ICE PRINCE [ENHYPEN - Sunghoon - FANFIC]

Capítulo 11

¡Vamos! ¿Por qué ahora no funciona? Ugh.

Había intentado innumerables veces repetir lo mismo que hice cuando le grité al príncipe, sacar llamas de la palma de mis manos, pero justo ahora ese recuerdo parecía un espejismo. Ya no podía decidir si en realidad había pasado o si fue mi imaginación.

Sin embargo, si fuera mi imaginación, no estaría aquí encerrada en estas tres paredes de hielo.

Y digo tres porque aunque las barras que me encarcelaban eran de hielo también, no era una pared como tal.

Yo misma no podía creer lo que había hecho.

¿Yo? ¿Con poderes? ¿Capaz de arrojar fuego?

Todo parecía salido de una película de ciencia ficción. Pero era real. Lo había sentido en mis manos.

Fuego que salía de mi, sin quemarme y a mi voluntad.

Bueno, creo que la parte de a voluntad aún debía averiguarla.

Solo de pensarlo me producía sensaciones distintas. Emoción que como un niño cuando aprende a caminar, estaba aprendiendo algo sobre mí que no sabía. Aunque era claro que era temporal. Solo mientras me mantuviera en este mundo. En el otro lado no hay nada parecido a poderes como estos más que en efectos especiales de películas de acción y fantasía.

Pero a la vez estaba asustada, porque como decía el buen Ben Parker, "un gran poder viene con una gran responsabilidad".

Por lo que me habían comentado de las personas con poderes, eran pocas y se supone que les eran dotados con el fin de mantener la paz entre los pueblos elementales. Me aterrorizaba cargar con tal responsabilidad. Ya era suficiente con haberme echado encima la carga de las vidas de todos los habitantes del continente.

Y no sólo era eso. Si de verdad tenía poderes de fuego, eso quería decir que quizá, en efecto, fuera la supuesta guerrera de fuego.

Yo no soy una guerrera, no me parezco en nada a todas esas heroínas que he visto en las películas que enfrentan y superan sus debilidades con valor, son temerarias, valientes y dispuestas a arriesgar todo por el bien común. No cumplía con todos esos requisitos. No merecía el título de la legendaria guerrera de fuego que, según hablaba el relato, defendería y salvaría a todos, derrotaría a su adversario y haría que el bien triunfará en esta tierra. Se escuchaba demasiado irreal para tratarse de mí, alguien ingenua, cobarde como cuando huí de los ladrones, lo suficientemente torpe como para dejar que se escapara su caballo y perderse dos veces en un bosque temblando de miedo y de frío a punto de congelarse.

Me negaba a aceptar la idea de que yo fuera ella.

De ninguna manera.

Escuché unos pasos fuera de la celda y volteé la vista hacia la pequeña ventana.

Parecía ser ya medio día.

Aquí venía de nuevo.

Paró delante de la reja y con un ligero movimiento de mano, una parte del hielo se derritió, creando una entrada para que pudiera pasar. Ya dentro, volvió a cerrar con hielo, previendo el incidente del primer día.

Digamos que yo no soy de las personas de mantenerse tanto tiempo en un mismo lugar y me había hartado de solo ver hielo.

Ah eso y quería mi libertad, por supuesto.

Suspiró pesadamente.

—¿Por fin vas a hablar? ¿O estoy perdiendo mi tiempo? —dijo con un tono gélido e impaciente.

—¿Qué más quieres que te diga? Ya te he dicho todo lo que sé—respondí, hastiada de la misma conversación.

—Me refiero a la verdad, no a una historia que te inventaste para salir de aquí como si nada.