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Tan rápido como pude llegar al baño empezé a vomitar. Papá quien fue el primero en llegar fue hasta donde estaba yo, y me saco todo el cabello de mí cara, para así poder vomitar mejor.

– ¿Ya estás mejor? – Pregunto papá al verme intentando levantarme del suelo.

– Un poco mareada, pero si... – Dije aún con un poco de dificultad para poder levantarme, papá lo notó y me tomó en sus brazos. – Dije que estoy bien... – Hablé mirándolo, quien con su cara seria negó.

– No, no lo estás – Dijo sin más para después tocarme la frente, no entendía el porque lo hacía – Tienes fiebre... – Papá bajo a la sala conmigo en brazos. Mis tíos quiénes estaban levantados se acercaron para preguntar que me había pasado. – Estuvo vomitando, al parecer está enferma – Hablo serio dejándome recostada en el sillón.

– Debió ser el pastel de chocolate que comió ayer, es seguro – Hablo mirándome mí tío Takeomi. – Pero para estar más seguros deberíamos llamar a un médico para que venga – Volvió a hablar.

– Sería lo mejor – Papá no me sacaba la mirada de encima, parecía estar asustado, aunque no se le notará en la cara.

Minutos después vino el médico, el cual me empezó a revisar con sus cosas raras que traía en su bolso.

– Solo tiene un simple dolor de panza, por ahora debería de hacer reposo, y así mañana empezar con sus medicinas, aunque si ustedes quieren podrían darle una pastilla ahora – Mientras el decía eso yo estaba con mí mirada en el piso, me dolía muchísimo mí panza, era horrible.

– Bien, gracias, ya puede retirarse – Mí mirada ahora estaba en papá, me llamo la atención el botecito que tenía en sus manos, parecía el del tío Sanzu. – Tienes que tomar una ahora – Una ves que se fue el médico papá se acercó con una pastilla en manos. – Tómala – Me la entregó y la agarre.

Me le quedé mirando unos minutos, no me la quería tragar, ¿y si me moría?, o si se me quedaba atrancada en la garganta?, no no, no me hiba a sacrificar.

– ¿Es encerio?, Dios no es tan difícil mocosa – Mí tío Sanzu se acerco a mí. – Solo tienes que agarrar la pastilla, ponerla en tu boca y después tragarla, ¿¡Tanto te cuesta?! – Me asusté cuándo grito.

– Sanzu es una niña, es obvio que va a tardar en tomársela – Le regaño Mí tío Kakucho.

– Mira pequeña, si te la tragas te prometo hacerte mimos yo mismo toda la noche para que te quedes dormida – El tío Ran me tomo en sus brazos y me sentó en sus piernas. Volví a mirar la pastilla y me la trague de una, sin agua y sin nada.

– Tengo que admitir que me sorprendió – Hablo mí tío Sanzu mirándome.

– A todos nos sorprendió Sanzu – Le siguió mí tío Rindou mirándome.

– ¡Ahora mis mimos! – Mire a mí tío Ran con una sonrisa en mis labios.

– Jaja el trato era cuando te fueras a acostar pequeña – Tocó mí cabello mientras sonreía, infle mis cachetes.

– Señores, la cena está servida – La señorita Aurora aviso llegando a la sala para después irse. Mí tío Ran me tomo en sus brazos y todos fuimos a la cocina, en donde ya estaba la cena servida.

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