Capítulo 3

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TYLER.

—¿Dónde quieres ir primero? —pregunta Natasha mientras salimos de la mansión.

La verdad, es que los chicos si la estaban esperando. Pero les dije que se adelantaran, quería conocer un poco a la pequeña Natasha en nuestro recorrido por el vecindario.

—No sé si te das cuenta, pero no conozco este lugar —respondo a su pregunta sin mirarla.

—Cierto —contesta pensando—. ¿Qué tal si vamos a una cafetería cerca de aquí? —exclama emocionada y la miro frunciendo el ceño.

—¿Hay una cafetería dentro de la residencial? —pregunto, sin dejar de mirarla con atención por su entusiasmo— Y si no es así, no pienso caminar mucho.

Vuelvo mi vista al frente.

—¡Uy, disculpe su majestad!, deje y llamo a la limosina para que lo lleve —responde con sarcasmo y sonrío— No está tan lejos, es saliendo de aquí y doblando la esquina.

Si estaba lejos. Duramos diez minutos para llegar. Mis quejas se hicieron presentes y ella solo rodaba los ojos con fastidio.

El lugar era estilo retro. Incluso las camareras estaban vestidas acorde al lugar. En una esquina al lado de la barra, estaba una rockola con discos a los lados. Observo con atención una vitrina con patines dentro, al lado de la entrada.

—Si quieres puedes tomar uno y pasear como si estuvieras en los 70's —aclara Natasha al ver que observo los patines— Es lo que más amo de este lugar.

Me mira con una sonrisa mientras camina a hacia una mesa.

La sigo aún mirando el lugar. Me gusta, talvez no fue tan malo caminar hasta aquí. Nos sentamos en una mesa que está cerca de la ventana y se puede observar a las personas caminar en la acera.

—Me imagino que cuando vienes, patinas como si fuera una cancha de patinaje —le digo mientras reviso el menú.

—¿Cómo lo supiste? —se hace la sorprendida y sonríe— Si lo hago, pero cuando estoy con mi mejor amiga. Ella me motiva a hacer locuras aquí.

—Espero no conocerla —respondo sin mirarla.

—¿Siempre eres así de amargado? —pregunta y levanto mi vista hacia ella con el ceño fruncido.

—No me conoces, ¿Cómo sabes que soy un amargado? —inquiero, ahora mirándola, ella levanta la vista de su menú y suspira.

—No me has dado indicios de lo contrario en las pocas horas que llevamos cerca. Aparte, te estuve analizando y note que tienes tristeza en tus ojos, cuando sonríes lo haces por obligación y no porque te nazca hacerlo —concluye, recostándose en su asiento y mirándome fijamente.

—¿Llegaste a esa conclusión con solo observarme por un momento? —pregunto ahora serio y tenso.

—Así es —admite con seguridad—. Mantienes esa expresión de indiferencia hacia el mundo, y no te he visto demostrar otra emoción que no sea fastidio.

Muy buena observación la que tiene. Estuve apunto de responder cuando se acercó la camarera a tomar nuestras órdenes. Es una pelirroja, baja y con pecas. El uniforme es azul con los bordes blancos al igual que su delantal, y trae una pañoleta también azul en el cabello. Y claro, lleva unos patines de cuatro ruedas mientras atiende a los clientes.

—Bienvenidos a Caffee retro —nos dice sacando su libreta. Me mira y abre mucho los ojos sorprendida, mientras se tapa la boca con una mano ahogando un chillido— ¡Oh Dios! ¿Eres Tyler Henderson?

Llama la atención de algunos clientes y de otras camareras que ahora me observan con asombro. Sabía que debí de haber traído una gorra y gafas. Natasha solo me observa con una sonrisa apenada.

Los secretos de Tyler HendersonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora