Capítulo 18

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NATASHA.

Vi una pistola, vi como salía una bala de la pistola y vi como Tyler sostenía esa pistola y jalaba el gatillo.

El pitido en mi oído está ahí, es como si escuchara el disparo una y otra vez, también la imagen del hombre sosteniendo su pierna mientras gritaba de dolor, se repite sin parar en mi cabeza. No creo poder dormir esta noche.

Con las pastillas se resuelve.

Giro mi cabeza un poco para mirar a Tyler, no lo he hecho desde que pasó lo del callejón, no es que le tenga miedo, pero estoy procesando todo de manera lenta. Él disparó sin pensarlo, solo lo hizo sin más, como si ya estuviera acostumbrado a jalar un gatillo, no lo puedo ver de la misma manera a partir de ahora.

Se detiene frente a su galería y suelta un suspiro mirando el volante.

—En las terapias sugerían hacer muchas cosas para distraerse y hacer más ligera la abstinencia —confiesa, mirando la entrada— O hacer algo que te hace feliz... ¿Qué me hace feliz aparte de pintar? No lo sé, quizás pasar tiempo con mi familia, pero eso ya no es posible, lo otro seria pasar tiempo con Ángelo, ahora mismo no se puede... y estás tú, pero tampoco es posible.

—¿Por qué no es posible, Tyler? —indago, mirando por la ventanilla.

—Sabes porqué, Natasha —responde en voz baja.

—No, no lo sé, refréscame la memoria —pido, mirándolo con el ceño fruncido.

Se mantiene en silencio sin darme la cara.

—No hay un porqué, Tyler, te trabas en el pasado y no quieres avanzar.

—¿Y crees que no lo intento? No se puede olvidar tan fácil.

—¿Qué es lo que no puedes olvidar?

No termino de hablar porque tocan la ventanilla a mi lado, me giro y veo al mismo hombre que me escoltó junto a Mike el día que hablamos con la madre de Ben. Me echo para atrás inconscientemente y él sonríe.

—Quédate aquí —ordena Tyler, abriendo la puerta.

—Ni mierda —tomo su mano antes de que baje y él se tensa— No me quedare aquí sola.

Resopla y baja del auto, hago lo mismo observando al grandulón a mi lado. Tyler da la vuelta y agarra mi muñeca mirando al hombre frente a nosotros.

—¿Ahora me siguen? —inquiere con tranquilidad.

—Quiere verte —responde el hombre, mirando una camioneta negra detrás de él— A solas.

Hago una mueca cuando se hace a un lado para dejar que Tyler pase, me mira soltando mi mano.

—Quédate aquí, no tardo —susurra, apretando un poco mi mano.

Se da la vuelta y comienza a caminar, llega al auto y entra en la parte trasera, suspiro abrazándome por el frio mientras el grandulón me observa con una sonrisa burlona, lo ignoro apoyándome contra el auto. Comienzo a contar los pocos carros que pasan al no tener nada que hacer, paso mis manos por mi pantalón para sacar mi teléfono, pero no lo veo, luego recuerdo que lo dejé sobre la mesa en la cocina del hotel.

—Mierda —murmuro, pasando mi pie contra el asfalto.

Puedes contar hasta cien para no aburrirte.

Gracias por tan mierda de recomendación.

El hombre me mira un momento y después vuelve a mirar la calle, cierro los ojos imaginando lo que comeré mañana: la carne, la lasaña, las hamburguesas, las donas y...

Los secretos de Tyler HendersonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora