Final

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Un año y medio después

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Un año y medio después...

Miré mis zapatos y lo mal que se veían para la ocasión, en mi defensa no sabía que Charlie me iba a citar en un edificio muy bonito y también, justo salí de trabajar. Observé las grandes puertas de la entrada, eran de cristal. Ninguna cara de las personas que se encontraban dentro era Charlie. Empujé una de las puertas dispuesta a preguntar por él, rápidamente el personal del lugar se acercó a mí.

—Hola, estoy buscando a Charlie Peterson —le sonreí al chico.

—Bienvenida, usted debe ser la señorita Natalie —asentí. Este lugar no parece un restaurante, más bien parece un hotel con muy buena decoración—. Por favor acompáñeme —lo seguí hasta adentrarnos a un elevador, no entendía qué estaba pasando, pero me está gustando esta sorpresa. Vi cómo presionó el botón de la última planta.

Estaba empezando a sentir que mi ropa tampoco era la adecuada para la ocasión, hice una mueca viendo mi reflejo en la pared metálica del ascensor. En realidad, tan mal, no estoy, pero me veía cansada. Arreglé mi blusa antes de que las puertas se abrieran. Me sorprendí al ver la decoración de la terraza, estaba todo lleno de flores, ni siquiera se veía que estuviéramos en las alturas, las luces colgantes color dorado daban un toque muy lindo y elegante. Al fondo podía observar una mesa arreglada con unos platos y cubiertos en ella, las dos sillas de madera pintadas de color negro resaltaban. Me extrañaba que no hubiera rastro de Charlie—¿Aquí es? —fruncí las cejas.

—Así es. Que disfruten la noche —salí del ascensor, miré como el chico se iba de nuevo. Rasqué mi cabeza llevando mi atención de nuevo a la mesa. Me sobresalté al sentir una mano en mi hombro, giré rápidamente para encontrarme con Charlie, sonreí a la vez que me lanzaba hacia él para abrazarlo.

—Esto es muy lindo —tomó mi cara para plantarme un beso en los labios, agarró mi mano y me guió hasta la mesa.

—Todo es lindo, como tú, estás bellísima —el brillo que reflejaban sus ojos era precioso, se veía emocionado y tan guapo como siempre. Me encantaba cuando él hacía este tipo de sorpresas, son muy lindas—. Te va a encantar la cena —en cuanto nos sentamos sujetó mis manos por encima de la mesa, apretó suavemente de ellas. No podía quitar la sonrisa que estaba en mi rostro, me sentía tan feliz al saber que estoy con la persona que amo.

—No sé qué decir, Charlie, esto es precioso —sonrió dulcemente marcando unos hoyuelos en sus mejillas—. Por cierto, ¿de dónde saliste? —parecía curioso, ya que no escuché en ningún momento el ascensor de nuevo.

—Un mago jamás revela sus secretos —guiñó un ojo recargándose suavemente en el respaldo de la silla.

—La cena está lista —estaba una chica con unos platos de comida en sus manos frente a nosotros, fruncí el ceño, ¿de dónde salió? ¿Aquí todos salen mágicamente? La mujer dejó los platos sobre la mesa y entonces entendí por qué Charlie estaba tan entusiasmado por la comida, era exactamente lo que pedíamos en nuestro restaurante favorito. Sonreí observando de nuevo a Charlie—. Buen provecho —la chica se encaminó al ascensor para poder marcharse.

—Pensaste en todo —reí llevando una papa frita a la boca.

—Bueno, en casa no comemos eso, tenemos un tiempo sin ir a comer a nuestro restaurante favorito —Charlie y yo llevábamos aproximadamente un año viviendo juntos, pero en sí, estamos a un lado de su padre. Mark, el papá de Charlie, conoció a alguien en Japón, a todos nos sorprendió cuando nos contó que se casó con ella en aquél lugar, él es un hombre nuevo, no es tan gruñón como antes, Charlie está muy feliz por él y sinceramente yo también.

—Trajiste el restaurante hasta nosotros —dio un sorbo a su bebida y después sonrió.

—No es lo único que tenía en mente para hacer hoy —levanté una ceja dándole una sonrisa pícara—. ¡Hey! Y yo era el mal pensado —rió.

Me encantaba el ambiente del lugar. Siempre que llego a casa después del trabajo -claramente cansada- me siento a platicar con Charlie o él hace que me la pase bien, me cita en algún lugar y me prepara este tipo de sorpresas que cada vez me impresionan más.

—¿Quieres bailar? —no había música pero quería bailar en este preciso momento con el amor de mi vida. Él asintió tomando mi mano y levantándose junto a mí. Colocó su mano en mi cintura atrayéndome a él, apoyé mi mano en su hombro y mi cabeza en su pecho. Ambos nos comenzamos a mover al ritmo de una canción inexistente. Sonreí disfrutando el delicioso olor de su colonia, cerré mis ojos dejándome llevar, imaginaba una melodía ridículamente lenta y romántica.

—Lamento mucho interrumpir... —abrí mis ojos de golpe encontrando al chico que anteriormente me había escoltado en el elevador, me separé un poco de Charlie para poder prestarle atención al hombre. En serio me voy a volver loca, ¿de dónde sale la gente aquí? Se escucharon las puertas del ascensor abrirse dejándonos ver un pastel con la forma del edificio en el que estábamos—, pero aquí les traigo este pastel.

—¡Sorpresa! —miré ceñuda a Charlie, no entendía esta sorpresa o más bien no entendía porque la tarta tenía esa forma de este lugar—. He comprado esta propiedad, ahora este hotel es nuestro —abrí mi boca intentando decir algo, pero simplemente no salía nada. Lo estreché en un abrazo, el cual fue devuelto.

—Charlie, esto es maravilloso —estaba tan feliz que no sabía qué decir—. Estoy tan contenta de poder compartir estas cosas contigo —volví a abrazarlo para seguido plantarle un beso en los labios.

—Sigue sin ser la última sorpresa —sonrió.

—Así es señora Peterson —era la primera vez que alguien me llamaba así. Sonreí mirando al chico que trabajaba aquí—. Si gusta acompañarme —Charlie asintió indicando que fuera con el hombre. Me encaminé junto al trabajador a la parte de atrás de un muro, estaba muy bien escondido entre las flores que había por todos lados, ahí habían unas escaleras y por fin entendí de dónde salía la gente—. Espere aquí —me quedé al borde de las escaleras, vi como desapareció bajando para unos segundos después verlo volver con una botella de champán. Me la entregó junto con unas copas—. Que lo disfruten —agradecí al chico y volví hasta la mesa de nuevo.

En realidad no había necesidad de que yo fuera. Fruncí mi ceño viendo a todas partes, Charlie no estaba, dejé la botella sobre la mesa observando una hoja de papel que yacía ahí, la tomé y la revisé por ambos lados encontrando una carta escrita que al principio decía mi nombre:

"Natalie Arcuri...

Recuerdo el día que nos conocimos en aquella clase de matemáticas, éramos unos niños y no teníamos ni idea de todo lo que viviríamos juntos, pero ese fue el día que yo me enamoré de ti. Eras, eres y seguirás siendo mi confidente, mi amiga, el amor de mi vida.

Estoy encantado de compartir mis éxitos contigo y también ser parte de los tuyos. Estoy para ti en las buenas y en las malas, así como yo sé que tú también lo estás para mí. Te amo con cada latido de mi corazón, Natalie. Por eso, aquí y ahora te pido que seas mi esposa.

¿Te casarías conmigo? "

Estaba sintiendo muchas cosas a la vez y estaba llorando por la inmensa felicidad que tenía encima. Dejé el papel de nuevo donde estaba, di media vuelta encontrándome con Charlie quien sostenía una pequeña caja. Sin esperar a que se arrodillara me abalancé sobre él para abrazarlo, tomé su cara al momento que lo llenaba de pequeños besos—¡Por supuesto que sí!, ¡Charlie, vamos a casarnos! —alcé mi mano en cuanto él sacó el anillo.

—Hay que brindar —dijo rápidamente para separarse de mí e ir a servir la champaña. Me entregó una de las copas—. Brindo por nosotros y nuestro futuro juntos.

—Por nosotros —ambos acercamos nuestros vasos. Sin dudar, hoy ha sido el mejor día de mi vida, estando con el hombre que amo. Y hoy también es el inicio del resto de nuestras vidas juntos, pero esta vez no solo como una amistad, sino mostrándonos nuestro amor. 

Un amor cliché  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora