Nadie es lo que parece, incluso los cuadros de Tyler esconden secretos.
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Cada uno de los personajes de esta historia contienen un secreto, nadie se salva de ellos, unos peores que otros, pero entre ello...
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VALE VERGA, PERO... ADVERTENCIA: +18🔥
NATASHA.
—¡Miren quien llegó! ¡La chica con dos pretendientes! —exclama mi abuelo apenas me ve entrar a la sala— Tan tierna que te veías la última vez, estás corrompida.
Si supiera.
—¿Dónde está Edna? —me dirijo a mi madre, ignorando a los demás.
—Está con Ann, en tu habitación.
Comienzo a caminar a las escaleras sin dirigirle la palabra a mi hermosa familia.
—Vamos, hija, fue tu abuelo...
—Le doy las gracias a todos por hacerme pasar vergüenza frente a Tyler, no saben lo mucho que los amo por eso, en especial tú, abuelo —lo señalo con mi dedo acusador.
Sin esperar respuesta vuelvo a subir las escaleras.
Estoy muy molesta con ellos, sé que lo hacían apropósito, siempre lo hacen cuando traigo a alguien, aunque sea algo de una semana. Son unos espanta gente.
Apenas abro la puerta de mi habitación, me encuentro a mi mejor amiga besando a mi ex compañera de piso, en la boca.
—Oh... lo siento, no... ay, Dios mío, no quise ver...
—Maldita sea, Natasha, ¿es la primera vez que ves a dos chicas besarse? —me corta Edna con brusquedad.
Noto que sus mejillas están ligeramente rojas, Anne mira la pared moviendo sus labios de un lado a otro como si no pasara nada. Cierro la puerta mirándolas con una sonrisa, sabía que algo pasaba entre ellas dos.
—Solo vine a tomar mi bolso, no las molesto —anuncio.
—¿A dónde vas a ir? —indaga Ann, mirándome al fin.
—Tyler me invitó a una fiesta.
Las dos se miran unos segundos con una sonrisa.
—Sus hermanas también van a estar ahí —aclaro a la defensiva.
Agarro mi bolso del perchero entrando mi teléfono en el.
—Que cojan bonito —desea Edna con tono borlón.
—Usa protección, están muy jóvenes para ser padres —secunda la otra.
—Dios, podrían dejar de hacer eso —me quejo, saliendo antes de que sigan.
Eres una pervertida y no te gusta que te hablen de sexo.
No me juzgues y cállate.
Bajo las escaleras deseando que nadie me haga preguntas, aunque viniendo de mis padres, es posible que pregunten hasta si llevo toallas sanitarias en mi bolso.