"Los omegas no juegan deportes, son delicados, van detrás de alfas y están hechos para ser protegidos"
Kageyama Tobio, un omega, piensa ¿qué clase de mierda es esa?
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Y cundo lo pensó 5 segundos después. Esto era una completa mierda. Maldito lobo estúpido.
Con su uniforme puesto y con la mente lo suficientemente clara ahora, Tobio está listo para agregar algunas cosas a la petición de Sugarawa. Un simple asentimiento tímido, ¿quién te crees que es?
Sus pasos son firmes, acaba de ensayar todo en su cabeza. Su lobo, a pesar de haber sido completamente insultado por Tobio, está de acuerdo en toda la palabra.
No se detiene a los saludos y no hace intento de bajar la voz. Fuerte y claro, no se entendería de otra manera. Tomando el brazo de Sugarawa para que este le dé su atención absoluta, él le sonríe; Tobio le frunce el ceño.
– La cosa es así. Yo acepté, eso no quiere decir que vas a tratarme como si fuera débil, tampoco soy de tu propiedad, no me controlas, no me dices lo que tengo que hacer, me gusta tener mi propio espacio y puedo defenderme por mi cuenta. Me estás cortejando, no eres mi alfa aún ¿está claro?
Las mejillas de Sugarawa se colorean de carmín y Tobio no puede entenderlo. ¿Porqué mierda se sonroja cuando acaba de hacer un dictamen?
– Suga-san, ¿qué demonios pasa? – Interrumpe Tanaka con toda la confusión reflejada en su voz, hablando por todo aquel que haya percibido la conversación.
– Parece que Sugarawa-kun pidió cortejar a Kageyama –. Le hace saber Shimizu con paciencia.
Nishinoya suspira. – Yo sabía que era un egoísta. Siempre son los niños buenos, Shouyo ya lo llama Tobio y Kageyama lo llama Shouyo. ¿Quién sigue? ¿Yamaguchi?
– Eh... – Yamaguchi usa a Ennoshita para ocultar su rostro. – ¿no?
Tobio gruñe. Debió pensarlo primero antes de hablar frente a todo el grupo, o no, su lobo advirtiéndole de las miradas que recibe lo hace resignarse. – Realmente, no hace diferencia si preguntan si pueden, conmigo, quiero decir, la cuestión es si realmente pueden o no cortejarme –. No es él el que habla ahora, la voz de su lobo es mucho más tranquila que la suya. Sutil y perfectamente comprensible. Realmente no le interesa cuántos pregunten, sino cuantos logran que él se interese de vuelta. – Cómo sea...¿jugamos ya?
– ¡Sí! – Dijo Shouyo, quién no tuvo la misma reacción de pasmo. Tobio resopla y una sonrisa ladina se le escapa cuando el pelirrojo le lanza el balón.
Tobio gira a su capitán. – ¡Sawamura-san! ¿Sí?
Daichi parpadea unas cuantas veces antes de asentir en su dirección. – Calienta primero, vas a unirte en el segundo set, ¿está bien?
Ennoshita lo recibe con un apretón en sus hombros cuando se aleja del equipo. –Nos alegra que estés de vuelta.
–Omega salvaje –. Se burla Narita mientras lo despeina.
Tobio le frunce el ceño.
Ennoshita se ríe. –Ve a calentar, tienes que calmar a Hinata un poco. Está demasiado hiperactivo. Creo que ha alardeado con todos en el gimnasio acerca de cómo dejas que te llame "Tobio".
