Se suponía que tenía que estar durmiendo, pero no puedo pegar el ojo. Estaba recordando cómo fue que conocí a Charlie. Recuerdo que nos encontrábamos en la escuela en la clase de matemáticas, las lecciones habían empezado desde hace casi un mes, él y yo no nos habíamos puesto atención hasta ese día que la maestra decidió hacer equipos al azar, por obras del destino me tocó con quien ahora es mi mejor amigo.
Me levanté para bajar a la cocina, tal vez necesitaba un vaso con agua para poder dormir tranquila. Charlie sí se quedó a dormir conmigo solo que él está en una habitación de invitados, lo cual no se me hacía raro, más bien, todo lo que está sucediendo entre nosotros claramente no es normal. Busqué un vaso para poder beber agua. Me senté en la barra de la cocina, no necesariamente en una silla, sino directamente en la barra.
No entendía cómo es que todo sucede tan rápido, me siento como aquella adolescente que no sabía qué hacer con su vida. Observé el anillo que David me había dado y me puse a pensar si esto es lo que de verdad deseo, casarme con él, cuando yo solamente estoy pensando en Charlie-¿Qué haces despierta a esta hora? -mi estómago se revolvió al escuchar su voz. Volteé rápidamente a su dirección, estaba recargado en el marco de la puerta que justamente está frente a mí, no traía camisa, solo un pantalón que era su pijama, se veía tan jodidamente bien. Tragué saliva un tanto nerviosa.
--No puedo dormir -respondí torpemente mientras sonreía. Observé cada uno de sus pasos, como es que se fue hasta la nevera para buscar algo que comer y sacó un plato con fruta picada para seguido de eso sentarse al lado de mí con el fin de devorarlo. Me miró ofreciéndome un pedazo de fruta con su cubierto, el cual yo acepté.
-Yo siempre me levanto para comer algo en la madrugada -no era la primera vez que él dormía conmigo, siempre que lo hacía él se levantaba y buscaba algo para alimentarse. También sabía que él no duerme en calzoncillos, le gustan los pijamas de cualquier tipo. Reí rebuscando una fresa en su plato.
-Lo sé -rodó los ojos juguetón.
-¿Qué tal sigue tu mano?
-Mañana iré a que me quiten los puntos -fruncí mi entrecejo cuando tomó esta y la examinó. Asintió volviéndome a ver-. Ya... Ya no me duele -me estaba sintiendo nerviosa de nuevo, también tenía mucho calor, mi cara se sentía completamente caliente.
-¿Ah no? -él sabía que causaba ese efecto en mí, se estaba haciendo el que no tenía ni idea que claramente estoy sonrojada por su tacto. Maldita sea Charlie, incluso me puse esta ropa para que se fijara en eso, más corto de lo habitual. Mis manos comenzaron a sudar.
-¿Tú... Tú no tienes... Calor? -no sabía qué decir o qué hacer.
-Puedes quitarte la ropa, por mi no hay problema -abrí mis ojos. Charlie era un pervertido de primera.
-¡Charlie! Basta, me pones muy...
-¿Caliente?
-¡Incómoda! -coloqué mis manos en mi cara tapándola por completo. Escuché como se levantó y seguido puso el plato en el lavabo de la cocina, también escuché su risa mientras se acercaba de nuevo, lo sentía frente a mí pero no quería descubrir mi cara. Él tomó mis muñecas apartando mis manos para así permitirme verlo.
-Natalie, tranquila -sonrió de forma dulce. Con su dedo índice recorrió mi mejilla hasta mi barbilla, me hizo sentir extraña con ese movimiento, un escalofrío atravesó mi cuerpo de pies a cabeza. Me revolví en mi lugar-. Me gusta tu pijama -voy a derretirme, lo juro.
-Te... Te la puedo prestar... Cuando quieras -¡Ay Natalie! Por qué siempre arruinas los momentos así. Aunque por una parte si está bien que esto pare, no estamos haciendo lo correcto, ya que ambos tenemos pareja. Soltó una carcajada, pero no se alejó de mí, al contrario, se acercó apoyando sus manos a los costados de mis piernas.
-Natalie... -pasé mis manos por sus hombros casi abrazándolo, ya no podía pensar bien, solo quiero que me vuelva a besar como aquella vez-, no te cases -no dije nada, todo se sentía lento, solo se escuchaban nuestras respiraciones. Quiero a David, él es increíble, pero cuando estoy con Charlie me siento completa. Él ha sido una de las personas más importantes en mi vida y poder compartir mis sentimientos era algo maravilloso-. Fue tonto cuando dije que solo fuéramos amigos, porque claramente...
-No queremos eso -terminé su frase, ambos sonreímos. Tomé la decisión de acortar por fin la distancia que separaban mis labios de los de él, pero rápidamente lo aparté-. Charlie, en esa llamada yo me sinceré mucho... -di un pequeño salto para poder bajar de la barra en la que estaba sentada, no podía despegar mis ojos de él-, estaba muy ebria, pero todo lo dije de corazón y yo... Yo -Natalie, basta, esto se puede arreglar después, no arruines el momento. Me acerqué de nuevo a él, pasé mi mano por su nuca y lo besé de nuevo. Charlie me acorraló e hizo que me volviera a subir a la barra. Pasó sus manos por mis muslos, apretando suavemente me atrajo aún más a él, por mi parte bajé mis besos hasta su cuello.
Hizo que me detuviera para mirarme directamente a los ojos, me extrañó un poco hasta que habló:-¿Esto no es un sueño? -reí. En un movimiento rápido quité mi blusa y la aventé a un lugar de la cocina-. Quiero creer que no -volvió a estampar sus labios con los míos, esta vez un tanto más salvaje, nuestras lenguas estaban chocando la una con la otra, nuestras respiraciones eran agitadas. Los roces de su piel con la mía me hacían querer más.
Charlie tenía algo especial, al sentirme así por él era algo magnífico, me sentía tan amada. Ahora, las cosas están fluyendo entre nosotros, se siente como si no necesitáramos a alguien más. Sentí su mano en mi espalda, estaba buscando el broche de mi sujetador, le ayudé a encontrarlo y cuando lo hizo, lo apartó, este salió volando también a alguna parte de la habitación. Solté un gemido en su boca al sentir cómo es que acariciaba mis pechos, mis ojos estaban cerrados, estaba tan concentrada en todo lo que me hacía sentir. Los abrí cuando sus labios comenzaron a bajar por mi barbilla, luego a mi cuello hasta que llegó a uno de mis pechos. Arqueé mi espalda tomando su cabello estirándolo un poco, noté que sonrió. Su mano bajó de mi estómago hasta el borde de mi short, no es por ser atrevida pero estaba ansiando que su mano no solo estuviera en la orilla de mi pijama.
-No me tortures así -mi voz era jadeante, todo lo que me hacía se sentía jodidamente bien. Su mirada estaba llena de lujuria, al igual que la mía. Volvió a subir a mi boca para besarme, mordí suavemente la comisura de su labio al sentir su mano por debajo de mi ropa interior.
...
No tenía ni idea de cómo fue que llegamos al suelo, ambos estábamos desnudos, agitados y sudorosos. Yo estaba encima de Charlie con mi cara pegada a su pecho, escuchaba los latidos de su corazón mientras sentía cómo es que acariciaba mi espalda dibujando pequeños círculos en ella. Sonreí alzando mi cabeza para poder verlo, su cabello estaba despeinado, alguno que otro mechón se pegaba a su frente, su mirada se posó en mí cuando sintió que me moví y me sonrió de vuelta. Se veía perfecto.
Sin hablar y sin dejarnos de ver, nos enderezamos para poder sentarnos. No sabíamos la noción del tiempo, tampoco no es que me interese saberlo, porque este momento es perfecto-Charlie... -no entiendo cómo es que no puedo decirle a Charlie todo aquello que le dije cuando estaba ebria.
-Natalie -puso cara perversa acercándose a mí para besarme con dulzura. Él se levantó y estiró suavemente mi mano para que yo también lo hiciera. Me hizo caminar por toda la habitación para recoger nuestra ropa, coloqué mi ropa interior al igual que él-. Vayamos a dormir..., o tal vez no -reí. Noté un pequeño estirón por parte de Charlie para comenzar a caminar, pero lo detuve. Era ahora o nunca, la situación lo ameritaba y me había armado de valor para por fin decirle mis sentimientos.
-Charlie, estoy enamorada de ti desde hace tiempo -mi corazón iba a mil por hora, él no decía nada solo estaba mirándome con una sonrisa en su rostro-. Charlie, yo te amo.
-He estado esperando esto Natalie, no sabes cuanto -situó sus manos en mis mejillas, me atrajo de tal manera que redujo la distancia de nuestros labios y me besó una vez más-. Te amo Natalie -esto parecía una película cliché o al menos así me identificaba. Cada vez que miro a mi mejor amigo mi estómago se revuelve, las palmas de mis manos comienzan a sudar, me pongo tan nerviosa y me queda claro que él lo sabe. También que entienda que estoy perdidamente enamorada de él y que conozca ahora sí, todo de mí.
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Un amor cliché [COMPLETA]
RomanceNatalie y Charlie han sido mejores amigos desde que eran unos adolescentes. Aunque hubo sentimientos el uno por el otro, jamás dejó que eso arruinara su amistad. Pero, ¿qué pasaría si esos sentimientos volvieran años después? ¿Sería extraño porque a...