Epílogo

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-... Won-ah... -Escuché una voz femenina-. Ji-won-ah. La clase ya terminó.

Era Hana.

Levanté la cabeza del escritorio y apreté los ojos cuando percibieron la luz del sol.

-¿No dormiste bien anoche?

-Yo... No mucho-. Mentí. Había dormido lo que debía. Viernes había dormido hasta doce horas. Menos mal mis padres habían salido a hacer unas compras y Ji-Young había salido con sus amigas, de lo contrario todos se hubieran asustado al ver que no despertaba a la hora de costumbre, que fines de semana es normalmente a las nueve de la mañana.

-¿Otra vez te desvelaste dibujando? Sabes que ya sé que eso es lo que haces cuando no sales conmigo o más bien, es lo que haces casi todo el tiempo.

Se cruzó de brazos.

Yo todavía estaba tratando de asimilar en dónde estaba.

En realidad, por alguna razón desconocida, me sentía extremadamente cansada y me dolía todo el cuerpo, como si me hubiera atropellado un camión. Pero no recordaba haber salido a hacer ejercicio y recordaba haber dormido bien los últimos dos días. Aunque el sábado en especial desperté con un dolor de cabeza y de estómago horribles. Me pregunté si quizá la cena me había caído pesada o si había comido algo descompuesto. Pero por más que tomé medicina no funcionó. Además, sentí una fuerte presión en el pecho, como si me estuviera quedando sin aire y me estuvieran estrujando el corazón.

El dolor de estómago desapareció al día siguiente, al igual que la presión en el pecho, pero de vez en cuando aún me pulseaba la cabeza y se me estrujaba el corazón. Bueno, no estaba segura de que fuera el corazón, quizá tenía un pulmón perforado o me había roto una costilla, aunque eso sería casi imposible dado que ese fin de semana, por la misma razón que no me sentía bien, me salté el entrenamiento de taekwondo y el fin de semana anterior no me había lastimado tanto, ya sabía cómo defenderme. Además, un golpe se siente en el instante, es decir, es hasta que el cuerpo se enfría, pero no pasan días hasta que se sienta el dolor.

-Ya en serio, ¿estas bien? - se acercó con rostro preocupado-. Te ves pálida.

Al haberse aclarado mi vista observé por un momento el anillo en mi mano, que no recordaba haber comprado ni que me hubieran regalado, simplemente desperté con él en mi dedo anular, lo cuál era extraño, no sólo porque apareció por arte de magia sino también porque apareció justo en el dedo en el que normalmente se pone el anillo de compromiso o de boda. Decidí no quitármelo, era muy hermoso como para guardarlo en un joyero, pero no tenía ni la más pálida idea de cómo lo había adquirido.

Las gemas azules y blancas brillaban y reflejaban la luz del sol.

Asentí y me levante de mi asiento.

No era mi intención perderme la clase, es más se supone que debía poner más atención si quería mejorar mis notas, pero es solo que me dolía tanto la cabeza que me recosté un momento sobre el escritorio y sin querer me quedé dormida.

-¿Estas segura? Porque si me entero que no estas bien y fingiste estarlo te ganas un largo sermón de mi parte.

Sonreí. ¿Qué haría sin mi mejor amiga?

-Está bien mamá- bromeé.

Puso los ojos en blanco.

-Bueno ya, vamos que hoy cocinarán Tteok-bokki en casa y no quiero que Oppa se lo acabe todo y solo me deje las sobras. Ya sabes que es mi comida favorita.

Nos pusimos en marcha.

-Puedes venir a comer con nosotros si quieres. Tal vez así le da pena a mi hermano y se controla mejor para no comer tanto.

ICE PRINCE [ENHYPEN - Sunghoon - FANFIC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora