El idiota de mi ex-novio

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Me encontraba en la oficina junto a mi compañera de trabajo, Camila

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Me encontraba en la oficina junto a mi compañera de trabajo, Camila. Ella era una persona tierna y demasiado dulce, pero cuando se enojaba no había nada que la controlara, era el demonio suelto—Como sea, yo gané esta ruptura —tres días después de entrar en esta empresa la conocí. Tecleaba en su computador, como la típica trabajadora aburrida, hasta que comenzó a hablarme de su novio y lo mal que estaba yendo su relación, así que los dos habían quedado "bien" después de estar de acuerdo al terminar la relación.

—¿Estás segura? —era complicado darle la razón. Camila se había hecho varios tatuajes dedicados a su ex e incluso se tatuó su nombre. Rodó los ojos desviando la mirada a su computadora.

—Cien por ciento —tal vez debería ser un cero por ciento. Atrás de ella había un objeto de plástico transparente, hacía que su fondo de pantalla se reflejase en este. Era su ex-novio sonriendole a la cámara de esa selfie que se había tomado—. Cambiando de tema, ha entrado alguien nuevo y se rumorea que estará con los de enfrente —levanté ambas cejas, sorprendida.

—Debe ser muy bueno —digamos que para estar ahí, se necesita ser lo mejor de lo mejor. Nadie sabe que sucede en el despacho de enfrente, es por eso el misterio y la sorpresa.

—Debería estar llegando... —Camila miró el reloj de su muñeca y se levantó—, justo ahora —ambas salimos de nuestra oficina compartida. Miramos el ascensor cuando sus puertas se abrieron. Ay no, no, no, no de nuevo, cerré los ojos por la ansiedad que este momento me había provocado.

Su cabello café peinado de lado, sus ojos color avellana que combinaba con su pelo llegaron a los míos y en ese momento sonrió de oreja a oreja como si hubiera estado buscandome por años. Se aproximó hacia nosotras aún sonriente—Señoritas —tomó mi mano y antes de que pudiera reaccionar plantó un beso en esta. Hice cara de desagrado alejando mi mano de él.

—No te cansas de seguirme —nada más y nada menos que Marcus estaba frente a mí, con su arrogante apariencia.

—No te estoy siguiendo, ahora trabajo aquí —colocó su mano en mi hombro y sonrió al ver mi cara de disgusto. Se despidió de ambas con un guiño y caminó hasta la oficina misteriosa.

—¿Lo conoces? —la chica desconcertada aún miraba la puerta por donde entró Marcus. Deseaba que nunca en mi vida lo hubiera conocido.

—Él es el que me dejó por un mensaje de texto —su vista regresó a la mía e hizo una mueca.

—Suerte con eso —hice un puchero adentrándome junto a ella al despacho.

No cuestionaba cómo es que Marcus había conseguido el trabajo en la oficina misteriosa, él era jodidamente inteligente pero lo que llevaba su inteligencia a la basura era su estúpido ego. Él no tiene que ser el centro de atención ahora, más bien necesito preocuparme del porqué Charlie se va ir así de la nada.

Mi teléfono sonó haciendo que regresara de mis pensamientos, contesté sin siquiera mirar quien era—Hola preciosa —mi frustración estaba disminuyendo hasta que escuché esa estúpida voz de nuevo.

Un amor cliché  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora