Capítulo 33

1.5K 170 192
                                    

Jaque.

El entrenamiento intensivo había dado resultado. Por fin había vencido al príncipe.

Apuntaba hacia su cuello con la espada en llamas mientras respiraba agitadamente.

Uno de los días que practicábamos y por accidente quemé el mango de una de las espadas, Sunghoon buscó entre las que tenía guardadas de su padre y encontró una antigua, que parecía medieval, con empuñadura de metal. Así si ocurría algún otro accidente no la destruiría, pero al utilizarla me di cuenta de que era especial.

El metal es conductor del calor, pero al exponerse a una temperatura bastante elevada se funde. De esa forma es que fabrican las espadas, funden ligeramente las barras de metal y les dan forma, las pulen y afilan. Así que de todos modos no era seguro que fuera a resistir mis poderes, pero sorprendentemente, no sólo soportó sino canalizó ese mismo fuego y se extendió por toda la espada.

Era como si hubiera sido hecha específicamente para alguien con poderes de fuego. Incluso tenía grabada una inscripción en la guarda que leía “Ignis Bellatrix” pero no entendía nada porque parecía estar en latín.

Ninguno de los dos comprendía como funcionaba o sabía quién la había fabricado, con qué propósito y cómo había llegado esta espada a la colección de armas que tenía su padre pero lo importante era que se adaptaba a mi.

El chico también respiraba rápidamente, pero con las manos en alto, aceptando su derrota. Su espada había volado hacia alguna parte en el suelo, lejos de él.

Por poco logró engañarme durante el breve momento en que fingió rendirse. Lanzó una ventisca hacia mí a la cual yo rápidamente contraataqué con una llamarada luego de guardar la espada en mi cinturón. Se podía ver cómo chocaban ambos elementos, tratando de ganar terreno sobre el otro hasta extinguirlo. Al final, ambos estábamos tan agotados que decidimos acabar la pelea ahí.

Caímos al suelo, exhaustos.

Había dejado de ser una simple lucha de espadas y se había convertido en una batalla donde peleábamos con todo lo que teníamos.

—Admitirlo hiere mi orgullo pero has progresado bastante—comentó entre jadeos.

—¿Tienes envidia de que lo logré en poco tiempo? —dije para molestarlo.

—Negarlo sería mentir, pero en realidad me siento más orgulloso de ti.

Me cubrí la cara. De todas formas no me veía, tenía la vista fija en el cielo.

Si de por sí no podía responder a los cumplidos, mucho menos a los que él me decía.

Nos mantuvimos unos minutos en silencio, hasta que él habló de nuevo.

—Te admiro.

—¿Eh?

—Es decir, lograste aprender y casi dominar tus poderes, a volar a tu dragón y a luchar con espadas. Te adaptaste a un mundo que no era el tuyo y encima ayudaste a aquellos chicos y a mi.

Tenía razón, sin darme cuenta había logrado muchas cosas.

Suponía que era ese sentido de deber que tenía dentro de mí, que me hacía llegar más lejos, a alcanzar los objetivos que me propusiera y a ayudar a los demás, a ver a cada uno como alguien importante.

—Bueno, creo que todos tenemos cualidades para admirar en otros—respondí.

—¿Y cuáles son las mías?—preguntó de pronto, así que fui sincera.

—La forma en que cuidas y proteges a Yeji, cómo te mantienes fuerte después de la muerte de tus padres o de todas las veces que alguien ha intentado hacerte daño. Tu concepto de justicia e igualdad de oportunidades para todos. No subestimas a nadie y sabes reconocer cuando alguien es mejor que tú o que está haciendo las cosas bien.

ICE PRINCE [ENHYPEN - Sunghoon - FANFIC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora