\\-Eres nuestro deber-\\ ✓Bonten✓

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– Dijiste algo Sanzu? – El señor Ran le pregunto al señor Sanzu, el cual lo miro serio.

– Si dije o no algo, eso ati no te importa Ran – Hablo serio, yo solo escuchaba lo que decían, aunque por dentro me estaba muriendo de la risa, pues ellos viven peleando, y aveces causa risa.

– Osea que si dijiste algo – El señor Ran formó una sonrisa de lado en sus labios, el señor Sanzu lo miro con enojo mientras se levantaba del sillón.

– Mejor me voy a mí habitación, no quiero perder mí valioso tiempo en ti – Hablo dirigiéndose a las escaleras.

– Ya lo perdiste – El señor Ran seguía con su sonrisa de lado, mientras que el señor Sanzu soltó un gruñido¿?, o bueno, yo escuché eso, para después cerrar fuertemente la puerta de sus habitación.

– Dios dame paciencia, porque si me das fuerzas los mato a todos – Un susurro salió de los labios de papá, el cual no logré escuchar, pero al parecer era algo malo, ya que a los demás se les puso la piel de gallina.

– Papá, ¿puedo ver la televisión? – Pregunté, papá se dio la vuelta para mirarme y con su cara todavía sería soltó un “si”, sonreí, para mirar al señor Takeomi, quien era el que estaba a mí lado.

– ¿señor Takeomi, puede prender el tele, porfavor? – Pregunté viéndolo con una sonrisa.

– Claro pequeña – Sonrió, agarró el control y prendió el televisor, pero al prenderlo había unas chicas ¿saltando?, pero a la ves estaban gritando, no entendía muy bien, el señor Takeomi rápidamente me tapó los ojos.
– mmm no puedo ver!! – Dije tratando de quitar sus manos de mí cara, pero no podía.

– Sanzu... – Susurro alguien, pero como no estaba viendo no sabía quién.

– t/n, que tal si te tapas los oídos? – Esa era la vos del señor Rindou, ante su pregunta ladee un poco mí cabeza.

– ¿pero porque? – Pregunté, nadie respondió, todo estaba en silencio un silencio que no era silencio, ya que todavía se oían los gritos de las mujeres que estaban en la televisión.

– ¿¡Porque mierda no funciona el control este?! – Grito enojado el señor Koko, lo reconocí por la voz, aunque todavía seguía sin entender porque tanto escándalo.