Jeon Jungkook desde niño se conocía por ser fuerte dejando claro que se presentaría un indomable alfa.
Park Jimin, un chico más bajo que él y delicado como un Omega, de anteojos redondos, chalecos de lana y muy torpe, que lo rechazo sin piedad algu...
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Tome su mano con delicadeza pero con firmeza para dejarlo deslizarse a plenitud tras mi espalda con la música de fondo que nos envolvía al compas de nuestros movimientos, pasando su mano por mi hombre con lentitud, apenas sus dedos tocando me, alejando se de mi y como reflejo rápido lo tomo de la camisa para acercarlo, terminando con mis uñas entre la prenda.
—¡ Jimin !
—¡ Lo siento ! No volverá a pasar—junte mis manos haciendo puchero.
— ¡ Eso has dicho como cuatro veces ! Y mira como estoy —señaló su camisa desgarrada.
Lo mire como cachorrito regañado sin poder evitar sentirme mal y un poco apenado con Tae al ver su camisa en el pecho rota por mi culpa. Deteniendo la música por completó para encarar me.
—¿ Y si cambiamos esa parte —propuse con una sonrisa torcida.
Rodó los ojos.
—Mochi, esa parte es la que va a dar ese ¡ Pum ! Que va con la canción , no simplemente la podemos sacar y ya—seco el sudo de su frente con una toalla.
Me deje caer al piso de madera quejándome ya cansado de arruinarlo. Quería que saliera como ya lo habíamos ensayado y acordado hacer, pero no podía concentrarme del todo desde que una mirada grisácea pasa por mi cabeza y el tormento de no saber el por qué se comportó así de la nada con Tae y la manera en la que parecía molesto con la mirada que le daba si no le había hecho nada. Es verdad que me di cuenta desde un principio de su presencia en clase, pero me había causado algo de gracia a ver me encontrado otra vez con él, más su actitud me dejó algo aturdido y con mi lobo enojado de que se allá metido con mi amigo.
Entonces ¿ Por qué tengo el impulso de verlo aunque me moleste su sola presencia ?
—Mochi, intentemos lo de nuevo, pero esta vez ¡ Por favor ! Tienes que tirar con suavidad de mi camisa y atraerme a tu cuerpo, ¡ No enterar tus garras y romperla !—advirtió.
Asiento sin más opción de repetir otra vez la rutina. Solo a mí se me ocurría inscribirnos en clases de baile como materia extra. Pero ya no me podía hechar para atrás cuando mi peliazul estaba enganchado en querer ganar la competencia que hacen cada cuatro meses, por qué si algo tenemos de parecido es en lo competitivo que somos.
Pasando la hora en la que nos ofrecían la sala de ensayos terminamos quedando en qué luego de irnos de la universidad vamos al centro comercial para comprarle camisas nuevas, y lo acompañe hasta su salón ofreciéndole mi abrigo otra vez para que se cubra y no lo miren como una presa en un corral.
—¿ A qué hora empieza tu castigo ?— pregunto antes de entrar.
Suspiré viendo mi reloj.
—Tengo que ir en unos minutos a limpiar el depósito de los profesores —tire mi cabello hacía atrás—¿ A ti ?
