Las vacaciones terminaron antes de lo esperado. Y él no estaba feliz por ello, pero ¿qué clase de loco estaría feliz por el regreso a clases en primer lugar?
Tal vez sólo el demente de Tsutomu que lo llamó a las 5 de la mañana porque no podía volver a dormir.
O sus hermanos, que parecían más alterados que él y se ofrecieron, sin que él lo pidiera, a llevarlo a la escuela, sin importarles ni un poco lo mucho que él se negó.El realmente no quería llamar la atención en su primer día, realmente no. Ya era suficiente ser un omega masculino, porque, vamos. Haciendo las mismas cuentas que su madre dijo, en 100 personas hay aproximadamente 17 omegas, en esos 17, 5 son masculinos.
Pero cualquier intento fue en vano, ya que ahora estaba aquí, en la extremadamente lujosa y llamativa limusina de su hermano.
Porque al parecer se esfuerzan en arruinar todo lo que planea.Así que las miradas sobre él cuando bajó del auto no le sorprendieron.
Sin embargo tuvo que voltearse con horror cuando escuchó la puerta del piloto abrirse. – ¡Puedo ir sólo desde aquí! – Dijo Tobio, alterado por lo sumamente vistoso que era su mayor con ese traje y lentes negros. Además de que el olor característico de tabaco no lo hacía menos atractivo.
– ¿De qué estás hablando? Te traje por una razón, no voy a dejar que los alfas se te acerquen, Tobio. – Regañó Daisuke.
Tobio frunció el ceño. – ¡Puedo cuidarme sólo! No necesito tu protección, Dai.
Daisuke se cruzó de brazos. – ¿Terminaste? Podemos hacer esto todo el día, pero no entrarás sólo.
– Hagamos un trato... – Comenzó Tobio, viendo que discutir era un camino sin salida. – Llévame sólo al gimnasio. Es temprano de todos modos, jugaré un rato. – Hizo un puchero y una voz más suave de lo normal. Porque cuando dijo "se cómo funcionan los alfas" no estaba bromeando.
Daisuke suspiró y Tobio supo que lo había hecho bien. – Tú ganas.
Y después de tanto drama, Tobio estuvo sano y salvo en el gimnasio, que, afortunadamente, estaba vacío. – Hasta luego. – Se despidió Tobio agitando su mano e ignorando cualquier cosa que su hermano tuviera que decir.
Finalmente estaba en su lugar feliz. Con un balón en sus manos y una sonrisa en su rostro.
Lanzó el balón y saltó para golpearlo...Eso era lo que planeaba antes de escuchar un grito desde las puertas del gimnasio. La pelota calló sobre su cabeza al mismo tiempo que el chico gritaba algo sobre "¿qué es lo qué haces aquí?" O algo parecido. Estaba algo aturdido por el golpe.
Logró observarlo mejor después. Cabello naranja y esponjoso, ojos café, menos de 1.70 y... ese peculiar olor a mandarinas.
– ¡No creo que recuerdes al equipo que vencieron en el primer partido! – Exclamó.
Pero Tobio lo recordaba perfectamente. ¿Cómo no podría hacerlo? Si no era ni más ni menos que el alfa con habilidades sorprendes que, de todos modos, era pésimo el en voleibol.
– Te recuerdo. – Interrumpió. – Incluso si no podía sentir tu olor con claridad en ese entonces, dabas asco. No puedo olvidar a alguien que era realmente malo jugando.
El chico bufó. – ¿Te estás burlando? ¡Me prometí vencerte! ¿Qué haces aquí? ¡Sí estamos en el mismo equipo no puedo ganarte!
Tobio suspiró, arrepintiéndose al instante, el aroma de las mandarinas ahora era más ácido. Y, aparentemente, los parches de olor estaban cumpliendo su trabajo para no alterarlo más con su olor omega. Sólo necesitaba un poco para poder respirar con normalidad.
– No interesa porqué estoy aquí. – Siseó. Su contrario no estaba a gusto con esa respuesta tan simple, por supuesto que iba a objetar, antes de que Kageyama pusiera una mano en el hombro del chico. – Cálmate. – Dijo mientras forzaba su voz a ser más relajada, casi cantada.
El chico calló al instante. – Yo... ¡Hinata Shōyō!
Tobio alzó una ceja, no esperaba ese tipo de reacción. Bueno, al menos no estaba tan alterado como antes.
Entonces, el mencionado como Hinata, salió de su trance. – Espera ¿qué fue ese olor-
– ¡Oi! ¡Los nuevos están aquí! – Interrumpió una voz ronca, de nuevo, desde la puerta del gimnasio. ¿Es que todos en este lugar tenían que gritar antes de entrar?
– No hace falta que grites, Tanaka. – Reprochó otro, mientras el último acompañante sólo reía.
Todos alfas. Su nariz comenzaba a picar.
Poder distinguir de dónde venía cada olor anteriormente hubiera sido difícil. Pero ahora, con tan sólo haber inhalado una vez podría saberlo.
Eucalipto del que regañó al tipo rapado y este último era coco.
Mientras que el que reía tenía una extraña mezcla de menta y té de manzanilla.Tal vez los olores hubieran sido agradables por separado, por supuesto no era así, y tenía que sacrificar a su olfato ante esa molesta combinación de olores.
Y eso vendría siendo sólo el primer problema. Con tantos alfas cerca, su lobo amenazaba a emocionarse, y le resultaba tan desagradable la idea de comenzar a esparcir su aroma hasta dejar el gimnasio oliendo a un bosque tropical. Lo que sería ridículo además de sumamente vergonzoso.
Pero Kageyama Tobio no era un omega que se dejaría ir tan fácilmente. Si su lobo quería humillarlo así, entonces que peleara más fuerte, porque, ese día no iba a estar cerca.
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𝗯𝗼𝗲𝘁𝗵𝗶𝗮 ━ kageyamabowl
Fanfiction"Los omegas no juegan deportes, son delicados, van detrás de alfas y están hechos para ser protegidos" Kageyama Tobio, un omega, piensa ¿qué clase de mierda es esa? • contenido +18