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– Señor Mikey, ¿puedo ir a la parque, porfavor? – Le mire haciendo una cara lo más tierna posible, pensando que eso hiba hacer que dijera que si.

– Con hacer esa cara, solo pierdes el tiempo, t/n – Aún así no deje de mirarle con la cara de un perrito abandonado. – Bien, bien, te dejaré ir, pero estarás a cargo de Ran y Rindou, ¿okey?.

– ¡Está bien, papá! – Dije feliz sentada en las piernas del señor Ran, pero mí entusiasmo se fue cuando todos allí me miraron sorprendidos. – ¿dije algo malo?... – Pregunté haciendo una cara triste.

– No...No pasa nada t/n, ahora ve a la habitación a arreglarte para poder ir al parque –

– ¡Está bien papá Mikey! – Sonreí. – Señor Ran, me podría bajar, porfavor? – El señor Ran, asintió, para después con delicadeza agarrarme de las caderas y dejarme en el piso. – ¡Gracias! – Corriendo subí las escaleras para ir directo a la habitación a cambiarme.

– ¿Ya estás listas, t/n? – Grito el señor Rindou desde abajo, mientras que tanto yo no me podía desenredar el pelo, estaba muy pero muy largo y enredado, estaba pensando seriamente si cortármelo o no.

– Amm, ¡Si!, ya voy! – Grite, ya me había terminado de peinar, no se si se podría llamar así, pero un poco decente estaba.
– Ya está, señor Ran y  señor Rindou! – Dije bajando las escaleras.

– Bien, vámonos entonces – Asentí, pero antes de irme me acerque a papá, para ponerme en puntitas de pie así le podía dar un beso en la mejilla.

– ¿porque haces eso t/n? – Hablo papá un poco sorprendido ante mí acto.

– ¡Para demostrar el amor que te tengo!, Ho cierto, ¡Adiós papá, adiós! – Salude mirando a todos, para después agarrar la mano del señor Ran y señor Rindou e irnos a la plaza.

– Y bien?, ya llegamos ve a jugar – Asentí, fui Corriendo para donde estaban las hamacas.

– ¿me podrías dejar subir? – Pregunté amablemente al niño.

– Está bien – Me sonrió pero no era una sonrisa normal, si no que estaba sonriendo de lado.

El se bajo de la hamaca y yo me subí, aquel niño me preguntó si quería que me amakara, por lo que yo solté un “si” de mis labios.

– Oye, un poco más despacio, vas muy rápido y le tengo miedo a las alturas – El niño no me hacía caso, el seguía en la suya, y amí ya me estaba dando miedo.

\\-Eres nuestro deber-\\ ✓Bonten✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora