Capítulo 25.

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Derek.

Llegó a mi casa, sintiéndome muy cansado.

Sam corre a nuestra habitación.

Hoy se comportó muy raro. En un momento estaba tranquilo y al siguiente comenzó a ladrar enloquecido.

Incluso trató de correr hacia un lugar pero no lo dejé.

Voy a la cocina para tomar algo y encuentro a mi hermano mayor y mi papá.

Ambos están comiendo galletas.

«¿Mike compró galletas?»

No me enfoco mucho en eso.

—¿Cómo te fue, hijo? No te ves de buen humor.

Termino de tomar agua y veo a mi papá.

—Hoy Sam se comportó extraño, estaba tranquilo y de la nada comenzó a ladrar hacia un lugar y quería correr hasta el.

Ambos me ven sorprendidos.

—Quizás fue un gato.—Comenta mi hermano.—Ya me tengo que ir. Me toca turno de la noche.

—No envidio tu trabajo.—Le digo cuando pasa junto a mi y se ríe.

Quedamos mi papá y yo.

Siento un poco de incomodidad.

—Voy a mi habitación.

Salgo de la cocina y lo escucho.

—Espera.

Maldigo en mi mente.

Él sale y me observa.

—Tu hermano se acaba de ir a trabajar, tu madre y Liam están de compras. Creo que es el momento perfecto para tener una charla padre e hijo.

Lo que más temía está por suceder.

—No creo que haya algo de que hablar.

Me doy media vuelta pero me detiene cuando habla.

—Estás de mal humor, no has dormido bien, incluso te olvidas de comer.—¡Mierda!—Incluso si solo fueran las dos primeras diría que andas estresado. Pero tú jamás olvidas comer.

«Mi papá me conoce demasiado.»

—¿Me vas a decir que pasa o tengo que adivinarlo?

Busco una excusa rápido.

—Es por el trabajo y la universidad, sabes que hacer ambos es difícil.

Doy otro paso y me detiene.

—¿Entonces por qué Layla no ha venido para ayudarte o tú no has ido a su departamento?

«Layla...»

—Supongo que llegué al motivo.—Me dice.—Siéntate y hablemos.

—No.—Lo volteo a ver.—Siempre la defiendes a ella, no quiero hablar de ella, ni siquiera quiero que pronuncies su nombre.

Mi padre me observa fijamente.

—¿Otra vez una pelea?—Me pregunta.—Hijo, si cada vez que se pelean, estarán así ¿Cómo esperan tener una relación?

—Bien, seguiré tu consejo.—Le digo eso para que me deje tranquilo.

Vuelvo a darme la vuelta para irme y él habla.

—¿Derek, que pasa?—Su voz es más autoritaria.—Hace años que no te veía así. Estás temblando de la ira.

Miro mis manos y en efecto están temblando.

Al borde del abismo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora