𝗞𝗘𝗘𝗣 𝗖𝗔𝗟𝗠

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El semana dorada de entrenamiento se apresuró por llegar

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El semana dorada de entrenamiento se apresuró por llegar.
Su lugar de hospedaje era una caballa... ruinosa, estropeada, destartalada, y muchos adjetivos en donde ninguno era sinónimo de "elegante". Pero con todo el equipo dentro... se volvió acogedor rápidamente.

Las habitaciones fueron divididas por alfas y betas. Los seis alfas divididos en dos habitaciones, la más grande adueñada por los dos alfas de tercer año y Tanaka; la otra fue entregada a Nishinoya y los alfas de primer año (aunque no creo que haya sido una buena idea poner a Tsukishima aquí, Kageyama casi siente pena por él).
Los tres betas de segundo año fueron puestos en una misma habitación, mientras que Kageyama, Yamaguchi y Asahi tomaron otra aparte.

Era tarde, el primer día terminó rápido. El plan era únicamente descansar y estar listos para el día siguiente e iniciar con energía.
Pero ciertos alfas no tenían eso en su horario.
Nishinoya, Tanaka y Hinata aparecieron en su dormitorio con sonrisas gigantes. Un suspiro salió de los labios de Asahi escondiendo la cabeza antes de que pudieran decir algo.

– ¡Noche de manada! – Gritaron los alfas de segundo año, y luego un "¡eso es!" un poco demasiado entusiasmado de parte de Hinata.

– ¿Noche de manada? – Cuestiona Yamaguchi con una risa nerviosa.
Kageyama mira a Asahi ser aprisionado por Nishinoya y no puede evitar querer huir de la habitación.

– Para crear lazos fuertes y así vencer juntos a los enemigos. – Dice Tanaka mientras pone las manos en sus caderas e imagina que sus palabras son emotivas (no lo son, está claro).

– No creo que sea una buena idea. – Argumenta Asahi. – Daichi se molestará.

Nishinoya se cruza de brazos – ¡Hmph! – Se queja.

– ¿No dejaste la habitación de Daichi-san? Ellos no tardarán en saber que te desviaste del camino, Tanaka-san. – Kageyama responde adormilado para después bostezar. Los viajes le dan sueño y el entrenamiento después de eso sólo le hizo desear enrollarse en las matas y descansar de una buena vez.

Con los ojitos medio cerrados, no puede darse cuenta de las miradas cariñosas que le fueron dirigidas por parte de alfas y betas. Sin embargo, su nariz se arruga ante los olores inesperadamente más dulces de los alfas. – Ustedes necesitan dormir, Tanaka-senpai, Nishinoya-sepai. Tú también, Hinata. – Por fin logra abrir sus ojos un poco cuando logra observar con confusión las mejillas coloreadas y los ojos brillosos de los tres alfas.

Ellos asienten efusivamente antes de responder al unísono. – ¡Lo haremos!

– Descansa, Kageyama – Canturrea Hinata antes de cerrar la puerta.

𝗯𝗼𝗲𝘁𝗵𝗶𝗮 ━ kageyamabowlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora