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El señor Sanzu todavía seguía durmiendo, me había despertado primero que el, pero algo no encajaba, ya que si no mal recuerdo me dormí junto con el en el sillón, y despertarme al lado de él en su habitación es raro.
Dejé aquellos pensamientos atrás, me baje de la cama con cuidado y salí de la habitación para ir directo a la sala, que supongo que ya deberían de estar todos.

– Buenos días papá, bueno días – Saludé mirando a los presentes.

– ¿donde estabas durmiendo t/n? anoche no estabas en mí habitación – Papá me miró fijamente acompañado de las miradas de los demás, tragué en seco.

– Es-estaba durmiendo con e-el señor Sanzu, papá... – Los presentes y papá me miraban totalmente sorprendidos.
– Dije algo malo? – Pregunté.

– No es eso pequeña, es solo que Sanzu no es cariñoso, ni muchos menos con niños, y lo sabes – El señor Ran habló ante mi pregunta.

– Si lo sé, amí también me sorprendió bastante, pero no podía desaprovechar esa oportunidad, ¿no es así? – con una sonrisa en mis labios ladee mí cabeza al desir lo último.

– ¿de qué hablan? – Voltee a mirar al señor Sanzu con una sonrisa por el hermoso peinado que le había echo. – Que les pasa par de idiotas – Dijo el señor Sanzu al ver cómo el señor Ran y el señor Rindou se estaban riendo.

– ¿Que mierda tienes echo en la cabeza? – Hablo aún riendo el señor Ran, ante eso el orgullo que tenía por el peinado que le había echo se fue, pues si se estaban burlando es porque no les gustaba.

– Tan feo está el peinado que le hice? – Hablé con la voz entrecortada, el señor Ran y el señor Rindou pararon de reír al oírme desir aquello.

– Miren lo que hicieron idiotas – El señor Kakucho me agarró en sus brazos, yo aún seguía con mí mirada triste, pues ese peinado me llevó mucho tiempo.

– Valla que son idiotas he – El señor Sanzu se acercó hacía donde estaba yo. – Mira mocosa, no les prestes atención, tu peinado quedó lindo¿? – Intento calmarme, pero no estaba funcionando.

– Estás dudando... – Hablé aún aferrada en los brazos del señor Kakucho.

– Solo digo que no le lleves el apunte a esos idiotas, solo te quieren hacer sentir mal, ¿ya estás mejor? – Me sobe la punta de mí nariz con mí mano, para después hablar y sonreír.

– Si!, ellos son unos idiotas! – Hablé feliz aún en los brazos del señor Kakucho, todas las miradas se posaron en el señor Sanzu.

– que?, no es mí culpa que la mocosa parezca un loro que repite todo lo que escucha – Habló el señor Sanzu.

\\-Eres nuestro deber-\\ ✓Bonten✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora