13

8.3K 828 156
                                    

Después de "ese" raro accidente, las mucamas empezaron a preparar la mesa; poco minutos después, ya estaba todo servido. Está ves el señor Ran fue quien fue a buscar al señor Sanzu, yo decidí quedarme sentada esperando.

- ¡Esto está muy rico! - Hablé una ves terminé de comer, de verdad la comida estaba riquísima.

- Pequeña acércate un poco - Mire confundida al señor Ran, pero aún así hice caso y me hacer que a él. - Ya está - Me sonrió una ves que me terminó de limpiar lo sucio de mí mejilla, lo cual era salsa, ya que estábamos comiendo fideos con salsa.

- ohhhh - Forme una "o" con mis labios, para después sonreír - ¡gracias! -

- t/n hoy te tendrás que quedar con Sanzu - Tragué en seco al oír eso, todavía no le tenía tanta confianza. - No te asustes, el no te hará nada, tenlo por seguro - Ante eso no puede evitar imaginar a papá apuntandole al señor Sanzu con un arma diciéndole que si me hacía algo lo hiba a matar, negué con la cabeza, pues papá no era capaz de hacer eso, verdad?.

- Está bien papá!, y también ten por seguro que me portaré bien! - Sonreí.

- Eso espero - Papá se levantó de la mesa acompañado de los demás, menos del señor Sanzu que el ya había terminado de comer hace rato, por lo que ahora estaba en su habitación. - Bien, ya nos vamos t/n, nos vemos más tarde - Papá se acercó amí para después darme un beso en la mejilla.

– ¡Adiós! – Hablé al ver cómo salían por la puerta, aunque me quedé con la duda de a dónde irían y el porque no llevaron al señor Sanzu, aún así no dije nada.

– Pequeña, ¿quieres jugar? – Volteé mí mirada a la mucama que estaba detrás mío, con una sonrisa en mí rostro negué con la cabeza.

– Me encantaría señora mucama, pero ahora no tengo ánimos para jugar, espero no les molesté – Respondí aún con una sonrisa.

– No te preocupes querida, de igual manera si necesitas algo yo estaré limpiando – Después de desir eso se fue, dejándome sola otra vez en la sala.

De lo aburrida que estaba me quede mirando hacia las escaleras por unos largos minutos, aunque eso termino cuando el señor Sanzu bajo y me vió mirando directo allí, pensando que lo miraba a el.

– Que miras mocosa? – Negué con la cabeza, saliendo de mí “trance” – Me vas a responder? – Hablo dirigiéndose hacia la heladera.

– He? Ho si, lo siento señor Sanzu, no quería incomodarlo – El se quedó callado, para después apoyado en la heladera desir.

– ¿quieres? –

\\-Eres nuestro deber-\\ ✓Bonten✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora