𝗖𝗢𝗙𝗙𝗘𝗘

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No, no, no

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No, no, no.

No puede pensar con claridad. Siente su rostro arder y cada pensamiento es ensordecido por sus propios comentarios negativos.

Su equipo lo está esperando afuera. Pero no puede aguantar los olores pesados en ese momento.
Es vulnerable a lloriquear y dejar que su lobo busque cómo calmarse.

Su cuerpo duele, pero no puede estar seguro de si se debe al esfuerzo de su cuerpo, a su lobo queriéndole decir algo o a la simple culpa y fatiga que llena su mente.

Está lavando su rostro y cabeza en un intento de que el agua ahogue todo lo demás. Cuando termina, sólo ve su rostro gotear y las puntas de su cabello empapadas.
Toma la toalla azul de su bolso que siempre carga consigo y la pone en su cara para que absorba el agua. Mientras está en eso la puerta suena y un grifo de agua se abre a su lado. No puede ver quién es hasta que se quita la tela de los ojos.

Y deseó no haberlo hecho.

Oikawa Tooru está a su lado. Haciendo nada más que lavarse sus manos y mirarlo a través del espejo que tiene enfrente.
Tobio está por salir, está, obviamente, huyendo.

De alguna manera, porque Tobio no pudo darse cuenta, su espalda ahora está contra el lavabo y los brazos de Tooru lo encierran por los lados.
El olor a café hace que su lobo salte de un momento a otro, Tobio sólo pudo sostener el lavabo detrás de él con fuerza.

La mano mojada de Tooru pasa por su nuca, algunas gotas se deslizan por la mano hasta la espalda de Tobio, dejando un recorrido frío que hace que el omega casi tiemble.
Los ojos de Tooru no quieren dejar ir los suyos, y Tobio lucha por no apartar la vista y dejarle saber lo vulnerable que está.

Pero la mano detrás de su cuello se desliza por su glándula de olor. Las piernas de Tobio se sienten débiles de repente.
Oikawa Tooru seguramente ha hecho esto antes con alguna que otra omega bonita. Piensa para dejarle saber a su lobo que esto, lo que sea que Oikawa haga, no es especial. No significa nada.

Y luego Oikawa pronuncia su nombre con esa brusquedad y una sutil suavidad al final. Dejándote cuestionando si susurró o gritó, ¿y qué importa?

Tobio

Tobio se muerde el interior de su mejilla para evitar un suspiro. Su corazón alborotado, sus piernas traicionándolo y Oikawa mirándolo así. Parece estar contemplando todo el rostro de Tobio y en lapsos de cada 8 segundos el alfa inhala extasiado.

– No estás marcado, ¿verdad, Tobio? – Pregunta retóricamente. Es obvio.
No hay nada en su cuello que cubra el olor de Tobio aunque sea un poco. – ¿No quieren marcarte? Es una lástima.

Tobio se estremece. Sabe que no es cierto. Daichi, lo dijo. Su capitán quiere hacerlo.
Pero no tiene porqué decirle eso a Oikawa, y de todos modos, no tiene fuerza suficiente como para soltar algún vocablo.

𝗯𝗼𝗲𝘁𝗵𝗶𝗮 ━ kageyamabowlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora