𝗕𝗥𝗘𝗔𝗞 𝗣𝗢𝗜𝗡𝗧

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Kunimi tiene tantas cosas pasando por su mente

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Kunimi tiene tantas cosas pasando por su mente. Se vuelve un experto en divagar y evitar cualquier cosa prospecta a darle fatiga.
Se arrepiente de vez en cuando, como todo el mundo, tal vez desea haber hecho lo que no hizo.
Sabe que el tiempo es corto, el sol se esconde rápido y la luna es sólo un beso fugaz.

No espera mucho, las cosas que le emocionan son pocas. Tiene lo que podría querer y si no lo tiene se conforma, y ha estado bien así.
Conformarse con lo que tiene porque tiene exactamente lo que debería.
Kunimi no anhela imposibles.

Es un beta, con una familia estable, amigos. Todo está como debe de estar y no hay lugares que deba llenar.
Excepto que últimamente no se siente como debería. Un deseo codicioso que sabe que siempre estuvo ahí, pero nunca hizo nada.
No había chance, de todos modos.

Y, recientemente, hay palabras que no dejan de repetirse en su mente.

Adelanta, logra, avanza.

Le da gracia pensar la similitud de ellas a las palabras que están en su lista de odio. O, a la persona que causó que las odiara aún más.

Piensa que, aunque avance, no hay un lugar a donde llegar.
Es un beta. ¿Cuál es el camino que tiene que recorrer? ¿Qué es lo que quiere? Y... ¿por qué no ha intentado averiguar?
Tal vez no quiere saberlo, tal vez ya lo sabe.

Es inútil mantenerse en el medio e inconscientemente lo ha hecho toda su vida. Así es como termina al final.

Sus pasos perezosos mientras va por los pasillos del ruidoso gimnasio. Sus ojos hacia abajo, en las agujetas blancas de sus tenis deportivos grises. Un intermedio entre blanco y negro, se da cuenta y suelta una risa melancólica.

Su hombro choca bruscamente contra alguien y su ceño se frunce. Voltea y no espera enfrentarse con él.
Su garganta se seca, puede sentir sus manos temblar.

– Kageyama... – Jadea. Su corazón se acelera cuando los ojos azules le dirigen toda su atención.

Siempre fueron así de profundos, bonitos. Tienen ese mal hábito de clavarse en los ojos de la persona que tenga enfrente. Un Tsunami en sus ojos arrasando con todo.
Kunimi no adoraba muchas cosas, pero esos ojos, cada luz reflejada en ellos era placentera.

– Lo lamento. – Dice Kageyama y Kunimi no sabe cómo debería de interpretarlo.
Probablemente es por el choque de antes, pero se siente más significativo que eso.

– Supongo que la culpa es de ambos. – Responde. Mantienen ese juego no obvio entre los dos.
El silencio no ensordece. Parece que tienen mucho que decir pero nadie dice nada.

Akira mira las manos de Tobio; ahora, justo en este momento, Kunimi sabe exactamente lo que quiere.

Kunimi es un experto en divagar y evitar cualquier cosa que le cause fatiga. Pero yo ya he escrito eso antes, y Kunimi ya sé lo ha repetido y se ha arrepentido más veces de las que yo podría relatar.

𝗯𝗼𝗲𝘁𝗵𝗶𝗮 ━ kageyamabowlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora