla y lamiendo sus labios. Esa sola acción nos daba a entender que ella no saldría ilesa.

Él estando solo con ella era capaz de lanzarse de un avión, pocas veces ha sentido miedo, quizá ahora que la tenemos a ella ese sentimiento se hace presente en él.

—¿Y a dónde la llevarás?—Wolf se interesó.—No te la follarás a media calle. ¿O sí, Damien?

¿O sí?

Él es uno de los más celosos y desquiciados, no creo que permita que vean el cuerpo de ella.

— No lo he decidido aún, este día no pretendo follármela de la manera suave, ya conoce nuestras pollas, lo menos que seré es delicado. Se tiene que acostumbrar a las jodidas descomunales que le daremos. Por mi puta vida, me la follaré tan duro. —No nos sorprendió pero sí asustó, dentro de poco nos casaremos y ella tiene que caminar al altar o lo que putas sea.

—Solo no la asesines, Damien. Diana te mataría si algo le llega a pasar... ¡Sabes cómo es!—Le advirtió William. —Y tampoco quiero pasarme la vida extrañando a ese pequeño coño por tu maldita culpa.—Agregó nuevamente.

—Mi pene no asesina, William, o es que acaso ya lo olvidaste.—Preguntó curioso Damien viendo a nuestro hermano y esperando una respuesta clara.—Espero que no. Aunque poco me importaría volvértelo a enseñar, bonito.

—No soy yo quién me preocupa, Damien.—William dio por terminada la conversación y Damien fue en busca de ella. No sabíamos los planes de él, pero confiamos plenamente en que no le hará hacer alguna cosa que la pongo en peligro.

Narra Damien Swallow

Fui en busca de ella, esta noche será inmortal para ambos, la pasaremos de lo mejor, o quizá solo yo. Estoy tan caliente que el color que rebosa en mis ojos es rojo, un rojo potente y llamativo. Difícilmente puedo controlarme
Con esa maldita niña, con las demás putas no es así, a ellas me gusta ponerles mi zapato en el cuello y rebajarlas a lo que son; nada.

No me importan las mujeres ni sus putos sentimientos, pero los de ella me interesan, quiero joderla y luego prepararle algo para que esté alimentada, incluso a veces quiero arrodillarme, dedicarle plegarias, así como hacerle saber que puedo masturbarme en su nombre. Es mi diosa y mi puta, con la diferencia de que a esta puta la amo y deseo. Me la quiero comer para luego vomitarla y arroparla. Es tan nuestra. Tan mía.

Ocho corazones para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora