A Hyunjin sus padres lo iban a mandar a estudiar a Francia al descubrir que su hijo tenía un novio. Lo que no sabía es que cuando se mudara iba a dejar de escuchar los alagos de cierta persona que justo le gritaba cuando estaba con su amada pareja...
Los padres de Hyunjin estaban discutiendo sobre el tema de la pareja de su hijo. Ellos no aceptaban que su hijo fuera gay o hetero con preferencia a hombres como dice este.
El papá se preguntaba que hizo mal para tener un hijo con esa horrorosa enfermedad, el siempre se hacía la misma pregunta "¿Por qué su hijo no podría ser normal?" según el señor ser homosexual era malo y si alguien le preguntaba porque nunca daba razones lógicas se su odio a las personas homosexuales. En cambio la mamá de Hyunjin no pensaba lo mismo, ella amaba a su hijo ya sea hetero o no pero ella quería nietos y que su hijo sea feliz con alguien de otro sexo no un hombre, según ella los homosexuales eran un desperdicio, ella siempre decía "Un hombre y otro hombre no dan más hombres, ¿Por qué estarían juntos?" y decía lo mismo con las mujeres.
A pesar de esto ella quería demasiado a su hijo e intentaba ser buena mamá con el, pero ella no quería que su hijo sea un desperdicio, ella quería que fuese feliz y un hombre no le daría esa felicidad. Pero le parecía demasiado lo que quería hacer su esposo.
—Ya te lo dije Jiyu, se van a separar por las buenas o por las malas, no quiero un hijo gay— Espetó el viejo verde.
—Pero, nuestro hijo se ve feliz— Dijo la Jiyu mirando a su esposo
—Da igual, se va a casar con una mujer y va a dejar a ese maricón— Espetó fuerte el padre y se levantó de su silla golpeando la mesa.
—Está bien, pero ¿cómo los separaremos?— Preguntó la madre de nuestro protagonista.
—Lo mandaremos a estudiar a Francia y asunto terminado— Dijo como si fuera lo más simple del mundo.
—¿Qué? Si tiene que acabar bachillerato que lo acabe acá— rogó la señora sin querer que su hijo se vaya.
—Cariño, es lo mejor, va a volver y mejor si lo hace con novia—
—Pero son seis años sin ver a nuestro hijo, no quiero que deje a todos sus amigos— Jiyu bajó la mirada mientras decía esto.
—Ahora existen las llamadas el puede hablar con sus amigos cuando quiera— Dijo restándole impotencia.
—No es lo mismo— Susurró Jiyu.
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—¿Quién era? La persona que te llamó— Preguntó el más bajo cuando vió que el más alto venía.
—Nada importante— Nada importante era el hecho que su mamá lo había llamado para decirle que se iba a mudar a Francia para estudiar ahí por seis años, nada importante.
—No te creo, estás más palido. Dime la verdad— Espetó el menor acercándose al más alto y agarrando las mejillas de este quien se quedó mirando los ojos del menor y disfrutando el tacto en la piel.
—Hay un problema— Murmuró agarrando la cintura del menor despacio.
—¿Qué pasó?— Preguntó ahora preocupado, ¿y si se murió su mamá? O ¿algo turbio había pasado? No lo sabía.
