La novia de Charlie

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Una semana después

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Una semana después...

Coloqué una de mis canciones favoritas desde mi celular, quité uno de mis auriculares y se lo di a Charlie. Esta canción ha estado con nosotros desde que teníamos dieciocho años, recordaba que habíamos pasado buenas cosas y esa canción siempre estaba para alegrarnos. Me sonrió al colocarse el audífono. Tarareamos la canción, una y otra vez mientras bailábamos, hasta que el sonido de la puerta nos interrumpió.

Corrí riendo hasta esta, pero mi sonrisa se esfumó al ver a la persona que había tocado—¡Hola! —la persona más irritante e inoportuna del mundo estaba frente a mí. Hice cara de desagrado—. ¿Está Charlie? —le sonreí falsamente y apunté al chico detrás de mí, me hice a un lado para que ella pasara.

—¡Gabi! ¿Qué haces aquí? —ella me daba la espalda, Charlie quedaba enfrente de ella. Le hice señas a Charlie con la mano para que la sacara de mi casa. Ella hablaba y hablaba pero Charlie me miraba a mí, nervioso.

—¿Pasa algo chicos? —volteó conmigo, desvíe la mirada y pase la mano levantada por mi pelo. Ninguno de los dos dijo nada— Mm... Bien, Natalie, ¿me regalarías un vaso con agua? —apreté los dientes e hice que rechinaran. Asentí.

A regañadientes me adentré a la cocina, tomé un vaso y lo llené de agua, no quería que estuviera aquí, pisaba mi casa como si fuéramos muy buenas amigas. Solo la soporto porque es novia de mi mejor amigo.

Volví con el vaso en mi mano mientras me aproximaba para dárselo, ella me sonrió. Al llegar puse los ojos en blanco y antes de que lo tomara se lo lancé en la cara—Te odio maldita perra —Charlie se posicionó a mi lado y chocamos los puños.

Sentí un ligero empujón en mi hombro y, fue entonces, que me di cuenta de que sólo me lo había imaginado—¿Te encuentras bien? —me preguntó Gabriela. Parpadeo un par de veces para enfocar mi visión.

—Sí, estoy bien —dejé el vaso en la mesita de centro. Caminé hasta el baño y me encerré. Esa chica me saca de quicio, incluso hace que me imagine cosas, ahg, como la odio.

He estado encerrada aquí como por veinte minutos, esperando a que se marchara el animal que se había metido a mi casa y no precisamente hablaba de mi mascota—Se fue —Charlie tocó la puerta, haciendo que saltara del susto. Él sabía perfectamente que no me agradaba ni un poco Gabriela desde que estábamos en la secundaria, pero desconocía el porqué. Salí con mi cara de asco.

—No la quiero ver aquí, tendré que desinfectar mi casa ahora —no estaba siendo exagerada, era capaz de hacerlo. Crucé mis brazos, el chico me miró indignado.

—Ella es buena persona —la defendió mi mejor amigo—, ¿Por qué la odias tanto? —rodeé los ojos. No iba a explicarle todo el por qué ahora. Es una larga historia.

Media hora más tarde

—¡Charlie, esta es una muy mala idea! —la llegada de su novia me había puesto de malas, así que a él se le ocurrió la brillante idea de saltar desde el tejado de mi casa hasta la piscina, para subir mis ánimos, pero era evidente que eso me causaba más vértigo del que ya tenía. Ni siquiera sé por qué le dije que sí.

Un amor cliché  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora