Aniversario (Parte 1/2)

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Me giré sobre mi cama quedando de lado

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Me giré sobre mi cama quedando de lado. No podía conciliar el sueño, ya que sentía que alguien me estaba mirando. Percibía una presencia más aquí conmigo. Abrí mis ojos y quedé paralizada por el susto que me lleve al ver a Charlie frente a mí. Me enderecé rápidamente en mi cama mientras ponía la mano en mi pecho—¿Quién eres y qué hiciste con Natalie? —solté un fuerte suspiro. Cubrí mis ojos, la luz me molestaba— Son las cuatro de la tarde, ¿estuvo intenso? —tal vez no podía verlo pero ver su expresión, pero sabía que lo decía con doble sentido.

Sí, el día anterior no tenía ni la menor idea de lo que hacía, no recuerdo absolutamente nada. Despertamos en la mitad de la playa con tatuajes y yo con perforaciones, David, como pudo, manejó para traerme a casa. Eran las nueve de la mañana cuando me trajo y desde entonces estoy dormida—Me siento muy estúpida —al descubrir mis ojos todo me daba vueltas, quería vomitar.

—Sé que te hará sentir mejor —seguido de eso, me tomó por la espalda y por mis piernas cargando mi peso. No presté atención hacia dónde se dirigía ya que tapé mis ojos de nuevo con mis brazos. Sentí el agua fría recorrer todo mi cuerpo, en ese instante regresé en mí, las náuseas desaparecieron y el mareo también. Me bajé de los brazos de Charlie—. Te lo dije —sonrió burlón.

Cerré el grifo del agua—¿Qué demonios Charlie? —bufé para luego toser, el agua que caía se me había metido en la nariz—. Tú también te mojaste.

Se encogió de hombros—Te necesitaba en tus cinco sentidos —tomé una de las toallas para secar mi cabello ya que estaba escurriendo. Charlie se quitó su camisa empapada y la aventó al otro lado del cuarto de baño, aparté la mirada incómoda—. Puedes mirar, es gratis —reí con mis ojos puestos en su cara.

Hice una bola con la toalla que tenía en mis manos y se la lancé en su rostro—Eres un sucio pervertido —sus hombros se elevaron, rodó los ojos para después estrecharme en un abrazo que con extrañeza, fue correspondido.

—Necesito que empaques tus cosas —me separé de él ceñuda. La última vez que escuché esas palabras fue cuando mis padres, mis hermanos y yo nos íbamos a mudar a Italia de nuevo—, tengo una sorpresa para ti y necesito que estés lista. Sólo que hay un pequeño inconveniente para ti —me dedicó una sonrisa apenada.

...

—¡Hola mi amor! —esto no era un pequeño problema, era lo peor que me podría pasar en la vida de nuevo.

Charlie me había traído al hotel más lujoso de la ciudad como regalo de nuestro aniversario. Cumplíamos doce años de ser mejores amigos y no, yo no tenía regalo, así que tengo que conseguir uno lo más pronto posible.

—Amor —el chico le plantó un beso en los labios a su irritante novia, Gabriela. Rodeé los ojos evitando que Charlie me viera—. Natalie, está es la llave de tu habitación —me entregó una tarjeta—, la de nosotros estará a un lado. Te esperamos como en media hora, hay más sorpresas —Charlie se adentró a su habitación, emocionado. Gabriela me miró de arriba hacia abajo y se acercó a mí.

—No sé qué estás pretendiendo con mi primo, pero me encargaré de que no suceda nada entre ustedes dos —alcé mis cejas. Como les decía, a mí no me engañaba, sabía perfectamente la clase de persona que era ella, es una manipuladora, doble cara, que casi siempre se sale con la suya. Pero no, no le daré el placer de nuevo—. Que tengas una buena tarde-noche Natalie —acarició a mi mascota que tenía en brazos y me sonrió dando media vuelta. Me quedé con las ganas de tomarla por los pelos y tirarla al piso, pero solo ganaré un enojo más de Charlie.

Mi sangre hervía, estaba muy enojada. La muy maldita me estaba amenazando, pero no le tenía miedo, ya no.

Solté a mi mascota en la cama, era un animal pequeño, por lo que sí dejaron que pasara, pero lo que no entendía era cómo a una perra tan grande como Gabriela la habían dejado pasar. Miré a mi acompañante y ella a mí—Ahora sabes lo mucho que la odio —movió la cola de lado a lado. Me dejé caer en la cama quedando a un lado de mi mascota.

...

Media hora más tarde, la pareja que estaba a un lado de mi habitación tocaron mi puerta—¿Estás lista? —Charlie se adentró al cuarto en cuanto abrí, asentí y observé a Gabriela que tenía la sonrisa más que falsa de mundo mirándonos desde el marco de la puerta— Los tres iremos al spa que hay aquí dentro —arrugué la nariz, iría si tan solo fuésemos Charlie y yo. Su novia había venido solo para molestar y tampoco quería estar entrometida en sus asuntos de pareja.

—De hecho, me siento muy cansada, vayan ustedes —la sonrisa de Gabriela se convirtió en una real. Se adentró y tomó de la mano a su novio.

—Vámonos, tenemos cita recuerdas -—estiró al chico para que se pusiera de pie.

—¿Estás segura? —asentí. En cuanto moví mi cabeza Gabriela ya lo había sacado de la habitación y cerrado la puerta.

Por mí parte, sólo quería dormir. No me sentía con ánimos de absolutamente nada. Dormí hasta que en la madrugada unos sonidos desconcertantes me despertaron. Provenían de la habitación de Charlie. Por favor que no sea lo que estoy pasando.

Los sonidos no cesaban, parecía que una vaca estaba dando a luz. Esto no es normal, solo hace que me dé vueltas alrededor de la cama, sin poder dormir. Solté un suspiro frustrado para levantarme de la cama, perezosamente salí de mi habitación y así poder tocar la puerta de Charlie —Puedes decirle a tu novia que hay gente tratando de dormir —mi mejor amigo abrió dejándome ver su cara, estaba llorando y me abrazó en cuanto me vio—. ¿Qué sucede?

—Peleé con Gaby —hice una mueca. Él hizo que pasara para cerrar la puerta. No sabía qué decirle, no era por ser mala persona pero me agradaba la idea de que él y ella terminaran. Más no podía ser egoísta, no siempre iba a ser Charlie y Natalie.

—¿Por qué? —negó limpiando sus lágrimas. A veces él pretendía ser fuerte, que no pasaba nada a su alrededor, que era pura felicidad, pero no, no era.

—Sólo necesito compañía —se sentó en la cama—, ¿te quedarías conmigo? —asentí. Regresé a mi habitación para llevar a mi mascota al cuarto de Charle. Me acosté a su lado y lo miré.

—¿Estás mejor? —hizo una mueca—¿Vas a decirme que pasó? —negó, estiró su mano para alcanzar mi rostro y acariciarlo.

—No sé qué está pasando conmigo —me acerqué a él para acurrucarme en su pecho y darle un abrazo. El pasado de él era complicado, su madre murió cuando él iba en sexto de primaria a causa del cáncer. Su padre se volvió un hombre muy frío y amargo. Charle, por su parte, tuvo que ir a terapia, por eso me preocupó cuando me dijo eso.

—Siempre voy a estar para lo que necesites, Charlie —no quería que volviera a recaer en aquello que le costó mucho salir. Negó al separándose de mí.

—No, no entiendes —rió, lo que me desconcertó. Ya tenía preparado un discurso emotivo para que no se sintiera triste. Sus palabras eran correctas, no entendía qué pasaba y él no me quería decir, eso me confundía más. Mi cara hizo que soltara otra carcajada—. La razón por la que me peleé con Gabriela... —esperé a que prosiguiera, sin embargo, lo que hizo fue acercar su rostro y estampar sus labios con los míos. 

Un amor cliché  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora