Natalie y Charlie han sido mejores amigos desde que eran unos adolescentes. Aunque hubo sentimientos el uno por el otro, jamás dejó que eso arruinara su amistad.
Pero, ¿qué pasaría si esos sentimientos volvieran años después? ¿Sería extraño porque a...
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Miré con cansancio mi computadora, llevo como unas tres horas delante de esta tratando de hacer una página web. El señor Rivera me había encargado hacerla y no se me complica, para eso había estudiado. Pero era fin de semana, a quién no le gusta estar libre los fines de semana.
Suspiré pesadamente, recargué mi codo en la mesa para colocar mi mano en mi barbilla. Al menos la paga era muy buena sólo por hacer esto. Coloqué mi canción favorita para evitar aburrirme más.
Me estaba convirtiendo en la envidia de mi trabajo, llevaba una semana ahí y había hecho muchas cosas ya. El señor Rivera y yo nos hicimos buenos amigos, me ascendieron de puesto y me están pagando lo que cuesta un auto del año en un mes.
—The club can't even handle me right now, yeah —sonreí mirando a Charlie. Él cantantaba a todo pulmón la canción que había puesto anteriormente. Amaba cuando mi mejor amigo hablaba en inglés, escucharlo era lo mejor.
—¿Dónde aprendiste a cantar tan bien? —se encogió de hombros. Había algunas cosas que no sabía de él, di un ejemplo con la pregunta que le hice. Tampoco sabía en dónde demonios trabajaba y cómo le hacía para tener tanto dinero.
—Por ahí —desvío la mirada a su celular y frunció el entrecejo—¿Cómo se llama el perro que te regalé? —desde hace dos semanas que Charlie me lo había dado y yo no le tenía nombre, no lo había pensado, hasta ahora.
—Es una cachorrita —corregí—. Se llama Roma —él sonrió mirándome de nuevo, sabía que extrañaba mucho mi casa, a mis padres y a mis hermanos. Antes de venir a San Sebastián estaba en Roma con mi familia, pero por mejores oportunidades decidí cambiar de rumbo. Es por esa la razón que mi mascota se llama Roma, me hacía recordar aquellos tiempos.
—Sé que extrañas a tu familia —sin decir nada, desbloqueé mi celular para buscar el contacto de mi madre. Sonreí presionando el botón de llamada con video.
Deseaba que contestara, tenía ganas de verla y hace casi un mes que no hablábamos. Charlie tenía una relación de madre e hijo con mi mamá, para ella somos su adoración. La cara de mi madre sonriendo apareció en la pantalla, seguía completamente igual desde la última vez que la vi a excepción de algunos cabellos plateados saliendo de su pelo rojizo—Chao Natalie, che miracolo. Come stai? —sonreí al escuchar su voz. Cuando ella y yo hablábamos lo hacíamos en italiano, era por eso que habló en nuestro idioma natal.
—Bien mamá, ¿y ustedes? —hablé en español para que ella también lo hiciera. Moví la mano hacia Charlie para que se acercara, el chico se sentó a mi lado y le sonrió a mi madre.
—Muy bien hija —se sorprendió al ver a Charlie junto a mí—. ¡Charlie!, qué grande y guapo estás —él sonrió mostrando sus dientes.
—Mamá, tengo una sorpresa —ella cubrió su boca con su mano mirándome fijamente.
—¿Es lo que estoy pensando? —la noticia de que había conseguido empleo de nuevo le pondrá muy feliz sin duda. Asentí— ¡Vas a casarte con Charlie! Sabía que ustedes quedarían juntos.